Con o sin espuma, amargos, dulces, cálidos o refrescantes. Un recorrido por algunas de las costumbres y recetas más curiosas que podemos encontrarnos en diferentes partes del mundo.
Aunque el café tiene su origen en Etiopía y la península arábiga, es una de las bebidas favoritas del mundo occidental y su consumo es generalizado en Europa y América. Al igual que Italia o Francia, España es un país tradicionalmente 'cafetero', no precisamente gracias a la aparición –y multiplicación– de establecimientos como Starbucks o a las recomendaciones de George Clooney, y desde hace siglos su consumo forma parte de nuestra cultura.
Los españoles consumimos de media casi cuatro kilos de café al año, lo que supone 599 tazas por habitante. Con o sin leche, solemos tomarlo a primera hora de la mañana aunque son muchos los que no dudan en disfrutar de más dosis a los largo del día.
Existen múltiples formas en las que se puede disfrutar de este elixir según la parte del planeta en la que nos encontremos. "No sólo sus ingredientes varían por países, sino que también hay diferentes momentos y formas para consumir café según la cultura", explica Nikkitha Bakshani en The Daily Meal . Es curioso pensar que mientras los italianos lo suelen tomar de pie y en casi cualquier momento del día, en Hong Kong es común que la gente se siente en los cafés y socialice durante horas mientras toman sus bebidas.
Con o sin espuma, amargos, dulces, cálidos o refrescantes. "La forma en la que una cultura consume su café es un ritual sagrado", añade Bakshani quien hace un recorrido por algunas de las costumbres y recetas más curiosas que podemos encontrarnos en diferentes partes del mundo.
Para los más dulces
Probablemente no haya escuchado su nombre ni lo consumas a diario, pero existe una mezcla originariamente española que, aunque aquí no triunfó demasiado, se ha extendido por el resto del mundo manteniendo su denominación en castellano: el café miel. Una base de miel cubierta por café expreso, leche caliente y espolvoreado con canela en polvo. La dulce explosión de la miel mezclada con el sabor amargo del café con leche, lo convierten en una bebida agradable para la garganta.
Los británicos introdujeron el café en Malasia a principios del siglo XIX, pero el estilo que desarrollaron allí es bastante diferente al inglés. El kopi susu es una mezcla bastante espesa y dulce. Lleva una parte de leche condensada que se pone en la taza primero y después se añade el café por encima espesando el líquido con el dulce cremoso del fondo.
Muy similar a un capuchino es el wiener melange de Austria. Se suele tomar en una taza grande y al café expreso se le añade leche caliente y espuma. También hay otras variedades más dulces que incluyen yema de huevo cubierta con dos cucharadas de azúcar y nata montada por encima.
Los refrescantes
El café no siempre se toma caliente y hay muchos lugares en los que es tradicional que sea refrescante. No, no se trata de añadir un par de hielos a tu café con leche y ver cómo estos se derriten en tu taza, se trata de reconvertirlo en una bebida fría condimentada con ingredientes de todo tipo, dulces o amargos.
Dentro de los cafés fríos, imposible no hablar del cada vez más consumido frappuccino. Al contrario de lo que muchos puedan pensar, no es un invento de Starbucks. Esta bebida fue inventada por accidente en 1957 cuando un representante de Nestlé fue enviado a Grecia para mostrar sus productos instantáneos. Tendría que haber vertido los polvos de chocolate en leche o agua caliente y removerlo, pero, al no conseguirlo, añadió la mezcla en agua fría y la agitó en una coctelera. Aunque hoy muchas bebidas de café con sabor dulce se comercializan bajo el nombre de frappe, la forma original es la de Grecia donde lo preparan agitando café instantáneo, azúcar y agua en una coctelera hasta tener una mezcla espumosa.
Típico de Alemania es el Eiskaffee. Una bebida helada que se prepara con café instantáneo al que se le añaden dos bolas de helado, nata montada y virutas de chocolate. Como es de esperar, más que en una taza, este tipo de café se sirve en una copa alta.
Alejada de los sabores dulces está una sueca bebida de la que se ha empezado a hablar hace poco: el Kaffe Tonic. Se trata de una bebida refrescante que mezcla sabores amargos y dulces. ¿Tónica en el café? Exacto, así se prepara. Servimos una tónica en un vaso y le añadimos una tacita de café expreso… ¿La nueva moda del verano? Habrá que verlo.
Otro frío y muy sencillo de preparar es el Cà Phê Đá de Vietnam: se filtra café oscuro preparado a fuego lento y se sirve en una taza que hemos llenado hasta la mitad de leche condensada. Se agita bien la mezcla y se hecha sobre un vaso con hielo. "Originalmente se hacía con leche fresca, pero debido a la escasez de la misma en los últimos años de la época colonial de Vietnam, la leche condensada se convirtió en la alternativa", añade el autor.
Intensos y fuertes
Típico del sur de India es el kaapi, un café dulce que se consigue mezclando el café tostado oscuro con achicoria y se elabora en un recipiente de metal con dos tazas circulares. "Durante el proceso, los posos de café se comprimen y sueltan todo su sabor, lo que lo convierte en un producto mucho más fuerte que la mayoría de los cafés de goteo de estilo occidental", comenta Bakshani. Por cada parte de café se añade otra igual de leche y se le suele poner un poco de azúcar.
Probablemente nunca te hayas planteado que cuando pides un cortado lo estás haciendo al estilo portugués. Similar al café macchiato italiano, fueron nuestros vecinos quienes decidieron llamar así a la mezcla de café expreso intenso con un pequeño chorro de leche caliente que cae sobre él como cortándolo. "En los EEUU a esta misma bebida se la suele llamar Gibraltar (el término fue acuñado por las tiendas de café en San Francisco) y en Cuba se llama un cortadito, y hay varias versiones diferentes: una de ellas con leche condensada y crema en la parte superior".
Por otro lado está el café cubano, cuyo sabor intenso y dulce se consigue al mezclar el azúcar con los granos de café antes de prepararlo. Puede prepararse en una cafetera italiana, las normales de rosca incluyendo la mezcla de café y azúcar directamente en el filtro. Eso sí, para que salga como el original es importante prepararlo a fuego lento.
En México también se lo toman con calma para conseguir que su café tenga un sabor de lo más especial. El conocido como café de olla se prepara en un recipiente de barro artesanal que le da un toque cálido y arenoso. En ésta se echan los granos en pedazos grandes –incluso enteros– y para endulzarlo se añade canela y piloncillo (azúcar de caña sin refinar). Es indispensable utilizar la olla de barro, ya que, además de dar el nombre al café, sin ella el sabor cambia radicalmente.
De tamaño pequeño pero potente en sabor e intenso en cafeína es el café turco. "La tradición se remonta a los colonos otomanos en Arabia a principios del siglo XVII pero se convirtió en una bebida tan popular que el método de preparación ha cambiado poco desde entonces", comenta el experto cafetero. La mezcla turca se prepara con granos de café molidos muy finitos que se hierven en una olla pequeña llamada cezve (tradicionalmente hecha de cobre) donde, por lo general, se añade también algo de azúcar. La mezcla se vierte directamente en una pequeña taza y se sirve caliente, aunque sólo se bebe después de que los posos se hayan asentado en el fondo del recipiente.
Mundialmente consumido, incluso el maestro de las artes marciales Jackie Chan filosofeó sobre el tema y afirmo que "el café es lenguaje en sí mismo", pero, como ocurre con los idiomas, se habla de forma diferente según el país. Por ejemplo, ¿sabías que en Senegal ponen pimienta al café o que en algunos lugares es más común tomarlo después de la cena?
Con o sin espuma, amargos, dulces, cálidos o refrescantes. "La forma en la que una cultura consume su café es un ritual sagrado", añade Bakshani quien hace un recorrido por algunas de las costumbres y recetas más curiosas que podemos encontrarnos en diferentes partes del mundo.
Para los más dulces
Probablemente no haya escuchado su nombre ni lo consumas a diario, pero existe una mezcla originariamente española que, aunque aquí no triunfó demasiado, se ha extendido por el resto del mundo manteniendo su denominación en castellano: el café miel. Una base de miel cubierta por café expreso, leche caliente y espolvoreado con canela en polvo. La dulce explosión de la miel mezclada con el sabor amargo del café con leche, lo convierten en una bebida agradable para la garganta.
Los británicos introdujeron el café en Malasia a principios del siglo XIX, pero el estilo que desarrollaron allí es bastante diferente al inglés. El kopi susu es una mezcla bastante espesa y dulce. Lleva una parte de leche condensada que se pone en la taza primero y después se añade el café por encima espesando el líquido con el dulce cremoso del fondo.
Muy similar a un capuchino es el wiener melange de Austria. Se suele tomar en una taza grande y al café expreso se le añade leche caliente y espuma. También hay otras variedades más dulces que incluyen yema de huevo cubierta con dos cucharadas de azúcar y nata montada por encima.
Los refrescantes
El café no siempre se toma caliente y hay muchos lugares en los que es tradicional que sea refrescante. No, no se trata de añadir un par de hielos a tu café con leche y ver cómo estos se derriten en tu taza, se trata de reconvertirlo en una bebida fría condimentada con ingredientes de todo tipo, dulces o amargos.
Dentro de los cafés fríos, imposible no hablar del cada vez más consumido frappuccino. Al contrario de lo que muchos puedan pensar, no es un invento de Starbucks. Esta bebida fue inventada por accidente en 1957 cuando un representante de Nestlé fue enviado a Grecia para mostrar sus productos instantáneos. Tendría que haber vertido los polvos de chocolate en leche o agua caliente y removerlo, pero, al no conseguirlo, añadió la mezcla en agua fría y la agitó en una coctelera. Aunque hoy muchas bebidas de café con sabor dulce se comercializan bajo el nombre de frappe, la forma original es la de Grecia donde lo preparan agitando café instantáneo, azúcar y agua en una coctelera hasta tener una mezcla espumosa.
Típico de Alemania es el Eiskaffee. Una bebida helada que se prepara con café instantáneo al que se le añaden dos bolas de helado, nata montada y virutas de chocolate. Como es de esperar, más que en una taza, este tipo de café se sirve en una copa alta.
Alejada de los sabores dulces está una sueca bebida de la que se ha empezado a hablar hace poco: el Kaffe Tonic. Se trata de una bebida refrescante que mezcla sabores amargos y dulces. ¿Tónica en el café? Exacto, así se prepara. Servimos una tónica en un vaso y le añadimos una tacita de café expreso… ¿La nueva moda del verano? Habrá que verlo.
Otro frío y muy sencillo de preparar es el Cà Phê Đá de Vietnam: se filtra café oscuro preparado a fuego lento y se sirve en una taza que hemos llenado hasta la mitad de leche condensada. Se agita bien la mezcla y se hecha sobre un vaso con hielo. "Originalmente se hacía con leche fresca, pero debido a la escasez de la misma en los últimos años de la época colonial de Vietnam, la leche condensada se convirtió en la alternativa", añade el autor.
Intensos y fuertes
Típico del sur de India es el kaapi, un café dulce que se consigue mezclando el café tostado oscuro con achicoria y se elabora en un recipiente de metal con dos tazas circulares. "Durante el proceso, los posos de café se comprimen y sueltan todo su sabor, lo que lo convierte en un producto mucho más fuerte que la mayoría de los cafés de goteo de estilo occidental", comenta Bakshani. Por cada parte de café se añade otra igual de leche y se le suele poner un poco de azúcar.
Probablemente nunca te hayas planteado que cuando pides un cortado lo estás haciendo al estilo portugués. Similar al café macchiato italiano, fueron nuestros vecinos quienes decidieron llamar así a la mezcla de café expreso intenso con un pequeño chorro de leche caliente que cae sobre él como cortándolo. "En los EEUU a esta misma bebida se la suele llamar Gibraltar (el término fue acuñado por las tiendas de café en San Francisco) y en Cuba se llama un cortadito, y hay varias versiones diferentes: una de ellas con leche condensada y crema en la parte superior".
Por otro lado está el café cubano, cuyo sabor intenso y dulce se consigue al mezclar el azúcar con los granos de café antes de prepararlo. Puede prepararse en una cafetera italiana, las normales de rosca incluyendo la mezcla de café y azúcar directamente en el filtro. Eso sí, para que salga como el original es importante prepararlo a fuego lento.
En México también se lo toman con calma para conseguir que su café tenga un sabor de lo más especial. El conocido como café de olla se prepara en un recipiente de barro artesanal que le da un toque cálido y arenoso. En ésta se echan los granos en pedazos grandes –incluso enteros– y para endulzarlo se añade canela y piloncillo (azúcar de caña sin refinar). Es indispensable utilizar la olla de barro, ya que, además de dar el nombre al café, sin ella el sabor cambia radicalmente.
Durante el proceso, los posos de café se comprimen y sueltan todo su sabor, lo que lo convierte en un producto mucho más fuerte
Sabrosón pero con un toque totalmente diferente es el café touba de Senegal. Se condimenta con granos de pimienta Selim (Guinea) y se añade clavo para dar olor. A esta mezcla de aromas se añaden los granos de café previamente molidos, lo que le da un sabor distinto al comúnmente conocido. "Aunque ahora su disfrute está más generalizado, esta bebida sólo se consume durante las ceremonias y conmemoraciones", explica Bakshani.De tamaño pequeño pero potente en sabor e intenso en cafeína es el café turco. "La tradición se remonta a los colonos otomanos en Arabia a principios del siglo XVII pero se convirtió en una bebida tan popular que el método de preparación ha cambiado poco desde entonces", comenta el experto cafetero. La mezcla turca se prepara con granos de café molidos muy finitos que se hierven en una olla pequeña llamada cezve (tradicionalmente hecha de cobre) donde, por lo general, se añade también algo de azúcar. La mezcla se vierte directamente en una pequeña taza y se sirve caliente, aunque sólo se bebe después de que los posos se hayan asentado en el fondo del recipiente.