(Leído en el suplemento gastronómico del Heraldo de
Aragón del 4 de mayo de 2013)
A la hora de elegir los fresones hay que fijarse en que
los frutos estén firmes, sean gruesos, brillantes y su apariencia sea fresca,
ya que se trata de un alimento delicado y perecedero. No hay que dejarse
influir por el hecho de que pesen poco o porque los extremos de sus pedúnculos
sean más claros.
Deben comprarse con los tallos intactos y no se han de retirar
hasta que se hayan lavado. Se conservan mejor si se guardan en el frigorífico o
en un lugar fresco, oscuro y ventilado, a ser posible esparcidos en una fuente
o en un plato llano. En estas condiciones se pueden conservar hasta 4 o 5 días,
si es que no los hemos comprado muy maduros.
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