domingo, 29 de junio de 2014

Cigalas



(Extraído de un texto de Alejandro Toquero en el suplemento gastronómico del Heraldo de Aragón del 14 de junio de 2014)

La cigala es un crustáceo que vive en fondos blandos, de 50 a 700 metros de profundidad, según la temperatura. Durante el día se esconde entre los accidentes del fondo marino y sale a comer cuando va a caer la noche. Se trata de un crustáceo marchador, como sus parientes la langosta y el bogavante, y su pesca se realiza al arrastre, mezclada con otras especies y raramente con nasas. Su crecimiento es bastante lento (tarda alrededor de cinco años en madurar sexualmente) por lo que hay que ser especialmente exigentes con las tallas mínimas de los ejemplares que se capturan y comercializan.

De todos los crustáceos que podemos encontrar en las pescaderías y en los restaurantes, la cigala es la que aporta menos calorías. Su principal nutriente son las proteínas. La cantidad de grasas que contiene es la más baja después de los percebes. Entre los minerales, de su composición destacan el potasio, necesario para la transmisión del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, y el fósforo, que tiene un papel fundamental en el almacenamiento y utilización de la energía. La cigala también aporta vitaminas como la B12 que favorece la absorción de hierro y contribuye al mantenimiento de las células nerviosas, y el ácido fólico, que interviene en la formación y maduración de glóbulos rojos y blancos.
[…] con ellal se pueden elaborar bastantes recetas, «pero por muchas vueltas que le queramos dar, cocido o a la plancha es como más lo vamos a disfrutar; […] 

Las mejores llegan del Cantábrico y de las costas gallegas. […] es un crustáceo que no aguanta mucho tiempo fuera del agua y es por ello que cuesta verlo moviéndose en los puestos de venta. Cuando llega así, ese frescor todavía hay que pagarlo un poco más. […] 

El sexo no influye demasiado ni en su calidad ni en su tamaño, aunque es cierto que hay quienes consideran que las hembras son más exquisitas. Sin embargo, también hay quien prefiere los machos, que en ocasiones presentan un tamaño algo mayor y eso se nota en la tajada de la cola. La cigala macho tiene unas diminutas patas (apéndices) situadas entre la base de las tenazas anchas, mientras que la hembra las posee más pequeñas y muy finas. Además, en la época de reproducción, la presencia o no de huevas en su vientre va a indicar claramente el sexo de cada ejemplar.

[…] la cigala tronco es la que más se emplea para hacer a la plancha, abierta por la mitad, vuelta y vuelta, y a disfrutar. Los ejemplares más pequeños son los que suele cocer o preparar salteados en una sartén: fritos, con unas guindillas, ajo laminado, un poco de whisky y perejil. «Una receta muy del norte», […] o recurriendo a un salteado con la sencilla compañía de una salsa Orio. 

[…] Se usan mucho para los arroces por el gusto que dan, sobre todo, la cabeza, que es donde más se concentran el recuerdo y las evocaciones marinas. Eso sí, teniendo muy en cuenta que hay que incorporarlas en los últimos minutos para que su cocción sea mínima. Lo mismo que cuando se incluyen, por ejemplo, en una zarzuela de mariscos. 

En cualquier caso, al margen de estas preparaciones más tradicionales, el recetario para trabajar este marisco es tan extenso como la imaginación pueda dar de sí. Las receetas son innumerables para elaborar con ellas salteados con Ias compañías más variadas; también en forma de cremas; elaborando calderetas; combinando con pollo para hacer una receta muy navideña ingrediente en una gran variedad de ensaladas. 

Al horno. A modo de colofón hay una receta fácil de preparar al horno y que no suele fallar. Para cuatro personas necesitaremos un kilo de cigalas, ajo, perejil, zumo de limón, aceite y sal. Se adoba el marisco con el ajo y el perejil picados, sal y un poco de aceite. Se ponen en una fuente las cigalas, se rocían con zumo de limón y se meten al horno previamente caliente y a una temperatura de 200 grados (entre 30 y 45 minutos). Durante el asado hay que remover y bañar en su jugo. Esta receta sirve para las cigalas, pero también para langostinos o langostas y bogavantes pequeños.

viernes, 27 de junio de 2014

Cacao: un recurso escaso



(Un texto de no-sé-quién en el suplemento dominical de El Mundo del 16 de enero de 2011)

Del champán de los pobres al petróleo del siglo XXI. Bastarán 30 años para que el chocolate pase de ser el placer más popular del globo a un producto escaso de importancia estratégica. El vuelco, aunque radical, es fácil de explicar: cada vez somos más quienes lo consumimos y menos los que lo producen. Las ventas de este dulce aumentaron considerablemente en mercados nuevos como China (un 18%) o Ucrania (12%), y mantuvieron un ritmo de crecimiento apreciable en los tradicionales, como Reino Unido (5,9%), Estados Unidos (2,6%) o Bélgica (3,2%). Sin embargo, las granjas de Ghana y Costa de Marfil, de las que proviene el 60% del cacao mundial, se están quedando vacías: los cultivadores se niegan a plantar.

"El cacao se está convirtiendo en una fuente de riqueza realmente espectacular, por encima del agua o del petróleo, y de aquí a unos años vamos a ver cómo las grandes multinacionales del sector van haciendo acopio del producto porque, sin duda, se va a convertir en un valor estratégico muy importante", declaraba Francesc Gil, director del Museo del Chocolate de Barcelona, en unas jornadas acerca del dulce celebradas a finales de 2010.

En la prensa británica -el cacao cotiza en la Bolsa de Londres-, la alarma acerca de la previsible escasez ha dado lugar a advertencias apocalípticas que convierten al chocolate en un producto tan exclusivo como el caviar: una vulgar barrita de a euro podría llegar a costar siete, lo que las haría desaparecer de las máquinas expendedoras. Adiós al chocolate para todos.

¿Realmente es para tanto? Gil cree que no: ”Es difícil hacer una previsión de cuánto se va a encarecer... Cada año su precio fluctúa mucho, por la amplitud de las cosechas, el cierre de aduanas, los conflictos bélicos... Entran en juego tantas variables que es difícil estar de acuerdo con afirmaciones así”. En cualquier caso, la coyuntura no es todo lo dulce que debiera: el cacao ha doblado su precio en los últimos seis años, alcanzando ahora la máxima cotización bursátil de las últimas tres décadas. ¿Qué está pasando?
El 40% de la producción mundial procede de Costa de Marfil: la planta requiere un clima tropical -gran humedad y entre 20 y 30 grados de temperatura ambiental-, de ahí que florezca en los alrededores del Ecuador. Tras décadas de productiva explotación de la tierra, unos 800.000 pequeños agricultores están abandonando su cultivo por otros (el caucho, la palma) más rentables y fáciles de obtener, ya que el fruto del cacao es escaso, frágil y requiere un tiempo de fermentación y un tratamiento posterior que puede arruinar la materia prima si no se realiza adecuadamente, lo que complica la venta de la cosecha.
Además, los árboles plantados en los años 60 y 70 han envejecido y enfermado y el suelo está exhausto, con lo que se empobrece la cantidad y calidad del fruto. Pero ni los políticos -que gravan el cacao con los impuestos más altos- ni los granjeros -cuyos hijos prefieren emigrar a la ciudad en busca de una vida más fácil- muestran interés en replantar. La preocupación de las multinacionales que venden chocolate es evidente: Nestlé va a plantar 12 millones de árboles en la zona en los próximos 10 años, pero es una gota en el océano.
"No te extrañe que todo esto sea un globo sonda para que se genere más demanda", apunta el director del Museo del Chocolate. "Al ser un producto estratégico, por una simple cuestión de oferta, que disminuye, y demanda, que aumenta, se produce la especulación: acaparar y esperar para vender a que la demanda suba para obtener más precio".
El pasado julio [de 2010], la prensa internacional daba la voz de alarma ante una posible operación especulativa: Anthony Ward, al frente de la firma de inversión Armjaro, compró cacao por valor de 1.000 millones de dólares en el mercado londinense de futuros, quizá en un intento de crear escasez que hiciera subir el precio, que ya ha aumentado un 150% desde 2008.
Lo cierto es que es terriblemente fácil intervenir en un mercado controlado por muy pocos actores: mientras que siete países es del sur producen el 85% del cacao, sólo cuatro empresas multinacionales (Mars Inc, Nestlé, Hersey Foods, Cadbury Schweppes) controlan más del 50% de la industria del chocolate. "Estas compañías imponen los precios en un monopolio brutal, siguiendo la típica relación de dependencia comercial con países en vías desarrollo", continúa Gil. En cuanto al consumo de chocolate, es una cuestión estrictamente occidental: el 70% de las ventas se produce en Occidente y Europa se come el 40% del cacao mundial, que en un 85% es importado de África.
Podemos, sin embargo, consumir chocolate que no venga de África. Y de mayor calidad. Pero ese no es el que venden, a bajo precio, las grandes corporaciones. "Existen tres clases de cacao”, apunta Jaime Urgellés, maestro pastelero y asesor de empresas del sector: "El criollo representa un 5% de la producción mundial y procede de Venezuela y Colombia. En África y Brasil tenemos la variedad forastera, más abundante y resistente, pero con un fruto más amargo (80% de la producción) y un híbrido de ambos, el e cacao trinitario, que se planta en Indonesia, Sri Lanka y Madagascar".
En Venezuela, donde se obtiene uno de los mejores cacaos del mundo, el sector se enfrenta a otro tipo de problemas. Los explica Jorge Redmon, presidente de la firma venezolana Chocolates El Rey, una de las mejores procesadoras de cacao del mundo después de las francesas Valrhona y Cluize. "Llevamos más de 10 años tratando de transformar el sector y así quintuplicar la producción en los próximos 15 años. Sin embargo, no hemos logrado despertar el interés del Gobierno hasta ahora, que percibimos movimientos en la dirección de expropiar para nacionalizar el sector. Y lo que toma bajo control el Gobierno lo termina destrozando".
En nuestro país, las empresas dedicadas a la fabricación de chocolates, chicles y caramelos facturaron 1.266 millones de euros el pasado año, lo que supuso un aumento del 1,1% con respecto al ejercicio anterior, según datos de Chocao, Asociación Española de Fabricantes de Chocolate y Derivados del Cacao. En 2009, cada español gastó una media de 45,6 euros en dulces, 0,4 euros más que un año antes, pero aún por detrás de Reino Unido, Alemania, Francia e Italia. Y consumimos chocolate por costumbre (51%), placer (44%) y capricho (31%). "El chocolate es como lo pintalabios: se recurre más a él en los tiempos duros porque está al alcance de cualquier bolsillo y se trata de un placer asegurado y económico", explica Francesc Gil.
Cacao Sampaka, una boutique del chocolate española presente en Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Lisboa, Praga y Tokio, trae su cacao de Venezuela, Brasil, Papúa, Guinea Ecuatorial, Santo Domingo y Cuba. Se trata de atraer al gourmet, un perfil cada vez más frecuente entre los degustadores del dulce. "El consumidor español es cada vez más exigente. Lo que más vendemos es la tableta de chocolate negro 100%, la tableta de rosas y fresas de chocolate blanco y la de gin-tonic, además de bombones", destaca Nuria Ribera, portavoz de la empresa.
"La oferta se está especializando, al igual que ha ocurrido y está ocurriendo con el mercado del vino", añade Francisco García, amante del chocolate y profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Baleares. "Se están poniendo de moda los chocolates cru, elaborados a partir de cacao de una única zona geográfica o incluso de una sola plantación". Lo mismo apunta Francesc Gil: "Hemos negado a tal sofisticación que tenemos a nuestro alcance un chocolate que viene de un pueblo muy concreto, como Chuao, en Venezuela, y con su añada".
Pero, ¿es bueno recurrir con cierta frecuencia a este oscuro manjar? La ciencia avala el consumo, pero moderado. María Jesús de la Nava, directora de la Unidad de Nutrición y Obesidad Centros Instimed, lo confirma: "Disminuye la tensión arterial y hasta en un 10% el llamado colesterol malo, por lo que ayuda a prevenir enfermedades coronarias. Además es un alimento muy rico en ácido fólico y minerales (calcio) y, por su alto contenido en polifenoles, actúa como un antioxidante natural de la piel, produciendo un efecto antienvejecimiento. Opino que debería recomendarse como sustituto de las golosinas infantiles que sólo aportan grasas, recuperando así la merienda tradicional del pan y chocolate".
Sin embargo, son los beneficios psicológicos los que le han valido el sobrenombre del prozac natural: “Es común que, cuando estamos bajos de ánimo recurramos a él porque tiene una serie de compuestos, como la serotonina, el triptófano, el magnesio..., que producen tranquilidad, serenidad, felicidad... La anandamina activa los mismos receptores que la marihuana y, si se ingiere chocolate en exceso, puede producir las mismas sensaciones que ésta: La sustancia que podría producir cierta adicción o compulsión, aunque jamás me he encontrado un caso, es la fenilamina, similar a la anfetamina", explica Elena Borges, psicóloga clínica.[…]

miércoles, 25 de junio de 2014

Historia del chocolate



(Extraído del suplemento dominical de El Mundo del 16 de enero de 2011)

Fue Colón, cómo no, el que en su quinto viaje trajo el chocolate, bebida sagrada y hasta moneda de mayas y aztecas, de la isla de Guanaja (Honduras) a Europa, allá por 1502. Pero aquel cacao estaba sucio, era picante y amargo, y no les gustó nada a los Reyes Católicos. Tuvo que ser Hernán Cortés el que, en 1528, convenciera a Carlos I de que "cuando uno lo bebe, puede viajar toda una jornada sin cansarse y sin tener necesidad de alimentarse". Las damas de la corte lo tomaban especiado y en secreto, y las órdenes religiosas lo bebieron con fruición hasta en misa. Lo de añadir azúcar se les atribuye a las monjas de un convento de Oaxaca (México) y a los monjes del Monasterio de Piedra de Zaragoza.

A partir del siglo XIX, con el chocolate presente en toda Europa y América, otros países toman las riendas de su destino. Se solidifica por primera vez en Italia (1808); se instala la primera fábrica en Suiza (1819); surge la primera tableta, elaborada por la empresa Fry and Sons, en Inglaterra (1847), e italianos y suizos creanlos bombones y el chocolate con leche alrededor de 1875.

Hoy, el típico chocolate español -un litro de leche, 90 gramos de azúcar glas, 70 gramos de cacao en polvo de la mejor calidad, 30 gramos de harina de trigo ligeramente tostada, vainilla y canela en polvo, según receta del maestro pastelero Jaume Urgellés- y su inevitable acompañante, los churros, ha vuelto a cruzar océanos. Este verano, un empresario egipcio abrió en El Cairo El Churro, una chocolatería en toda regla. Lo mismo ha hecho otro japonés, que ha comprado la receta tradicional de la conocida chocolatería madrileña San Ginés, con la esperanza de que los jóvenes de Tokio se animen a terminar sus noches o saludar sus mañanas con el típico desayuno español. Claro que allí los churros tienen forma de corazón, para darle más dulzor al asunto...

lunes, 23 de junio de 2014

Chocolate, una sana tentación



(Un texto de Silvia Fernández en la revista Mujer de Hoy del 15 de enero de 2011) 

Se le acusa injustamente de crear adicción, provocar acné... pero la realidad es que comerlo es un placer que, en su justa medida, resulta muy saludable. Un buen chocolate contiene antioxidantes como la epicatequina, un flavonoide que actúa sobre los vasos sanguíneos y previene la formación de las placas de ateroma.

Además, posee sustancias que nos ayudan a ver la vida color de rosa: la cafeína y la teobromina son estimulantes; la feniletilamina tiene un efecto placentero y la anandamida produce relajación y bienestar.

Para escoger un chocolate de calidad hay que estar atentos a varios factores, como que debe tener aroma, partirse con un corte recto y haciendo “click” y derretirse en la boca sin esfuerzo. Otra pista es mirar su composición, asegurarse de que la manteca de cacao no es reemplazada por más de un 5% de grasas vegetales y que el cacao y la manteca aparezcan delante del azúcar en la lista de los ingredientes.

Cómo hay que tomarlo
-El chocolate con frutos secos o el blanco se ponen rancios antes que el chocolate negro.

-Para mezclarlo con un líquido (nata, agua, leche... ) rállalo muy fino, calienta el liquido (unos 50 grados) y remueve hasta que el chocolate se haya derretido por completo.

-No lo tires si le ha salido una película superficial blanca o veteada, se debe a los cambios de temperatura o la humedad. Úsalo para cocinar.

Cuándo debes evitarlo
- Si padeces migraña no abuses de él. Posee un aminoácido que estimula las neuronas y te puede provocar un ataque.

- Si tienes osteoporosis no lo tomes a diario porque el oxalato que contiene bloquea la absorción del calcio.

- Si el esmalte de tus dientes es débil, tienes que tener cuidado. El chocolate está en la lista negra de los alimentos cariógenos.

Receta sana: Fondue de frutas. Para rebajar calorías puedes derretir el chocolate en leche desnatada o agua. El siguiente paso es picar tus frutas favoritas y ya tienes un postre delicioso y lleno de vitaminas.

Receta menos sana: Mousse de chocolate. Se hace batiendo claras de huevo con azúcar hasta formar una espuma y después añadiendo chocolate fundido y yema. Ni que decir tiene que todo este proceso no hace más que añadir calorías a un ingrediente ya calórico. Reserva este postre para ocasiones especiales.

lunes, 16 de junio de 2014

Calçots



(Extraído de un texto de Alejandro Toquero en el suplemento gastronómico del Heraldo de Aragón del 14 de diciembre de 2013)

[…] «Los calçots no son ni más ni menos que una cebolla tierna –asegura [Iván Maza,  al frente del restaurante Neguri, junto a la Fuente de la Junquera]-, una variedad con unos toques dulzones cuyos tallos se comen jóvenes». Los entendidos, especialmente en la Indicación Geográfica Protegida Calçot de Valls, en Tarragona, dirían que tiene que ser la cebolla allium cepa, también conocida como blanca tardana de Lérida.

[…] la temporada, que abarca los meses de noviembre a abril. […]  Gabriel [Soguero, uno de los responsables de la empresa Delcampo&más] conoce bien el largo proceso que exige el cultivo de los calçots. Las semillas se plantan aproximadamente en diciembre y crecen durante dos meses hasta convertirse en plantel, que es el que en febrero o marzo tiene que plantarse en la tierra para dar tiempo a que crezcan las cebollas. Llegado el mes de junio o julio se sacan y se dejan secar. A partir de septiembre, los bulbos que se han arrancado vuelven a enterrarse para que se terminen de hacer y tener, finalmente, la apariencia de un puerro. […]   

El final de la temporada suele llegar con la presencia de las primeras 'trompas', es decir, de alguna hoja más dura que las demás, donde se contiene la semilla. En definitiva, cuando empiezan a espigar, el tiempo de los calçots va llegando a su fin.

A la hora de cocinarlos, no hay una única manera, pero Iván Maza combina las dos que probablemente dan mejores resultados: poniéndolos al fuego vivo sobre la llama y terminándolos al horno. «Hay que dejar que la capa exterior se queme bien por los dos lados, mientras que el golpe final de horno ayuda a que se reblandezcan y su textura sea más agradable», comenta. Pero hay quien también los hace con un alambre o sobre una parrilla, aunque la tradición dice que tiene que haber un contacto directo del fuego con el producto, de forma que se lleven a la mesa totalmente ennegrecidos.

Así es como el comensal los tiene que recibir. […] la última fase, la de su degustación, también tiene su ritual. A la hora de ponerlos al fuego, se aconseja no cortar las raíces antes de cocinarlos, ya que estas se queman y esa parte final nos va a servir para pelarlos mejor. Otro motivo es que por ahí se puede escapar mucha agua y también corremos el riesgo de que la punta se calcine.

Para comerlos, hay que buscar las hojas centrales del bulbo con la mano derecha y, la izquierda, ponerla donde están las raíces. En el momento que lo tenemos bien cogido, solo hay que hacer una pequeña presión en la parte final y estirar suavemente de las hojas. Al descubrir los pliegues interiores, veremos que la punta del calçot está tierna y sin quemar.

Antes de comerlo, tan importante como que esté caliente y bien hecho, es la salsa con la que se acompaña su degustación. En general, casi siempre se opta por la salsa romesco, a ser posible casera. […] 

Hay que usar babero, aunque sea de usar y tirar
Disfrutar de una buena calçotada tiene su liturgia. […] el riesgo de mancharse al comer los calçots es bastante alto. Hay que tener en cuenta que los calçots llegan a la mesa con la primera capa quemada y hay que retirarla con la mano. […] los puristas tienen muy claro que hay que ensuciarse las manos. Tras desenfundar el bulbo, ya solo queda pasarlo por la salsa romesco y llevárselo a la boca con las propias manos. Eso sí, con cuidado de que no salpique. Y ya solo queda disfrutar, y, si es en buena compañía, mucho mejor.
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