jueves, 6 de junio de 2019

Soja texturizada, la carne para veganos


(Un texto de Anna Tomas Moreno en el suplemento dominical del Periódico de Aragón del 24 de marzo de 2019)

Las tendencias abarcan a todos los ámbitos de la vida cotidiana, de modo que también la gastronomía está sujeta a estas fluctuaciones de consumo debidas a modas más o menos pasajeras. Pero algunas, pasado ya el momento de ser consideradas como tendencia, parecen haber llegado para quedarse.

Es el caso de la soja texturizada, que para muchos practicantes de dietas vegetarianas o veganas se ha convertido en su nueva carne, de ahí que se conozca popularmente como carne de soja o carne picada vegetal. Se obtiene a partir del refinado del aceite procedente del prensado de las habas de soja. Este procedimiento crea unos residuos sólidos que se aprovechan para elaborar la harina de soja, la cual, a su vez, se somete a un proceso de extrusión durante el que se moja, se calienta con vapor de agua destruir los componentes tóxicos de la soja cruda y eliminar su sabor amargo y se obtiene, finalmente, un producto sólido que debe ser enfriado y secado antes de su comercialización. Un proceso absolutamente natural que no emplea aditivos químicos ni colorantes de ningún tipo.

En cuanto a sus valores nutricionales, es un alimento con que se muy bajo contenido en grasas saturadas y sal, contiene mucha fibra, es muy rico en proteínas y no contiene azúcares. Cien gramos de soja texturizada contienen 52 gramos de proteínas, cantidad que significa aproximadamente un 108% de la cantidad diaria recomendada (CDR) de proteínas, así como 331 gramos de carbohidratos y 16 gramos de fibra, además de cantidades notables de calcio, potasio, fósforo, hierro y vitaminas del grupo B. En cambio, sólo contienen poco más de un gramo de grasas y su aporte calórico es de 340 kilocalorías.

Por todo ello está muy recomendada en las dietas para adelgazar y, además, tiene otras propiedades beneficiosas para el organismo. Según un estudio publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry de Estados Unidos, la soja texturizada contiene una apreciable cantidad de isoflavonas con función antioxidante. Al ser consumidas y llegar al intestino, las isoflavonas se combinan con las bacterias intestinales para transformarse en una hormona antioxidante que ayuda a prevenir el cáncer. En la cocina, la soja texturizada es muy versátil. Se emplea como sustitutivo de la carne en pizzas, hamburguesas, lasaña o salsas de tipo boloñesa; también en cocidos, brochetas o en filetes, que pueden constituir el plato principal de una comida y acompañarse de verduras, patatas o cualquier otra guarnición.

domingo, 2 de junio de 2019

Catalina de Médici y las alcachofas en Francia

(Leído en www.portalsolidario.net)

La llegada de Catalina di Medici a la corte francesa supuso el enriquecimiento no sólo de las arcas francesas gracias a su enorme dote, sino también el enriquecimiento de la cocina francesa. Cuentan las crónicas que con Catalina viajaron al país galo cocineros y someliers elegidos de entre los más famosos de Italia, ya que por su educación Catalina era amante de la buena mesa. Cuentan que con su llegada se introdujeron en Francia los famosos sorbetes italianos, y como no, sus famosas pastas.

A lo largo de la historia han sido los mismos cocineros franceses, por ejemplo Antonin Carême, los primeros en admitir la gran influencia de la reina Catalina di Medici en la gastronomía francesa. Con su llegada a Francia con motivo de su boda con Enrique de Valois llegaron también un gran número de cocineros que, por sus elementos y los condimentos que utilizaban enriquecieron grandemente la cocina francesa. Curiosamente hay que agradecerle a los cocineros franceses el hecho de que se hayan mantenido en uso, gracias a la introducción en su cocina nacional, muchas recetas que en Italia desde hace tiempo han caído en desuso.

Cuentan las crónicas que el cultivo de la alcachofa, introducido en Italia a finales del siglo XV, fue reintroducido en Francia en el siglo XVI gracias a la reina Catalina di Medici. Eso si, la elaboración fue totalmente novedosa, resultando un plato al que los franceses llamaron beatilles. Este planto, considerado un manjar, se componía de fondos de alcachofa con mollejas de ternera, riñones y crestas de gallo que, unas veces se servían conjuntamente y otras se presentaban con los fondos de alcachofas aparte y las distintas carnes en forma de patés. Según un cronista de la época este plato era considerado un afrodisíaco, y cuentan además que Catalina era famosa por comer de este manjar hasta casi reventar.
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