jueves, 28 de febrero de 2013

Ginebra



(La columna de Martin Ferrand en el XLSemanal del 9 de mayo de 2010)

Hace 350 años, en 1650, recién llegado como profesor de Medicina a la Universidad holandesa de Leiden, Franciscus Sylvius, alemán de nacimiento y también conocido como Franz de la Boe, concibió y preparó la primera ginebra de la historia. La intención del sabio no era crear una nueva bebida, sino un fármaco adecuado para el tratamiento de las enfermedades renales y, a tal efecto, mezcló un alcohol destilado de trigo, cebada y maíz con aceite de enebro. No consta cuántos de sus pacientes aliviaron los males de sus riñones; pero es un hecho que el destilado se asentó en el repertorio del consumo humano hasta ser, hoy en día, la única bebida destilada que acerca su consumo al del whisky. Uno de los modos más comunes de consumir la ginebra tuvo también origen medicinal: el gin-tonic. Fue la receta de los médicos regimentales británicos desplazados a La India para que la tropa consumiera su ración diaria de quinina, inevitable para prevenir la malaria. Hoy el gin-tonic se ha convertido en síntoma de distinción y muchos restaurantes compiten en la variedad de marcas del destilado y de aguas tónicas disponibles para alegrar la sobremesa de sus clientes. Ojo, sólo es -en puridad-ginebra la de alcohol destilado de cereales. La G'Vine, que se ofrece como «la mejor del mundo» no es ginebra, es de alcohol de vino. […]

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