(Un texto de Ramón Álvarez en el suplemento dominical del Periódico de Aragón del 15 de septiembre de 2019)
El jengibre qué consumimos es el rizoma o tallo subterráneo de la planta de igual nombre, originaria de los bosques tropicales del sur India. Desde siempre ha ido parte de la gastronomía de los países árabes, China o India debido a sus múltiples beneficios para la salud. Posee propiedades antiinflamatorias, antisépticas y reguladoras de la glucosa en sangre. Además, es un óptimo protector gastrointestinal a la vez que un remedio eficaz para combatir las náuseas.
Precisamente por sus beneficios ha ido incorporándose en nuestra dieta, especialmente en forma de infusión o en zumos, especialmente por parte de deportistas. Pero el jengibre tiene muchas más posibilidades culinarias que encantarán a quienes gusten de su sabor característico, intenso y algo picante.
BATIDOS. Los smoothies o batidos de diversas frutas de temporada adquieren un sabor muy especial y aumentan sus propiedades saludables si se acompañan con jengibre. Basta con añadir, a las frutas lavadas y cortadas, una o varias ralladuras de jengibre y mezclar todos los ingredientes en la batidora.
DULCES. El jengibre es perfecto para la confección de dulces. El bizcocho de jengibre es una de las recetas caseras habituales en Estados Unidos. En el norte de Europa las galletas de jengibre son tan populares que, cada año por Navidad, en Bergen (Noruega) se levanta el Pepperkakebyen, un pueblo en miniatura construido a base de galletas de jengibre.
ENSALADAS. Para dar un toque original a cualquier ensalada basta con rallar jengibre a la hora de aliñarla, como se hace con la trufa. Otro método de enriquecer el sabor de una ensalada es preparar una vinagreta, con aceite y mostaza, y presentarla en un cuenco para que cada comensal aderece su plato según sus preferencias.
OTROS PLATOS. Este rizoma puede usarse también carne y pescado. Desde pollo adobado en jengibre antes de cocinarlo hasta salmón marinado con jengibre y wasabi, pasando por una crema de tomate con jengibre y coco rallado o un atún con jengibre y naranja.
Hervido mejor que en infusión
Al tratarse de la parte dura de una planta, similar a una raíz, si preparamos cualquier tisana de jengibre como si se tratara de un té, cortando a rodajas los bulbos y dejándolos en remojo en agua caliente, extraeremos muy poco sabor y no aprovecharemos sus propiedades saludables. La mejor manera de prepararlo es, una vez cortado, ponerlo a hervir en agua durante 10 a 15 minutos y dejarlo reposar otros cinco antes de servirlo, colándolo y acompañándolo, según las preferencias de cada uno, con té verde, miel y unas cucharaditas de zumo de limón recién exprimido.
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