(Extraído de un texto de Alejandro Toquero en el Heraldo de
Aragón del 4 de mayo de 2019)
[…] al
final, una mariscada no deja de ser «una agrupación de mariscos» que admite dos
versiones, cocida y a la plancha, «aunque en nuestro caso esta última es la
estrella porque es la que se hace al momento».
¿Qué
lleva una mariscada? Lo habitual, según este experto, es que el mayor
protagonismo recaiga en los crustáceos: buey y centollo, cigala y nécora, en la
cocida, «que se puede complementar con la presencia de langostinos o salpicón»;
y langosta, bogavante, cigala, langostinos o gambones, y navajas, en la que se
prepara a la plancha.
A la hora de trabajar esta última,
a las piezas grandes como la langosta y el bogavante hay que
hacerles un corte longitudinal desde la cabeza hasta la cola para obtener dos
mitades iguales. «Son las que más tardan en hacerse por lo que conviene
cocinarlas las primeras». Tras calentar y engrasar la plancha, se ponen por el
lado de la carne un par de minutos, se dan la vuelta añadiendo sal gruesa y
otros tres por la otra cara, para terminar durante un minuto más por el lado
inicial.
Para
las cigalas y langostinos hay que echar bastante sal gruesa. Las primeras necesitarán
al menos dos minutos por cada lado, mientras que los langostinos, poco más de
un minuto.
EN
FRÍO. Cocer el
marisco ya es otra historia. Como norma general se recomienda utilizar, en
volumen, el doble de agua que de marisco. A partir de ahí hay distintos
métodos. Por ejemplo, hay quien el punto de sal se lo da añadiendo 35 o 40 gramos por cada litro de agua, y
quien la añade una vez que el marisco está cocido, durante el tiempo de reposo.
Si está
vivo, es mejor ponerlo primero en agua templada e ir calentando progresivamente
hasta que empiece la ebullición que marcará el inicio del tiempo de cocción.
Por el contrario, el marisco sin vida conviene echarlo cuando el agua está
hirviendo.
Un par de hojas de laurel le van a
dar un punto de sabor interesante, pero hay quien prefiere no utilizar este
toque sutil con el argumento de que todo el protagonismo tiene que recaer en el
sabor de los crustáceos.
Para enfriarlo,
si no se ha añadido sal al agua, conviene poner el marisco en un plato con sal,
tapado con un paño húmedo, y mantenerlo en el frigorífico entre 30 y 45
minutos. Si hay prisa, se puede introducir en un cuenco con hielo una vez
cocido y esperar a que se enfríe lo suficiente.
Por
último, los tiempos de cocción dependen bastante del tamaño de las piezas. Las
nécoras entre cinco y siete minutos; las cigalas, de dos a tres; el centollo
entre 15 y 18; el buey, alrededor de 20, y el bogavante, de 22 a 28 minutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario