(Artículo escrito por Juan Barbacil en el Heraldo de Aragón del 3 de septiembre de 2016)
Para la mayoría de los alemanes es difícil imaginarse una vida y un mundo sin cerveza. Y así lo manifestó el ex canciller Gerhard Schröder: “Hol mir mal ne Flasche Bier, sonst streik ich hier” (Tráeme una botella de cerveza o hago huelga aquí). Y esta tradición cervecera está de celebración, pues se cumplen ahora en 2016 los 500 años delReinheitsgebot (ley de pureza de la cerveza).
Ya antes existían algunas regulaciones sobre la cerveza como la de Augsburgo en 1156, Núremberg en 1293, Weimar en 1348, Weiβenseeen en 1434 o Múnich en 1363. Pero no fue hasta el 23 de abril del año 1516 cuando se promulgó el conocido Reinheitsgebot como se conoce hoy en día.
Todo comenzó durante un encuentro de la nobleza bávara en Ingolstadt, cuando el duque Guillermo IV y su hermano Luis X aprobaron una legislación reguladora sobre la producción de la misma y con el título siguiente: “Cómo se debe elaborar y servir la cerveza en verano e invierno en el campo”.
Proclamaron el Reinheitsgebot, que establecía que la cerveza sólo podía ser elaborada con tres ingredientes: cebada, lúpulo y agua. La importancia de la cebada se debía a poder combatir el hambre ya que por aquel entonces había escasez de alimentos. El trigo pues se reservaba para la elaboración del pan.
Pero la aclaración, de que debía ser con cebada malteada se introdujo más tarde. Y es que por aquel entonces aún no se conocía la levadura. La levadura se registró en el Reinheitsgebot en el siglo XIX. Naturalmente el texto se revisa y se actualiza constantemente.
Según la legislación de Alemania, la cerveza alemana debe elaborarse hoy en día con malta, lúpulo, levadura y agua según el Reinheitsgebot de 1516. Y continúa siendo la legislación alimentaria válida más antigua del mundo. Con esta regulación se han impedido las falsificaciones, pero sobre todo, el que se puedan añadir productos químicos u otros aditivos. Con ello se garantiza la calidad del producto.
Y es que antes de que se usase el lúpulo para la conservación y para darle aroma en las cervecerías, se utilizaban todo tipo de hierbas y condimentos. Algunos de ellos eran extremadamente tóxicos y capaces de producir alucinaciones en los consumidores de cerveza.
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