sábado, 31 de diciembre de 2022

La dulce farmacia de la colmena

(Un artículo de Marisol Guisasola leído en la revista Mujer de Hoy del 21 de julio de 2007)

Las personas que relacionan miel con salud están en lo cierto, porque se acumulan los estudios que corroboran sus propiedades. En cambio, las otras substancias de la colmena jalea real, propóleo y polen suenan a muchos como un producto para "adictos a herboristerías", en parte, porque hay quien les atribuye propiedades sin fin y los desacredita.

¿Qué dice la ciencia?

*Polen* Tanto recolectado de flores como de la colmena (es el principal alimento de las abejas), está repleto de nutrientes y fitoquímicos (substancias desarrolladas por las plantas para protegerse de plagas y otras amenazas). ¿Sus efectos? En un estudio, esta substancia trató eficazmente la prostatitis y el agrandamiento de próstata. En otro, ratones con cáncer de pulmón tratados con polen y quimioterapia sobrevivieron el doble que los tratados con quimio, pero sin polen. Una advertencia clave: viene de las flores, por lo que se desaconseja su consumo en alérgicos.

*Propóleo* Es un complejísimo material que utilizan las abejas para sellar sus colmenas (y los antiguos egipcios para momificar sus cadáveres). Muy rico en fitoquímicos, sobre todo en ácido caféico y flavonoides antioxidantes, concentra cada vez más interés científico. Un amplio estudio revela, por ejemplo, cómo el ácido cafeico del propóleo evita la formación de tejido precanceroso en ratas expuestas a sustancias cancerígenas. Por bien que suene, su mayor utilidad quizá resida en su poder antibiótico, sobre todo frente al Estafilococo aureus, esa bacteria que provoca tantas muertes hospitalarias. Tanto o más sorprende su eficacia contra ciertos virus (que los antibióticos no combaten) en concreto contra el virus del herpes simple tipo 1 y 2, ciertos parásitos y hongos e, incluso, en enfermedades que conllevan inflamación. Ya hay varios estudios que propugnan su utilidad en el resfriado, la candidiasis y la gingivitis.

*Jalea real* El alimento de las larvas que luego se convierten en abeja reina contiene una potente proteína, la royalisina, eficaz contra varias especies de estafilococos y estreptococos. Pero, además, también parece prevenir el cáncer. Investigadores japoneses transplantaron células cancerosas a dos grupos de ratones y dieron a uno jalea real. Los tumores de los que no tomaron la jalea crecieron el doble que los de los que la habían tomado, y la vida media se prolongó en una quinta parte. A la espera de que estudios con humanos corroboren esas propiedades, ¿quién se niega a tomar una dosis de este alimento de reinas?

sábado, 24 de diciembre de 2022

De la lombarda al cardo con almendras: Navidad gastronómica por España

 (Leído en escapada rural el 19 de diciembre de 2022)

https://www.escapadarural.com/blog/navidad-gastronomica-en-espana/?fbclid=IwAR1KEuzUsjH6qaMqik3dlPAStqYJYJ8JFUMGGie2KwsofVa2NIVdxfc02Jk

Un asturiano que celebre por primera vez la cena de Nochebuena en una casa madrileña puede llevarse una sorpresa mayúscula al encontrarse un plato de lombarda en el menú. Aunque le parezca mentira, esa col de color violeta es un clásico de la Navidad gastronómica en Madrid, junto al besugo al horno y el marisco. Por supuesto, la explicación hay que buscarla en la historia, que en España está muy ligada a la Iglesia católica.

Tradicionalmente y como sucedía en otras ocasiones como en la Cuaresma, el mandamiento de la institución religiosa marcaba que la Nochebuena debía ser lo contrario a lo que es ahora: un momento de abstinencia, en el que la carne estaba prohibida. Así se llegaba con el estómago ligero para festejar el nacimiento del niño Jesús, que podía comenzar después de la misa de gallo (se oficia antes de la medianoche del 24 de diciembre).

De ahí, que las verduras, el marisco y el pescado aún formen parte de la Navidad gastronómica. Generalmente, que cambien según cada comunidad atiende a la temporalidad de las cosechas así como la introducción de ciertos ingredientes que vino con el paso del tiempo. Por ejemplo, el besugo tiene tradición en la capital porque aguantaba bien el viaje de la costa al interior cuando la Revolución Industrial empezó a construir vías por el territorio estatal y el mar se acercó a la meseta.

Ese comensal asturiano estaría más acostumbrado a los entrantes de marisco –según el poder adquisitivo, claro–, el paté de cabracho, el lechazo de cordero al horno o pescado al gusto y, de postre, además de los clásicos turrones, les casadielles

Para quien no lo sepa, se trata de un dulce elaborado con masa de hojaldre o quebrada, relleno de nueces y avellanas molidas, azúcar y un chorrito de anís. Pueden hacerse fritas o al horno y son un clásico. ¿El origen? Pues hay quien las sitúa allá por tiempos de los romanos y quien las asocia con la gastronomía árabe, aunque nada está confirmado. En Asturias son invitadas fijas a la mesa navideña.

Sin embargo, una persona de Aragón o Navarra no levantará tanto las cejas cuando le sirvan un plato de verdura, aunque en su caso lo tradicional es el cardo.

Su recolecta empieza en noviembre, así que llega a la cena de Nochebuena en su momento álgido. En la primera comunidad se prepara a la aragonesa con una salsa que contiene almendras, mientras que en Navarra también puede competir por su sitio con borrajas o alcachofas con jamón o con almendras.

En La Rioja también son aficionados al cardo, aunque animado con bechamel y almendras. Y en Soria pueden presumir de tener uno propio: el cardo rojo de Ágreda.

Por supuesto, desde que los mandatos de la Iglesia católica dejaron de tener tanto peso en los menús, la carne hizo su aparición. En Aragón se profesa devoción al ternasco, mientras que en Castilla y León el cordero o el cochinillo son protagonistas. 

En Castilla-La Mancha la carne también tiene mucha importancia en la cena y la comida de Navidad, para desgracia de los vegetarianos. Aunque es posible que se les tenga piedad y puedan disfrutar de unas berenjenas de Almagro.

Si no, también pueden entregarse al vino de la tierra, también un asistente fijo al evento. En Extremadura, además del jamón de calidad, se estila la caldereta de cabrito y, con un poco de suerte, una Torta del Casar. En Jerez de los Caballeros, pueblo de Badajoz, tienen un postre tradicional de estas fechas llamado bollo turco que se hace con ralladura de limón, huevo, azúcar y almendra. Su origen data del siglo XVII.

Cabe destacar que la presencia de la almendra en muchas de las recetas navideñas se debe también a la estacionalidad. También se dice que el reservarlas para estas fechas –bien el formato de ‘turrón’ o como parte de las salsas– se debe a que se trata de un ingrediente de precio elevado, por lo que se guardaba para eventos especiales y así se quedó (siguen sin ser baratas). Por ejemplo, en Madrid la sopa de almendras también es un postre típico navideño.

De vuelta al norte del país, dos sorpresas: el bacalao con coliflor de Galicia y los caracoles de Cantabria. Estos últimos pueden prepararse a la montañesa con jamón, nueces y chorizo. Es un plato contundente, por lo que es recomendable no excederse con la cantidad para no pillar indigestiones. Sobre todo, teniendo en cuenta que de postre habrá torrijas sí o sí. En la comunidad gallega, además del plato de pescado y col, también es famoso el capón de Vilalba, un pueblo de Lugo en el que se crían los que tienen mejor fama (pueden llegar a costar más de 100 euros).

En el País Vasco no puede faltar el marisco a la mesa y tampoco un buen pescado como la merluza en salsa verde, por ejemplo. Aunque, por supuesto, la carne también tiene un sitio en la mesa. Entre los postres es típico el turrón de Soconusco (de Bilbao), la delicia de nata, crema pastelera y bizcocho llamada goxua (de Vitoria) o la clásica salsa de nueces llamada Intxaursalsa. En Andalucía también apuestan por el marisco, los embutidos y, por supuesto, los mantecados de Estepa y los pestiños para después de ‘lo salado’.

Fuera de la Península también se celebra la Navidad con platos típicos, por supuesto. En Canarias el gofio tiene que formar parte de la fiesta sí o sí y en la Navidad se utiliza para hacer polvorones. Además, en el equipo del postre también están las truchas de batata, que pese a su nombre nada tienen que ver con el mar. Se trata de unas empanadillas rellenas de almendra (¡sorpresa!), canela, anís y batata, también conocida como boniato. En Ceuta se cena sopa de picadillo y en Melilla se ponen las botas con los roscos y los borrachuelos, sus dulces típicos.

En la costa del Mediterráneo aparecen las tortas de pascua y los cordiales de Murcia (estos últimos muy propios de Torre Pacheco o Campo de Cartagena). Son unos dulces que posiblemente tengan orígenes árabes, aunque fueron las monjas de los conventos quienes les dieron la forma original, incluida la oblea que llevan en su base. 

En Cataluña el día de Navidad se hace la escudella i carn d’olla con sopa de galets, que vienen a ser como unas caracolas de pasta muy grandes. Con la carne que sobra de dicha comida, se prepara el relleno de los canelones típicos del día 26, San Esteban, que en la comunidad también es festivo. De postre, el tronc de nadal, un bizcocho tipo brazo de gitano y neules. Cava para brindar, por supuesto.

En las Islas Baleares también se comen los galets pero rellenos con carne en la sopa mallorquina. También se disfruta de la sopa de almendras y el pavo es la carne más solicitada en las carnicerías durante estas fechas. En Menorca, por ejemplo, tienen un dulce propio parecido al mazapán llamado cuscussó (por el nombre ya se pueden intuir sus orígenes árabes). Además, en Ibiza tienen su propia salsa de nadal, que se elabora con almendras, huevos, especias, caldo de carne y azafrán. Y en Formentera la salsa Mossona, hecha con almendras, avellanas, caldo de gallina y piñones. Se parecen, pero no son iguales.

La Comunidad Valenciana se sienta a la mesa el día 25 alrededor de su clásico putxero de nadal, que lleva de todo: garbanzos, pencas, gallina, ternera, zanahorias, nabos, patatas, piñones, perejil y canela, entre otros. De postre, más que en cualquier otro sitio, turrones de Jijona, peladillas de Casinos, mazapanes y pilota de nadal, un pastel de boniato muy tradicional.

Estos son solo algunos de los ejemplos de los platos de las comilonas de las que se disfrutarán –de una u otra manera en este 2021 del coronavirus– en las fiestas navideñas. Pero seguro que hay muchas más, así que los comentarios están abiertos para las sugerencias gastronómicas que se tercien.

 

 

domingo, 4 de diciembre de 2022

Tres ingredientes básicos de la cocina marroquí

 (Extraído de un artículo en el XLSemanal del 21 de febrero de 2021 sobre Nahat Kaanache)

RAS EL HANOUT

Significa ‘el estante más alto’. Aunque suele traducirse como ‘lo mejor de la tienda’.

Es una mezcla de especias muy sabrosa. La mezcla básica es: canela molida (1 cucharada de café, en adelante cc), comino (2 cc), cilantro molido (1 cc), jengibre (3 cc), pimienta de Jamaica (2 cc), pimienta negra (¾ cc) y sal (2 cc). Yo añado 2 cc de los siguientes ingredientes: clavo, cúrcuma, piel de limón y de granada deshidratadas, semillas de apio y de comino. Muele todo y consérvalo en un tarro de cristal. Úsala para casi todo. Por ejemplo: un guiso de ternera.

HARISSA

Es una pasta picante del norte de África.

Su ingrediente principal es la guindilla (el nombre viene del vocablo árabe herass, que significa ‘moler guindilla seca’). Una versión suave es esta: 500 g de pimiento rojo, de 1 a 4 guindillas, 6 dientes de ajo, 4 cucharadas de aceite de oliva y sal. Introduce todo en el horno durante 45 minutos a 120 grados. Deja enfriar y tritura finamente. Fríe a fuego medio durante 45 minutos, removiendo de vez en cuando. No lo tapes, debe quedar una pasta. En  un tarro esterilizado y cubierto con una fina capa de aceite, aguanta varios meses en la nevera.

Va perfecto con carne, pescado, ensaladas…

LIMÓN ENCURTIDO

La cocina marroquí no es nada sin nuestro orgullo nacional: el limón encurtido. Yo lo uso en platos dulces y salados. Especialmente los de la variedad etrog, el diamante de mi cocina. Son muy difíciles de encontrar. 

Para preparar el limón encurtido, o curado en sal en casa, utiliza limones biológicos. Solo necesitas unos 12 (400 g) y 3 kg de sal marina. Lava bien los limones y haz un corte profundo en forma de ‘X’ en la parte superior e inferior. Espolvorea ese corte con sal y cubre el fondo del tarro con más sal. Introduce los limones y cubre bien con sal. Déjalo, mínimo, cuatro semanas en un lugar oscuro y seco. Nunca en la nevera. Agítalos cada día para que la sal se distribuya. Perfecto para ensaladas, carne, pescado, verduras, un cóctel… Una vez encurtido, se pela y trocea, en rebanadas o en cuartos. Según el plato, usa también la piel (en tiras o picada).

jueves, 24 de noviembre de 2022

Patatas suflés

(La columna de Carlos Maribona en el XLSemanal del 30 de noviembre de 2020)

De los muchos recuerdos que nos quedan del restaurante Zalacaín, que anunció su cierre definitivo a principios de este mes de noviembre, uno de los más vivos es el de sus patatas suflés, que formaban parte de las señas de identidad de esa casa que fundara en 1973 el navarro Jesús Oyarbide y que ha sido durante casi medio siglo referencia de la alta cocina. Su cocinero Benjamín Urdiaín las bordaba. Y no había comida en que los clientes no las solicitaran, especialmente para acompañar aquel excelente steak tartar que se hacía en la sala, a la vista de los comensales. Mi amigo Cristino Álvarez decía de ellas que son la más aristocrática de todas las recetas que tienen a la patata como ingrediente. Hago mía su acertada definición. 

Como tantas otras cosas en la cocina, nacieron de una casualidad. El 25 de agosto de 1837, el cocinero francés Jean Louis Collinet preparaba un menú para Luis Felipe de Orleans. El tren se retrasó y el chef tuvo que retirar a medio hacer las patatas fritas que estaba cocinando. Cuando por fin llegó el rey, volvió a ponerlas al fuego, ya frías y reblandecidas, y para su sorpresa las patatas se inflaron y quedaron crujientes y ligeras. Así hasta nuestros días, convertidas en un bocado exquisito que, por desgracia, cada vez es más difícil de encontrar. Las de Zalacaín ya solo son un agradable recuerdo.

jueves, 10 de noviembre de 2022

De dónde vienen los huevos benedict

 (Leído en la revista CQ el 14 de abril de 2019)

Rescatamos las tres leyendas principales que se cuentan sobre la creación de este afortunado ejemplo de cocina norteamericana.[...]

Si algún sábado o domingo te has levantado tarde, posiblemente resacoso y con ganas de llevarte algo a la boca que resuelva de un golpe tu desayuno y tu comida, entonces es más que probable que conozcas los huevos benedict de primera mano. Ningún brunch con un poco de respeto por sí mismo puede dejar de incluir en el menú un plato que parece sofisticado, pero en realidad es tan sencillo como un muffin (también vale pan tostado) abierto por la mitad, un huevo pochado, bacon o jamón cocido y la famosa salsa holandesa recubriéndolo todo. De repente, ya dejas de tener hambre. Y, espera un momebto... ¿es posible que también tengas menos resaca?

Según el famoso restaurante neoyorquino Delmonico's, esa fue siempre la idea. Por si no lo conoces, este templo de la american cuisine fue el primer establecimiento de la ciudad que prometió alimentar a sus clientes durante las 24 horas del día, pues sus puertas no cierran nunca. Su carta asegura que los huevos benedict "fueron creados dentro de nuestros hornos en 1860", concretamente el mismo año que Delmonico's pasó de pastelería a restaurante. Serían, por así decirlo, su plato inaugural, y no ha dejado de figurar en su popular "power lunch" desde entonces.

Esta primera teoría tiene a su favor una prueba documental por la que las otras dos existentes serían capaces de matar: Charles Ranhofer, uno de los primeros chefs del resurante, publicó su receta personal para los Eggs à la Benedick en una fecha tan temprana como 1894, lo que la convierte en la primera referencia literaria a estos deliciosos huevos. El libro de Ranhofer, titulado 'The Epicurean', es considerado poco menos que la biblia de la cocina estilosa made in New York, luego muy poca gente se atrevería a llamar mentiroso a este cocinero..

Claro que hay quien sí lo hace. En 1942, la revista New Yorker publió una entrevista con el broker retirado Lemuel Benedict como parte de su legendaria columna 'Talk of the Town'. Aparte de hablar sobre sus días en Wall Street, este anciano contó la historia sobre cómo una buena mañana de 1894 irrumpió en el lobby del Hotel Waldorf y, un tanto desorientado, inició su camino hacia el restaurante. Lo que buscaba era nada más y nada menos que una cura para su resaca, razón que le llevó a pedir "una tostada con mantequilla, huevos pochados, bacon crujiente y un tarro de holandesa" nada más sentarse en su mesa. Benedict parecía tener las cosas tan claras que todo el mundo se sintió impresionado con su comanda, hasta el punto de que el Waldorf decidió incorporar ese plato al menú habitual del hotel.

Por tanto, aquí tenemos la segunda teoría : un broker resacoso apellidado Benedict improvisó durante una resaca descomunal durante el mismo año en que Ranhofer publicó 'The Epicurean'. De ser cierta, no tendríamos más remedio que aceptar que el chef de Delmonico's se pasó un día a desayunar por el hotel, vio los huevos benedictinos en su carta y procedió a copiarla para su propia cocina, sólo que cambiando la tostada con mantequilla por un muffin. ¿Confundido? Espera, que hay una tercera historia de orígenes.

En 1967, el New York Times publicó una carta escrita por un tal Edward P. Montgomery, en la que aseguraba que la receta fue un viejo secreto culinario que él recibió en persona de manos de su tío, un gran amigo del Comodoro Elias Cornelius Benedict. El tipo era casi la caricatura de un hombre de negocios neorquino de finales del XIX y principios del XX, sólo que su pasión por el dinero era superada por su pasión por la alta mar. La carta de Montgomery contaba cómo, cuando estaban en su yate, al comodoro y a su tío les gustaba desayunar unos buenos huevos pochados, si bien su forma de preparar la salsa holandesa era algo diferente a la de los demás.

(Oh, y por si te lo estás preguntando: la receta tradicional más aceptada suele incluir tres yemas de huevo, 150 gramos de mantequilla, un poco de zumo de limón, sal y pimienta. Lo bates y ya tienes una buena tarrina de orgullo holandés ).

De modo que hay tienes las tres leyendas principales que explican el origen de los huevos benedict. A nosotros se nos ocurre una suerte de teoría unificada : Delmonico's empieza a preparar una versión del plato antes que nadie, el broker resacoso la recuerda durante su desayuno en el Waldorf, el maître lo toma por un innovador y, tiempo después, E.C. Benedict se sorprende con el talento culinario de su amigo Montgomery, quien respeta demasiado al comodoro para decirle que la única razón por la que se le ha ocurrido preparar los huevos es porque luego puede convencerlo de que los ha bautizado en su honor. Sea como sea, están deliciosos. Eso es indiscutible.

 

 

 

lunes, 31 de octubre de 2022

Jengibre, para todos los gustos

(Un texto de Ramón Álvarez en el suplemento dominical del Periódico de Aragón del 15 de septiembre de 2019)

El jengibre qué consumimos es el rizoma o tallo subterráneo de la planta de igual nombre, originaria de los bosques tropicales del sur India. Desde siempre ha ido parte de la gastronomía de los países árabes, China o India debido a sus múltiples beneficios para la salud. Posee propiedades antiinflamatorias, antisépticas y reguladoras de la glucosa en sangre. Además, es un óptimo protector gastrointestinal a la vez que un remedio eficaz para combatir las náuseas.

Precisamente por sus beneficios ha ido incorporándose en nuestra dieta, especialmente en forma de infusión o en zumos, especialmente por parte de deportistas. Pero el jengibre tiene muchas más posibilidades culinarias que encantarán a quienes gusten de su sabor característico, intenso y algo picante.

BATIDOS. Los smoothies o batidos de diversas frutas de temporada adquieren un sabor muy especial y aumentan sus propiedades saludables si se acompañan con jengibre. Basta con añadir, a las frutas lavadas y cortadas, una o varias ralladuras de jengibre y mezclar todos los ingredientes en la batidora.

DULCES. El jengibre es perfecto para la confección de dulces. El bizcocho de jengibre es una de las recetas caseras habituales en Estados Unidos. En el norte de Europa las galletas de jengibre son tan populares que, cada año por Navidad, en Bergen (Noruega) se levanta el Pepperkakebyen, un pueblo en miniatura construido a base de galletas de jengibre.

ENSALADAS. Para dar un toque original a cualquier ensalada basta con rallar jengibre a la hora de aliñarla, como se hace con la trufa. Otro método de enriquecer el sabor de una ensalada es preparar una vinagreta, con aceite y mostaza, y presentarla en un cuenco para que cada comensal aderece su plato según sus preferencias.

OTROS PLATOS. Este rizoma puede usarse también carne y pescado. Desde pollo adobado en jengibre antes de cocinarlo hasta salmón marinado con jengibre y wasabi, pasando por una crema de tomate con jengibre y coco rallado o un atún con jengibre y naranja.

Hervido mejor que en infusión

Al tratarse de la parte dura de una planta, similar a una raíz, si preparamos cualquier tisana de jengibre como si se tratara de un té, cortando a rodajas los bulbos y dejándolos en remojo en agua caliente, extraeremos muy poco sabor y no aprovecharemos sus propiedades saludables. La mejor manera de prepararlo es, una vez cortado, ponerlo a hervir en agua durante 10 a 15 minutos y dejarlo reposar otros cinco antes de servirlo, colándolo y acompañándolo, según las preferencias de cada uno, con té verde, miel y unas cucharaditas de zumo de limón recién exprimido.

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