jueves, 26 de febrero de 2015

Paulaner, el tesón de una marca



(Un texto de Juan Barbacil en el suplemento gastronómico del Heraldo de Aragón del 15 de febrero de 2014)

Todos los historiadores establecen como fecha oficial del nacimiento de la marca Paulaner el año 1627. Por esas fechas el príncipe elector de Baviera, Maximiliano, invitó a los hermanos de la orden italiana de San Francisco de Paula a establecer un monasterio en Au, un pueblo cercano a Múnich. Las estrictas reglas de la orden prohibían a los monjes la mayoría de los productos de origen animal, incluyendo carne, mantequilla y huevos. Mientras que en Italia los monjes fueron capaces de complementar su escasa dieta con el vino, en Baviera la cerveza con mucho cuerpo asumió ese papel.

En 1633, la orden heredó una fábrica de una viuda de un cervecero de Múnich, y al año siguiente obtuvo el permiso real para iniciar la elaboración. Uno de sus primeros productos fue una cerveza en honor al fundador de la orden, San Francisco de Paula. Una iglesia cercana a la fábrica le dio un nombre que ha llegado hasta nuestros dias: Salvator. Aún así también era conocida como Starkbier -cerveza fuerte- debido a su alto contenido en especias y alcoholo entre los religiosos como «el sagrado óleo de San Francisco» y «la bendita cerveza del padre".

En sus inicios, la fábrica de los monjes sólo producía cerveza para ellos mismos, pero en 1751 fueron oficialmente autorizados para invitar cada 2 de abril -el día de San Francisco- a tomar una jarra de Salvator en el monasterio. Este acto que hizo la fama de «la cerveza más fuerte de Múnich» aumentase hasta tal extremo de que los monjes decidiesen dejar de regalarla. La alternativa elegida fue la venta a un precio muy bajo, lo que desencadenó las iras de los fabricantes y taberneros locales, que acusaron a los Paulinos de competencia desleal ante las autoridades.

A pesar de esta oposición, la celebración festiva de Ausschank se convirtió en una tradición muniquesa tan importante que todavía hoy en día atrae en el mes de marzo a la cervecería de Múnich a los políticos y a otras figuras de relevancia nacional para la prueba de la nueva remesa de Salvator.

Esta polémica con los cerveceros locales no fue la única nota oscura de la historia de Salvator, ya que años más tarde el precio de la cerveza aumentó considerablemente, lo que hizo que los vecinos, en señal de protesta, atacasen la fábrica y, para apaciguarlos, no quedó más remedio que bajarlo.

Más importante fue la ola de anticlericalismo que invadió Baviera a finales del siglo XVIII y que hizo que los monjes tuviesen que abandonar su monasterio en el año 1799. Durante un tiempo la cervecería operó con una empresa estatal pero, ante la imposibilidad de hacerla rentable, fue cedida a la Orden de Malta, que se la alquilaría en 1806 al maestro cervecero Franz Xavier Zacherl, quien también conseguiría después el derecho a vender Salvator a un precio superior a la tarifa oficial.

Un año después de la secularización de Paulaner, entraría en escena un nombre que estaba llamado a cambiar el panorama de la cerveza en el mundo. En 1807, Gabriel Sedlmayr, el Brüumeister de la corte bávara, se hace cargo de la cervecería Spaten de la calle Neuhausergasse, que por aquel entonces era la más pequeña de Múnich. Desde sus comienzos, la gestión de Gabriel fue muy eficaz con hitos tan importantes como la instalación de la primera máquina de vapor de Baviera.

Bajo la dirección de Gabriel, Spaten fue ganando fama y prestigio y a su muerte, en el año 1839, su fábrica era la tercera más grande de Múnich -una ciudad que tenía más de 50 cervecerías-, sólo por detrás de Hacker y Pschorr.

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