martes, 30 de marzo de 2021

Los raspados de frutas

(Artículo escrito por Juan Barbacil en el Heraldo de Aragón del 5 de septiembre de 2015)

Lo que en Europa son sorbetes, en muchas partes del mundo se conoce como raspados o 'raspaos' y las variantes son muchas y nunca iguales.

En mi primer viaje por Sudamérica, me llamó la atención la venta callejera de los 'raspaos'. Muchos carritos, muy sencillos, acumulan filas que la gente hace para comprar y tomar, mientras sigue su camino, un refrescante preparado a base de hielo y frutas. Da igual la condición de los compradores y se les ve desde con un traje de ejecutivo hasta con el mono de faena de un taller mecánico. Los raspaos son de una gran popularidad y, desde luego, muy baratos.

El hielo raspado es una gran familia de postres basados en el propio hielo hecho de virutas finas y condimentos dulces o jarabes. Por lo general, se añade el jarabe después de que el hielo se ha congelado y afeitado normalmente en el propio punto de venta. También puede ser añadido antes de la congelación del agua convertida ya en hielo. El postre que se consume en todo el mundo en diversas formas y maneras, podría tener su origen en los sorbetes pero no son exactamente lo mismo.

Según el Larousse Gastronómico, el sorbete es un "postre helado" que se distingue del helado propiamente dicho por el hecho de no incorporar ni materia grasa ni yema de huevo, por lo que resulta menos firme y con más grano que este. El ingrediente básico de un sorbete es un jugo o puré de frutas, un vino (champán), un aguardiente (vodka) o un licor y, a veces, una infusión (té, menta). Se le añade almíbar al que a veces se incorpora glucosa o azúcar invertido.

Durante la congelación, la mezcla debe batirse. Y resulta interesante repasar el 'Nuevo arte de cocina', de Juan Altamiras del siglo XVII, en el que vemos recetas como la "leche helada" o el "agua de Aurora". Dice la receta de ésta última: "Para doce vasos de esta agua, echarás una libra de azúcar y para esto es menester que los seis vasos sean de leche de almendras y los otros seis de agua de canela; los mezclarás, y el azúcar pondrás en la garapiñera todo revuelto, y la nieve, como a las demás aguas".

Por cierto que la garapiñera es una vasija que sirve para congelar los líquidos metiéndola ordinariamente en un cubo de corcho, más alto y ancho que ella, y rodeándola de nieve y hielo, con sal.

Algunos comentan que el primer hielo raspado está documentado en el año 27 antes de Cristo. Al parecer, el emperador romano Nerón mandó a sus esclavos a recoger la nieve de las montañas cercanas, que se condimentaba después con una mezcla de frutas y miel.

Según las mismas fuentes, en el Japón imperial, las cosas se fueron sucediendo de manera similar. Los ricos vivían en zonas cálidas que estaban cerca de las montañas cubiertas de nieve. Estos ricos enviarían a los pobres para recuperar la nieve, que la convertirían posteriormente en ricos sabores. Cuando los japoneses emigraron a Hawai, llevaron esta tradición con ellos.Acompañado de leche condensada, frijoles o frutas tropicales

En Canadá y Estados Unidos, se les conoce comúnmente como conos de nieve o bolas de nieve, que consisten en hielo picado o afeitado cubierto con jarabe de sabor a fruta dulce. En los barrios de Miami se venden a menudo en combinación con otros productos de confitería congelados en camiones y puestos de helados en toda la ciudad.

En la República Dominicana y muchos barrios dominicanos, a los conos de nieve se les llama yun yun. En Hawai, se les conoce como hawaiian shave ice o simplemente afeitado de hielo, donde la leche condensada y el frijol azuki se agregan a menudo como ingredientes, mientras que poner una bola de helado de vainilla en la parte inferior del cono es práctica común, al parecer debido a las influencias de Oriente y los proveedores asiáticos.

En México se llama una raspa o raspado, con una amplia gama de sabores de frutas y aromas mexicanos clásicos, tales como leche, picosito, chamoy, pepino, guanábana, guayaba, pistacho y tamarindo, entre otros.

En la mayor parte de Puerto Rico y sus barrios se llaman piragua, ya que están fabricadas con formas piramidales. En Bolivia se les conoce como shikashika y el hielo se obtiene de las montañas cercanas, al menos antes.

En Chile se llama mermelada con hielo; es una curiosidad local que se consume ampliamente en Rancagua, en el centro de Chile, en lugar de llevar saborizante llevan auténtico jugo de frutas. En Colombia, Panamá y Venezuela se les llama raspados o raspaos y también están cubiertos con la leche condensada y sabores frutales. En El Salvador y otros países de la región, se les conoce como minutas.

En Guatemala se les llama granizada y están cubiertas, igualmente, con la leche condensada y la fruta. En Guyana se les conoce como crush ice o cono de la nieve y están cubiertas también con leche condensada. En Perú se les conoce como cremolada y en algunas partes del país como raspadilla.

En Japón, a este preparado se le conoce como kakigori y se termina de hacer con sabores de fruta en jarabe. Algunas tiendas proporcionan variedades de colores mediante el uso de dos o más jarabes diferentes. Para endulzar el Kakigori, la leche condensada se vierte a menudo en la parte superior de la misma. Durante los meses de verano, este preparado se vende prácticamente en todas partes en Japón.

sábado, 27 de marzo de 2021

Cinzano Antica Fórmula

 (Un texto de Juan Barbacil en el Heraldo de Aragón del 21 de noviembre de 2015)

De la casa Cinzano y hacia los años sesenta, nos llegaba esta fórmula antigua con una composición compleja y para iniciados. Un vermut con gran personalidad que hizo la delicia de los amantes de este vino aromatizado con hierbas.

Joan Tapies es un empresario de Reus (Tarrgona) que abrió el año pasado un museo del vermut en la ciudad; exhibe así su colección, formada por casi 5.000 objetos de 1.800 marcas distintas de este aperitivo. Además ha estudiado la práctica totalidad de las marcas como gran aficionado y experto en la materia que es. Incluso elabora su propia marca de vermut como un sello distintivo de la casa, bajo el nombre de “Cori”, diminutivo de Misericordia, un nombre muy común en Reus al ser la patrona de la ciudad.

Cuenta Tapies que los hermanos Giovanni Giacomo (1725) casado con Marguerita Mens y Carlo Stefano Cinzano (1719), hijos de Giovanni Bautista Cinzano (1684) casado con Joanna Cattarina, fundaron en 1757 unas destilerías en el pueblo cercano de Turín, Pecetto.

El nieto de Giovanni Giacomo, Giovanni Francesco casado en primeras nupcias con Orsola Capello y en segundas con Giuseppina Quaglia, abre un local en 1816 en el numero 35 de via Dora Grossa de Torino donde se sirve el vermut Cinzano y donde acudían las mas altas clases sociales de la ciudad para degustar sus famosos aperitivos. Es esta fecha a la que se le atribuye el nacimiento del vermut en la familia Cinzano.

Alrededor de 1860 su descendiente Francesco Cinzano (1814-1868) casado con Giuseppina Giuliano, compra una mansión en Santa Victoria de Alba, que pertenece a la Casa Real de Saboya, con unas bodegas naturales subterráneas, que hoy en día continúan siendo las mas grandes con estas características.

En el archivo histórico de Santa Victorio de Alba se encuentra una botella de vermut etiquetada con fecha de 1852, se cree que es la etiqueta mas antigua de la casa Cinzano.

En 1863 sus hijos, los hermanos Enrico (1840-1902) casado con Teresa Rossi y Emiliano Cinzano fundan la planta de S. Stefano Belbo. En 1902 muere Enrico Cinzano, único descendiente directo varón que queda en la familia. Su hija Paola (1873) se casa con Alberto Marone (1871-1948). Continua la dirección de la familia a manos de su hijo Enrico) quien recoge los dos apellidos como apellido único, Enrico Marone-Cinzano, conde de Marone, casado en segundas nupcias con Maria Cristina de Borbon (1911), Infanta de España. A la muerte de Enrico lo sucede su hijo Alberto Marone-Cinzano (1929-1989). El vermut se empezó a exportar en 1860 y gano su primera medalla en 1861 en Florencia.  La empresa se convirtió en Sociedad Anónima en 1921.

A principios de 1900 se estableció en España con el nombre de Francesco Cinzano & Cia., concretamente en la calle Wad Ras de Barcelona bajo la dirección del Sr. Brusi para trasladarse posteriormente a Vilafranca del Penedes. En 1923 la compañía se transforma en Cinzano vermut Vini s.a. hasta el 1939 que paso a llamarse Cinzano S.A.

En 1925 fue introducido el famoso logo rojo y azul. El rojo simboliza pasión, nobleza y vivacidad, el azul representa nobleza, tradición y profundidad de las aguas del Mediterráneo; los dos colores juntos, diferentes y armoniosos, junto con la diagonal que les separa, simboliza para los italianos el camino ascendente de la compañía.

En 1985 empieza una relación comercial con la compañía “Grand Metropolitan Group”, y ya en 1992 esta, se consolida con la adquisición de todas las acciones de la Cinzano. El 80% de la producción de Cinzano se hace todavía en la original plantación y bodegas de Santa Victoria. En las bodegas subterráneas naturales de Cinzano en Santa Victoria de Alba, se hizo en 1968 la película de Stanley Cramer “El secreto de Santa Victoria” que narra la curiosa historia de los ciudadanos de este pueblo, que en 1943 durante la ocupación alemana, escondieron más de un millón de botellas de vino en sus bodegas naturales.

La visión de Cinzano es: ” Ser la marca líder internacional de bebidas informales basadas en el vino”. Hacia los años sesenta nace y llega a España la Fórmula Antica con una presentación evocadora, etiqueta diseñada especialmente para este producto y con una fórmula muy bien estudiada que hizo las delicias de los más aficionados a esta marca mítica hoy propiedad de la compañía Campari.

miércoles, 24 de marzo de 2021

Croqueta 'gourmet'

(Texto escrito por Juan Barbacil en el Heraldo de Aragón del 21 de noviembre de 2015)

Las croquetas han pasado a ser un bocado gourmet. Así es por raro que pueda parecer. No sé si las madres o aquellas abuelas comprenderían este extremo, ellas que hacían croquetas con total normalidad aprovechando lo que quedaba de cocidos y hervidos o, incluso, del pollo que había sobrado de la comida o de la cena. Pues bien, ahora  nos volvemos locos por comernos una buena croqueta, y es de comprender pues hay y ha habido muchas y muy malas también.

Las croquetas son algo tan hogareño, tan nuestro, tan unido a las emociones de los primeros sabores, que parece que han existido desde siempre. Sin embargo hasta casi finales del siglo XIX no hubo croquetas en España. Habrá quién se asombre de que la croqueta no sea española, pero no lo es. Se trata de una invención francesa. Como la salsa, ni muy espesa ni líquida, que es su componente esencial: la bechamel. Louis de Bechamel era una aristócrata que ejercía la función de Mayordomo Real, por tanto encargado de la cocina del rey. Él, o más probablemente alguno de sus cocineros, creó la mezcla de mantequilla, harina, sal y leche caliente que desde entonces lleva su nombre. Eso fue en el XVIII, y la invención de la croqueta se demoró hasta 1817, en la que sabemos que el cocinero francés Antoine Cáreme la sirvió en una cena principesca para el Archiduque de Rusia. Fueron croquettes a la royale. Esa fue su entrada en sociedad. Puede que fuera Cáreme u otro el que tuviera la genial idea de recubrir la bechamel de una capa crujiente. ¡Gloria eterna al inventor de la croqueta, fuera quien fuese! Croqueta viene del francés croquer, crujir. Es una onomatopeya. Así que la croqueta que no nos cruja en los dientes no merece llevar ese nombre.

Las croquetas no son solo populares en Francia o España, sino que también en otros como  Portugal, los Países Bajos, Italia, Alemania o Filipinas donde se comen como aperitivo o incluso como plato principal.

En el Larousse Gastronomique, se detallan una buena nómina de recetas de croquetas, y, atención también dulces, pues como dice este diccionario se trata de una preparación salada o dulce frita que se sirve caliente como entremés, como guarnición o como postre.

 

domingo, 21 de marzo de 2021

Albahaca, salvia y hierbabuena: las tres gracias (de verano)

 

(Artículo escrito por Isabel López Sardá en el Heraldo de Aragón del 29 de agosto de 2015)

La hierbabuena, la salvia y la albahaca son tres hierbas deliciosas y aromáticas que acompañan a la perfección numerosas elaboraciones.

Porque no se precisa de mucho más para tenerlas en casa. Con buena iluminación y riego generoso, nos acompañarán una buena parte del verano. Las encontrarán en cualquier floristería por poco precio. También, si no son aficionados a tener macetas o jardineras, podrán adquirirlas en algunos comercios, embolsadas en fresco. Pero lo bonito, creo yo, es salir al balcón y cortar unas hojitas para aliñar la comida.

Nuestras tres gracias tienen un rasgo común: aroma intenso y absolutamente inconfundible, refrescante y claramente identificable con la estación cálida. Por eso su empleo, además de aportar aroma y sabor a la comida, se asocia con sol, vacación, falta de frío y de abrigo e incluso un cierto grado de trasnocheo.

Suponen un reflejo condicionado que evoca el bienestar; en eso son diferentes del tomillo, el hinojo y el romero, por ejemplo, que evocan más lo campestre y lo rural, otros matices de la vida apacible y sencilla. En general, los aromas vegetales se asocian con calma y gusto simple, a diferencia de las especias de origen oriental, que mueven en nuestro cerebro registros de exotismo, novedad o cierta complejidad de vivencias. Son las leyes de nuestro cerebro las que rigen la vertiente afectiva de la comida; ignorarlas no tiene sentido.

Para no alargarme en descripciones innecesarias, que además encontrarán en cualquier publicación especializada, resumiré lo fundamental de nuestras protagonistas en la tabla adjunta; contiene algunos avisos útiles para principiantes, que les servirán como base para lo que sigue, que es lo bueno: cómo emplear estas hierbas en nuestra cocina cotidiana.

Albahaca

Nombre científico: Ocinum basilicum

Origen: Asia

Planta: herbácea arbustiva anual, de hojas pequeñas (1,5 cm), intermedias o grandes (6 cm) y variable carnosidad

Empleo: hojas crudas; pueden conservarse en aceite y, con incierto resultado, congeladas

Peculiaridades: aroma muy intenso y sabor menos penetrante. El calor destruye el aroma.

Recetas con albahaca

Habrá que empezar por la sencillez más absoluta: la ensalada clásica. Corten buen tomate en sazón y alíñenlo con un poquito de cebolla dulce bien picada, algunas olivas negras, aceite, poco vinagre, sal, una pizca de azúcar moreno y generosa cantidad de hojas de albahaca rotas con los dedos, sin cortar, y tendrán una fiesta en la mesa. Si sienten la pereza del tiempo, nada les impedirá hacerse unos emparedados de queso con albahaca. Tomen buen pan de molde, mejor integral, y tuéstenlo. Hagan el emparedado con un buen queso español a su gusto, poco curado, en lonchitas finas, aunque tengan que poner varias superpuestas, con unas rodajitas finísimas de cebolla dulce y aliñen este relleno con un mojo hecho de aceite, un poco de ajo picado, bastante pimienta negra molida y una generosa cantidad de hojas de albahaca partidas con los dedos, como para ensalada. Y no olviden el glorioso pesto, una de las salsas frías más queridas al verano, que también se acomoda al invierno si conservan hojas de albahaca en aceite de oliva. En este caso las hojas, en cantidad generosa, se trituran en vaso americano con aceite de oliva, sal, pimienta negra, ajo -si asan ligeramente los dientes enteros en microondas, el ajo no repite-, piñones mínimamente pasados por la sartén y alguna nuez. La salsa resultante puede entonces mezclarse con abundante queso parmesano -o manchego- rallado, o puede aliñar directamente la pasta recién cocida, esperando a que cada comensal añada el queso a su gusto.

Salvia

Nombre científico: Salvia officinalis

Posibles equivalentes: salvias silvestres (pratensis, lavandulifolia)

Origen: Europa

Planta: herbácea arbustiva caduca, de buena conservación en especies silvestres, con reverdecimiento primaveral

Empleo: hojas crudas; se conserva bien por desecación a la sombra

Peculiaridades: aroma y sabor muy intensos. Amargor notable en cantidades elevadas.

Recetas con salvia

La más simple preparación es de ensalada con salvia. En este caso, utilizaremos tomates excelentes, mejor de sabor intenso y color acusado, como los de Zaragoza o los raf, el aliño se hará con aceite, sal, un poco de vinagre, un puñadito de alcaparras y hojas de salvia finamente picadas a cuchillo -deslizando, sin aplastar- teniendo cuidado en no excedernos en la cantidad de salvia para evitar el deje amargo. Vienen muy bien las setas en semiconserva aliñadas con salvia. Se disponen unos botes de vidrio bien limpios y en ellos se acomodan setas troceadas, de poco sabor, como las habituales en el comercio (Pleurotus ostreatus de cultivo) que se han hecho ligeramente antes para que mengüen de tamaño, algo de ajo crudo laminado, bolitas de pimienta negra, sal, hojas enteras de salvia y aceite de oliva y girasol a partes iguales; se cierran los botes y se ponen cubiertos de agua en olla, envueltos en tela, durante un cuarto de hora de ebullición. Cuando los botes están fríos, se mantienen en congelador, porque el calor ha servido para que los sabores se compenetren, pero no es suficiente para conservar largamente el producto. Por fin, el cerdo estofado con salvia alegra nuestra mesa. Se puede servir en frío, a modo de aperitivo o como fiambre. Se emplea buen magro de cerdo o aún mejor cabecero (aguja), que se sala y mantiene envuelto así durante una hora. Después se hace con una buena cantidad de cebolla picada, pimienta negra y blanca, una generosa cantidad de moscatel y hojas de salvia enteras. Cuando al pinchar la carne con una brocheta no sale líquido, está listo: se saca del salseo y se deja enfriar. Unas lonchas finas, cortadas en frío naturalmente, están buenísimas con ensalada vegetal o como tapa admiten un poco de mermelada de cebolla dulce por encima.

Hierbabuena

Nombre científico: Mentha spicata

Posibles equivalentes: otras mentas (piperita, pulegium, aquatica)

Origen: Europa

Planta: herbácea con larga conservación de rizomas subterráneos y con reverdecimiento primaveral

Empleo: hojas crudas; se conserva bien por desecación a la sombra

Peculiaridades: aroma y sabor suaves. Muy buen resultado en infusiones.

Recetas con hierbabuena

¿Quién no conoce el té con hierbabuena? Se toman unas ramitas de hierbabuena fresca, acomodándolas en la tetera bien apretadas, añadiendo después el té que prefiramos -verde, negro, grano de pólvora- y se vierte encima el agua hirviente, dejando reposar todo con la tapadera puesta durante unos cuatro minutos. Si tiene mucho calor y mucha sed, tome este té bastante caliente; la diferencia entre la temperatura de la piel y la interior será negativa y el organismo traducirá la señal como falta de calor ambiente, con lo que casi milagrosamente se le quitará la sed y dejará de sudar: haga la prueba. La segunda propuesta es el popular tabulé. Emplee tomates bien maduros y córtelos en trozos pequeños; añada un poquito de cebolla dulce muy picada, hierbabuena, sal, buen vinagre de Jerez y aceite de oliva y mueva todo; deje reposar no menos de un cuarto de hora y si observa un exceso de caldo, retire parte. Antes habrá preparado un alcuzcuz (cus-cus) de grano mediano o aún mejor bulgur de trigo, siguiendo las indicaciones del paquete. Esto, ya frío, se añade en el momento de servir, de modo que se impregne pero no empape en exceso el aliño de la ensalada. Entonces se incorpora una generosa cantidad de hojas de hierbabuena picada a cuchillo -recuerden, deslizando, no aplastando- y se mueve todo. La popular sopa de menudillos, hecha con los despojos del pollo (higadillos, mollejas, algo de pechuga picada) cocidos con puerro y zanahoria, desgrasada y ajustada de sal y quizá con un poco de vino de Jerez, acogerá encantada una buena cantidad de hojas de hierbabuena picada, dando un resultado sabroso con un toque fresco y reconfortante que le preparará para un sueñecito reparador.

Free counter and web stats