lunes, 4 de febrero de 2013

Olla exprés

(La columna de Martin Ferrand en el XLSemanal del 13 de enero de 2013)

Desde el siglo XVII, la Royal Society figura a la cabeza de las sociedades científicas –totalmente privada, por supuesto– que impulsaron la investigación y el conocimiento en la Vieja Europa. Para valorar su importancia, basta con recordar el nombre de algunos de sus miembros, desde Charles Darwin a Isaac Newton, pasando por Robert Boyle –el gran innovador de la Química– o Benjamin Franklin.

Otro de los nombres preclaros que asocia su nombre a la entidad es el de Denis Papin, un físico francés de nacimiento que pasó en Londres buena parte de su vida. En abril de 1682, Papin –un sabio misterioso y siempre vestido de negro– presentó en la Royal Society uno de sus inventos: el ‘digeridor’. Es lo que en Física se conoce como ‘la marmita de Papin’ y, en su primer diseño, un avance de la olla a presión sin la que hoy sería difícil el guiso doméstico: un recipiente hermético que elevaba a 130 grados el punto de ebullición del agua. Papin, para demostrar la utilidad de su invento, organizó un almuerzo con sus compañeros de sociedad.

Cuentan las crónicas de la época que «tanto el pescado como la carne se cocinaron en el ‘digeridor’ sin agua ni líquido alguno, con menor consumo de carbón que en una cocción habitual y produciendo una increíble cantidad de salsa». El plato preferido de Papin era el pichón y solía prepararlo en su laboratorio, en su olla exprés pionera, para agasajar a sus amigos más íntimos. «Sabía tan bien como si se hubiera cocinado en un pastel –al modo de la época y el lugar–, cuando se había cocinado en su propio jugo». [...]

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