martes, 28 de noviembre de 2023

La Sosenga

(Un texto de Mikel Iturriaga en El País del 10 de octubre de 2023)
 
El turismo masivo ha llenado de establecimientos sin alma el Barrio Gótico de Barcelona. Pero hay esperanza: un pequeño restaurante con nombre de guiso medieval reivindica la tradición local para locales.

El 'Llibre de Sent Soví' es el recetario más antiguo escrito en catalán. Data de 1324, e incluye la receta en varias versiones de la sosenga, un guisote muy del gusto medieval en el que la carne se acompaña de una salsa o sofrito especiado. 800 años después, el plato da nombre a uno de los restaurantes más interesantes de Barcelona, tanto por su cocina como por su emplazamiento.

La Sosenga es un oasis en mitad del Barrio Gótico, una zona en la que los establecimientos con personalidad han ido desapareciendo a medida que el turismo masivo tomaba el centro de la ciudad. Sus dueños, Marc Pérez y Tania Doblas ofrecen comida catalana tradicional con toques de autor, hecha por locales para locales, con un menú del día imbatible a 19,50 euros. Si quieres conocer su historia, ver algunas de las maravillas que cocinan y aprender cómo se hace la legendaria sosenga, no tienes más que mirar el vídeo de arriba.

Sosenga de carrilleras del restaurante La Sosenga

Tiempo: 180 minutos

Ingredientes

Para 4 personas

  • 2 carrilleras de ternera limpias
  • 60 g de sofrito de cebolla y ajo
  • 15 g de miel
  • Tres ramas de tomillo seco
  • 1 de cucharada de perejil
  • 1 cucharada de mejorana
  • 10 g de manteca de cerdo
  • 1 rama de canela
  • 6 clavos de olor
  • Aceite de oliva
  • Pimienta negra
  • Sal
  • 1 naranja grande o 2 pequeñas
  • Hinojo en polvo (opcional)

Picada

  • 60 g de hígado de ternera
  • 15 g de pan
  • Una cucharada de vinagre

Instrucciones

1. Poner las carrilleras en una bandeja que se pueda meter al horno. Salpimentarlas generosamente. Añadir la rama de canela troceada, el clavo y la manteca derretida y frotarlas para que se impregnen de los sabores.
2. Hornear a 200 grados 15 minutos. Dar la vuelta a las carrilleras y hornear cinco minutos más.
3. Mientras las carrilleras se doran en el horno, calentar un buen chorro de aceite en una cazuela a fuego bajo. Añadir el sofrito de cebolla y ajo, el perejil picado, la mejorana y las ramas de tomillo y rehogar suavemente.
4. Sacar las carrilleras del horno y ponerlas en la cazuela. Desechar los trozos de canela y el clavo y desglasar la bandeja con un poco de agua. Añadirla a la cazuela.
5. Incorporar la miel a la cazuela y cocinar un par de minutos.
6. Cubrir con agua y cocer a fuego muy suave dos horas, tapado con papel de horno con un agujero en medio (ver vídeo).
7. Preparar la picada triturando el pan, el hígado y el vinagre.
8. Quitar el papel de horno de la cazuela y añadir la picada. Remover, volver a poner el papel y cocinar hora y media más a fuego muy suave. Dejar reposar.
9. Calentar el guiso y triturar la salsa.
10. Servir acompañado de gajos de naranja pelada a lo vivo, aliñada con unas escamas de sal y un poco de aceite de oliva. La carne se puede aderezar con un poco de hinojo en polvo.

martes, 21 de noviembre de 2023

San Juan

(La columna de Benjamín Lana en el XLSemanal del 20 de junio de 2021)

Las sardinas nadan en estos días ágiles como aviones de caza. Ya huelen a San Juan, a noches cortísimas con ruido de cerqueros que se vienen a por la plata de sus lomos brillantes. Como dicen en Galicia, «Polo San Xoan, a sardiña pinga no pan» ('Por San Juan, la sardina gotea sobre el pan'). Desde la Costa de la Muerte hasta Cadaqués se preparan los fastos para celebrar la victoria sobre la noche, la arribada de los frutos de la primavera en los campos y también en el mar. Aguas tibias y el anuncio de los pelágicos que se dirigen a nuestras costas como los turistas hasta hace dos veranos. Cocas catalanas, albóndigas y menjar blanc en Baleares; vino hervido en Andorra; la cazuela de San Juan, a base de calabaza, en Granada, y así, por diez o veinte líneas, por diez o veinte pueblos, otras tantas delicias. Y las sardinas… por doquier. Tanto tiempo populares y ya casi nobles, elevadas a los altares primero por Pla con las letras, y por Nacho Manzano con la exaltación de la fina capa de grasa junto a la piel iridiscente, por personalizar, digo. Llega el tiempo en que la brasa domina, exalta y limpia. Fuego redentor nuestro, el retorno a la primera técnica de cocina, al sabor atávico del humo y la leña que nos retrotrae milenios y que al tiempo es pura vanguardia. Arriban las noches sin techos con el orbe por montera, como debió ser por siglos, protegidos por las llamas y los cantos de nuestras voces, amortiguados por los árboles o la arena. Ya se anuncia el tiempo de la abundancia. Ojalá también, pronto, el del fin de las mascarillas y la vuelta de los abrazos y los besos.

martes, 14 de noviembre de 2023

Castañas

(Un texto de Mariano Millán en el Heraldo de Aragón del 22 de octubre de 2022)

Su «versatilidad» las lleva a recetas dulces y saladas, aunque también se pueden comer asadas, como las venden las castañeras.

[…]

Algunas calles del centro de las ciudades aragonesas ya huelen a castañas. Con mimo las hacen bailar en la reja sobre el carbón. «Este año ha hecho más calor y se han vendido menos que en tiempos, cuando tenía fila», comenta Maricarmen, una castañera del paseo de la Independencia de la capital aragonesa. «Pero el género es muy bueno», asegura, en su caso proceden del norte del país, como comprueba en la bolsa.

«Las gallegas son las más famosas porque la fina piel se quita mejor que en las extremeñas», apuntan en el puesto del mercado. Precisamente, Correos ha establecido una campaña especial para el envío de castañas desde Galicia al resto de la península que se añade al servicio de los carteros rurales que recogen los paquetes en las aldeas y los trasladan a las oficinas de cabecera.

En esta lonja zaragozana las venden para cocer en anís o para asar. En las tiendas de menaje también han apreciado un aumento de la demanda de sartenes castañeras para asar en los últimos días.

«Es un goteo constante, tanto que hemos tenido que pedir otra vez. Vendemos en torno a tres al día», apunta José Tomás Villalba, de Genevieve Lethu de la calle de Mariano Lagasca de Zaragoza, mientras muestra el utensilio con agujeros en la base que sirve para todo tipo de fuegos. Junto a ellas también ofrecen cortacastañas para abrirlas.

[…]

EL LADO MÁS DULCE. En el obrador de Ascaso hace días que se trabaja con castañas, en su caso procedentes de Galicia o del Bierzo, pero también de Italia. Destacan su sabor, «que tiene muchísimos matices según cómo se trata», y su «versatilidad». Aunque es un ingrediente que han utilizado esporádicamente en algunos postres son el alma del marron glasé y de las castañas del Pirineo.

«Para el marron glasé tiene que ser una castaña de muy buena calidad, que se trata desde que está en el árbol para que no tenga nervios, además, se buscan con un calibre determinado y deben estar enteras», explica Sura Ascaso, de la pastelería oscense con tienda en varias Ciudades. Entonces comienza un proceso «complejo, largo y con mucha delicadeza».

El primer paso es pelarlas, para lo que se cuecen en agua. «Después se ponen en una muselina de dos en dos, lo que se llama cocido en tul, es entonces cuando se confitan durante siete días en un jarabe azúcar, glucosa y vainilla en rama de Madagascar», continúa Sura, cuarta generación de la familia. «El tul hace que no se rompan y no sepan mucho a azúcar, de tal forma que se mantiene un sabor a castaña más auténtico», determina. Se separan del tul, se escurren en unas rejas y se glasean, una fase que también es muy precisa para lograr una fina película. El colofón es un toque de horno. «En total pueden ser como unos 12 días, de trabajo», calcula Ascaso, que indica que su marron glasé es un producto muy demandado en algunos puntos de España que envían o  en su comercio de Madrid, donde algunos clientes acuden exprofeso a comprarlas.

Otro formato en dulce son las castañas del Pirineo. «Es un bombón de crema y pasta de este fruto que se macera con ron, se le da la forma manualmente y se baña en chocolate del 61%», las describen desde Ascaso, que con su presentación las han transformado de producto de autoconsumo a objeto de regalo.

Dependerá de la receta que se elabore, pero «la castaña es uno de los frutos secos de menor contenido calórico, y ello la convierte en un alimento ideal para apaciguar el hambre en los días frescos de otoño», recomienda el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Ya lo predica la castañera Maricarmen: «Y lo mejor de todo .es que no engordan».

Notas:

Para asarlas, se rajan con una navaja 9 con un cortacastañas y se llevan al fuego. En el mercado se pueden encontrar sartenes castañeras por 12 euros.

martes, 7 de noviembre de 2023

Trucos para conservar los bocadillos seguros y sabrosos

(Un texto de Marijo Jordán en La Vanguardia del 3 de marzo de 2022)

Qué socorrido y apetecible resulta un buen bocadillo cuando hay hambre, ¿verdad? Recurrimos a ellos continuamente, ya sea porque tenemos sobras que queremos aprovechar, porque nos vamos de pícnic, nos apetece una cena rápida o simplemente, queremos disfrutar de un ingrediente sabroso entre dos trozos de pan. Pero, ¿qué ocurre con nuestro bocata si lo tomamos horas después de hacerlo? ¿Y si hemos hecho muchos para una fiesta y decidimos congelarlos? ¿Podremos disfrutar del mismo sabor y textura cuando lo comamos? ¿Tratamos igual un sándwich que un bocadillo hecho con pan de barra? ¿Todos los ingredientes se han de preservar en frío? Respondemos a todo.

1. Distinguir los ingredientes que necesitan frío

Para saber cómo conservar un bocadillo, es fundamental saber qué ingredientes lo componen. Hay que tener en cuenta que los alimentos que necesitan refrigeración no pueden estar demasiado tiempo fuera de la nevera. “Mientras que la longaniza, fuet o el jamón serrano aguantan bien, otros como el jamón cocido o la mortadela se alteran rápidamente”, explica la experta en seguridad alimentaria y profesora de la ESHOB, María Casadevall. Con el queso ocurre algo parecido, cuanto más curado esté más rato puede permanecer fuera del frigorífico. En general, lo ideal es mantener el mínimo tiempo posible nuestros bocadillos a temperatura ambiente. “La barrera de seguridad está por debajo de los 4ºC y por encima de los 65ºC. Si nos vamos de excursión es mejor llevarnos una neverita y si el niño va al cole con el bocadillo hay que protegerlo bien y procurar que lo coma lo antes posible”, dice María.

 “Incluso si el bocadillo es de embutido, como lo hemos cortado y por tanto ya está manipulado, si lo hemos de comer en unas horas, es preferible guardarlo en la nevera”, apunta Gerard Pinto, nutricionista, profesor universitario y responsable de la escuela de cocina The Playcook en Sant Cugat del Vallés (Barcelona). Y, en general, no tardar más de dos días en comerlo “porque organolépticamente, su textura y características no estarán en las mejores condiciones”.

2. Atención al porcentaje de humedad del bocadillo

La humedad de nuestro bocadillo juega en contra de su conservación. Por ejemplo, un bocadillo hecho de queso fresco tiene más probabilidades de alterarse rápidamente que uno de queso curado. Además, “si a un alimento le aumentas la cantidad de agua, incrementas la posibilidad de que crezcan microorganismos nocivos”, explica Casadevall y añade: “Si hacemos un bocadillo y mojamos el pan con tomate, o le añadimos lechuga u otros vegetales el resultado es más saludable pero también estamos incrementando la humedad y por tanto, el riesgo”. Esto es aplicable a cualquier salsa o mayonesa.

Por ese mismo motivo, en el caso de las latas, de atún o paté, la experta nos recomienda no abrirlas hasta el momento de hacer el bocadillo y consumirlo. “En cuanto sacamos el producto ya lo desprotegemos”.

Si nos ha sobrado un asado, con salsa, y queremos hacer bocadillos, lo ideal es comerlos enseguida. En el caso de las tortillas, también se incrementa el riesgo si las hacemos poco cuajadas. “Este bocadillo tiene mucho riesgo”.

3. Tener en cuenta el tipo de pan

Cuando nos sobran bocadillos y queremos conservarlos en buen estado, es importante saber qué tipo de pan tenemos entre manos. “El pan de molde o el brioche tienen más humedad y por tanto se secan menos rápido que el pan de barra”, explica Gerard Pinto escoger siempre panes de calidad, hechos con buena harina del tipo que sea, porque además de ser más nutritivos y sabrosos, conseguiremos también una mejor y más larga conservación que si los compramos industriales. También es importante que sea fresco para que quede bien.

El experto cuenta que la mejor manera de conservar un bocadillo tipo sándwich es guardarlo en la nevera en un recipiente adecuado para evitar la contaminación cruzada con otros alimentos y mantener la humedad. Podemos hacer lo mismo si están hechos con barra de pan. Los bocadillos pueden protegerse con papel de aluminio, film... aunque lo mejor es elegirlos sostenibles y reutilizables.

4. Cómo regenerar mejor, ¿plancha, horno, microondas?

Podemos utilizar un microondas para descongelar, pero una vez esté a temperatura ambiente, Pinto nos recuerda que este horno no nos dejará nunca el pan de barra crujiente y doradito. “No se calienta igual por todas partes, y queda reblandecido, chicloso. Además, una vez lo sacas del microondas, tiene una vida útil de pocos minutos, en cuanto se enfría se vuelve a secar”. Para conseguir que nos quede rico, nos aconseja darle un golpe de horno tradicional, de tostadora o de sandwichera. Ponerle aceite puede ayudar a conseguir la sensación de bocadillo recién hecho.

Con el pan de molde resulta efectivo “darle un golpe de microondas muy corto para ablandarlo sin secarlo y que se atempere, y con el de barra también funciona muy bien marcarlo en un plancha con un poco de aceite o una nuez de mantequilla”, apunta el propietario de The Playcook.

5. ¿Puedo congelar cualquier bocata?

Si queremos regenerar un bocadillo que hemos congelado, deberemos respetar los pasos de la cadena del frío para descongelarlos, sin recalentarlos de golpe. Lo mejor es dejarlos en la nevera la noche anterior a consumirlos. El pan no va a quedar como si estuviera acabado de comprar, pero resultará aceptable. Ahora bien, no todos los bocadillos se pueden congelar sin problemas. Gerard Pinto pone como ejemplo una hamburguesa completita, con su lechuga, su tomate… “porque a las verduras no les va a sentar bien la congelación. La mejor opción es mantenerlo en la nevera y comerlo lo antes posible”.

6. Separar o no separar ingredientes

A la hora de guardar un bocadillo en la nevera, ¿separamos los ingredientes del pan? Pues, depende. “Si hemos hecho un bocata de embutido es adecuado separarlo, pero no es aconsejable en el caso de bocadillos más complejos, como una hamburguesa de pisos”, explica Pinto.

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