(Un texto de Enrique Alpañés en una de las revistas Ling de 2017 ¿…o de 2019?)
Puede que después del agua y el té, el café sea la bebida más consumida del planeta. Todos los días se beben 1.400 millones de tazas de este brebaje energético, una estadística que hay que tomar con algo de escepticismo, pero que se refuerza gracias a otra más fiable. El café es uno de los productos más exportados del mundo, se consume en todo el globo, pero solo se cultiva en medio centenar de países. Aun así, una nación que no lo cultiva es considerada la capital mundial del mismo.
Italia tiene arte, gastronomía, bonitos paisajes y una cultura del café tan desarrollada como exportada más allá de sus fronteras. Pero, pese a ello, hay varios detalles que se han perdido por el camino; vamos a intentar recopilarlos.
Los orígenes del café son difusos, pero hay cierto consenso en fijar su semilla en la zona actualmente conocida como Etiopía, llegando a Europa, a través de Venecia, con el nombre de vino árabe. En los siguientes años, África exportaría los granos de café; Italia, la ceremonia que lo rodea. "La máquina de espresso ha nacido aquí; toda la cultura del espresso, que es el método más utilizado, nace aquí, lo que hace que Italia haya obtenido —y mantenido— una posición de líder en el sector", asegura Francesco Sanapo. Este barista de 38 años ha sido reconocido como campeón italiano de cafetería en 2010, 2011 y 2013, tiene un blog sobre los secretos del café, una agenda repleta de viajes a las mejores plantaciones del mundo y una cafetería, Ditta Artigianale, que hace las delicias de los florentinos. Para él el café no es una forma de ganarse la vida, es una forma de vivirla.
Defiende Sanapo el consumo consciente del café, que no se tome "simplemente como una bebida energética", sino como lo que es, un extraño manjar.
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