martes, 10 de enero de 2023

Cuberdon, un dulce secreto belga

 (Leído en buendiatours.com, tras buscar a raíz de una mención en Atlas Oscura. Algunos extras son de wikipedia)

Bélgica es sinónimo de dulce, el país del gofre y especialista en chocolates, pero hay un manjar azucarado belga menos conocido, su misterioso Cuberdon.

El Cuberdon es un bombón cónico con sabor a frambuesa cuyos orígenes y receta tradicional son un secreto nacional, que además también es llamado según la zona de distintas maneras como "neuzeke" ("pequeña nariz" en neerlandés), "cupidon" o "bonnet de curé".

Los bombones clásicos tienen una forma cónica y se parecen algo a una nariz o a un sombrero. Los cuberdon tienen una anchura de aproximadamente 2,5 centímetros y un peso de entre 10 y 18 gramos. Muchas veces los bombones tienen un color rojizo o cárdeno.

Son varias las leyendas que se barajan en torno al origen de los cuberdons. Una de las más extendidas localiza el nacimiento del Cuberdon en la región de Brujas, de manos de un clérigo del lugar, de ahí uno de los nombres que se le ha otorgado, "bonnet de curé".

Otra de las más célebres leyendas atribuye su origen a un farmacéutico de Gante que habría descubierto este dulce por azar en 1873 trabajando en la preparación de uno de sus medicamentos. Al parecer el farmacéutico dejo desatendida una muestra que creía incorrecta durante varios días, descubriendo después que su exterior se había endurecido mientras su interior seguía conservando su textura de sirope. Así, esta hipótesis podría explicar la particular composición del Cuberdon, una fina capa endurecida que al morderla libera en la boca su corazón de sirope azucarado.

Lo que sí está claro es que el pequeño cono violeta es una creación belga concebida alrededor de la segunda mitad del siglo XIX, más de 150 años de una tradición muy bien guardada. ¿Cuál sería entonces el secreto de su fabricación? El Cuberdon se elabora a partir de azúcar, goma arábica y un sabor afrutado, otorgado principalmente por la frambuesa.

Su proceso de elaboración es largo y complicado, la doble textura del Cuberdon necesita un trabajo en seis etapas y seis días. Se presenta en forma cónica (de ahí su nombre de neuzeke,"naricita") de 2'5 cm, en tonos rosados y violáceos. La goma arábica, ingrediente fundamental para su fabricación, se recolecta en la zona del Sáhara a partir de árboles de la familia de las acacias, por lo que durante la Segunda Guerra Mundial era imposible de encontrar, lo que supuso que el Cuberdon cayera casi en el olvido.

De esta manera, su composición exacta sea uno de los secretos mejor guardados de la historia de Bélgica, por lo que posteriormente fueron muy pocos los artesanos que pudieron retomar su producción, a la que han dedicado años de trabajo de perfeccionamiento hasta conseguir su receta actual.

Aunque el Cuberdon original es el de frambuesa, actualmente este dulce ha derivado hasta en 30 variantes, desde sabor a melocotón, pasando por el chocolate hasta el vodka.

Para consumir adecuadamente el Cuberdon se aconseja no hacerlo después de las 8 semanas de su fabricación, además de comerlo fresco, pero a temperatura ambiente, evitar meterlo en el frigorífico o congelador para que el sirope del interior no se cristalice. 

Un cuberdon se come lo más fresco posible. Un cuberdon fresco tiene una corteza fina, ligeramente sacarificada alrededor de un viscoso corazón de almíbar. Después de tres semanas la corteza fina espesa hasta que no queda almíbar al interior del dulce. A causa de este fenómeno, el cuberdon tiene una limitada conservabilidad de solamente 3 semanas. Esta limitada conservabilidad impide la exportación al extranjero o la venta en los grandes almacenes. Por eso el 70% de los cuberdons belgas se vende en ferias o en mercados locales. 

Un buen lugar para degustar este manjar azucarado belga es en los diferentes establecimientos que se reparten en torno a Vleesmarkt de Gante.

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