(Un texto de Anna Tomás en el suplemento dominical del Periódico de Aragón del 11 de agosto de 2019)
Tres son los pilares fundamentales para una supervivencia básica: alimentación, hidratación y descanso. De este trío esencial, el más importante es el agua, dado que compone más del 60% del cuerpo humano y es vital para su funcionamiento. Su constante ingesta invita a reinventarla una y otra vez.
Actualmente hay una gran variedad de aguas en el mercado, desde las minerales embotelladas, con o sin gas, hasta una amplia oferta con sabores diversos. Pero más allá de estas últimas, que no dejan de ser una alternativa a los refrescos de fórmula secreta y sin valor nutricional, encontramos también otras combinaciones con diversas propiedades saludables.
Son la nueva sensación, dado que “aunque su coste es superior, no engordan y añaden una chispa de sabor al agua que tomamos a diario, haciéndola tan apetecible como los refrescos embotellados, pero de un modo mucho más sano”, explica Betina Pons, relaciones públicas de distintas marcas de consumo y entretenimiento.
“Una cosa está clara, hidratarse no ha de ser sinónimo de aburrido, y si bien hoy en día las versiones light de muchos refrescos siguen vendiéndose prácticamente como antes, las marcas que producen y comercializan agua con añadidos naturales han pasado de ocupar un 10% a un 38% del lineal de supermercados convencionales y de un 55% a un 86% en establecimientos de certificación ecológica”, remarca Gabriel Palacios, profesor del área de márqueting de la Escuela de Diseño y Moda-IED de Barcelona y autor de diversos estudios sobre marketing.
El aloe vera es una de las plantas medicinales por excelencia por sus propiedades antiinflamatorias, bactericidas, antioxidantes y depurativas, que ayudan a eliminar los desechos de las células y a reactivar el sistema inmunitario. El consumo de este agua ayuda a desintoxicar el intestino y a estimular el crecimiento celular.
El agua de tuna o higo chumbo ayuda a reducir el colesterol. También contribuye a reducir la presión arterial por su alto contenido en clorofila natural, que aumenta los niveles de oxígeno en sangre y así ayuda a eliminar los triglicéridos. Su contenido en vitaminas A, B, B2, B6, C y aminoácidos aumenta el número de glóbulos blancos y, por tanto, potencia el sistema inmunológico.
Sin lugar a dudas, el agua de coco natural, sin aditivos ni edulcorantes, es una bebida baja en sodio y rica en potasio ideal para rehidratarse. Además, aporta una cantidad considerable de fibra para combatir el estreñimiento.
Es rica en minerales, potasio y antioxidantes y, aunque tiene un sabor ligeramente dulce, es baja en azúcares. Una ligera pasteurización permite su conservación sin que pierda demasiadas propiedades saludables, lo que justifica el éxito de su comercialización en Estados Unidos y muchos países europeos.
El kéfir es una colonia simbiótica de microorganismos, bacterias y levaduras que puede fermentarse tanto en agua como en leche. Es un alimento probiótico, capaz de reforzar el sistema inmunológico, de mejorar la digestión y que facilita perder peso.
Agua extraída en mar abierto, en Eivissa y Formentera, que es filtrada, esterilizada y envasada con todos los nutrientes, minerales y oligoelementos. Para beberla, se mezcla en proporción de una parte de agua de mar con tres de agua mineral, obteniendo así una bebida isotónica muy saludable, ideal para recuperar los minerales que se pierden con la actividad diaria y, especialmente, tras la actividad deportiva.
Los preparados a base de arce son muy populares en Estados Unidos, empezando por el sirope. Se le atribuyen propiedades adelgazantes. Según un estudio publicado en el Journal of Functional Foods, el jarabe de arce comercializado puede ser considerado una bebida funcional, ya que su composición química no se ve afectada por los procesos de pasteurización.
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