(Extraído de un artículo de Daniel Méndez en el XLSemanal del 24 de noviembre de 2019)
El sumiller Ferran Centelles,
responsable de la partida de bebidas de elBulliLab, nos revela cinco
cuestiones imprescindibles sobre el vino y su selección personal
1. ACLARANDO TÉRMINOS
«Viticultura
ecológica, orgánica o biológica son un mismo concepto. Pero dependiendo
del país se dice de un modo u otro. Hoy existen más de 800 organismos
de certificación ecológica repartidos en unos 120 países».
2. UNA TENDENCIA AL ALZA
«El
21 por ciento de los cultivos ecológicos que hay en Europa son viñedos.
La mayor parte se concentra en España, Francia, Italia y Alemania».
3. CUESTIÓN DE ETIQUETA
«Hasta
el año 2012, la UE solo permitía etiquetar un vino con el término ‘vino
elaborado con uvas ecológicas’. Pero en la actualidad ya podemos hablar
de ‘vino ecológico’. Y conlleva unos requisitos: son necesarios tres
años desde que un productor inscribe sus parcelas y empieza a
gestionarlas cumpliendo las normativas europeas de la producción agraria
ecológica. Las prohibiciones radican, entre otros aspectos, en el uso
de fertilizantes de origen mineral. Se favorece el crecimiento de
plantas salvajes que pueden ser aprovechadas como abono verde, pero
también para incrementar la biodiversidad en el viñedo».
4. LA BIODINÁMICA
«El
padre de la agricultura biodinámica es Rudolf Steiner. Concibe las
granjas como organismos complejos cuya dinámica natural incluye a los
animales y al hombre. La biodinámica va un paso más allá y busca el
equilibrio con el ecosistema, la diversidad biológica y la recuperación
de actividad microbiana del suelo. Asegura que los ciclos de la Luna
tienen influencia sobre la vida de las plantas. Utilizan diversos tipos
de preparados creados por Steiner; el más conocido, el del cuerno de
abono. Muchas prácticas biodinámicas no han encontrado su explicación
científica, pero otras sí. Mejoran la fertilidad del suelo e incrementan
su biodiversidad. Pese a que no comparto todos sus principios,
considero que es uno de los desarrollos más positivos de las últimas dos
décadas».
5. VINO NATURAL
«Es una categoría
diferente.Este es un movimiento no oficial. Es interesante ver cómo la
agricultura orgánica o biodinámica pone el foco en el viñedo, y los
vinos naturales se centran en la bodega. Utilizan levaduras propias de
la uva, las adiciones de sulfuroso son extremadamente bajas o
inexistentes y no se usan clarificantes en bodega».
Y del mismo artículo, algunas aclaraciones sobre ciertos términos:
[...] Pero ¿en qué consiste exactamente la viticultura ecológica?
Parte de unas técnicas de manejo del suelo y de los cultivos
respetuosas con el medioambiente. La sustitución de productos químicos
de síntesis -como pesticidas y fertilizantes- es requisito
imprescindible, pero no suficiente. Las variedades elegidas, por
ejemplo, deben estar adaptadas a las condiciones locales; tienen que
emplear fertilizantes de origen orgánico como el compost, los abonos
verdes o los residuos de la propia cosecha; se ha de cuidar y mantener
la diversidad en el seno del viñedo y a su alrededor. Una técnica
extendida es, por ejemplo, el empleo de cubiertas vegetales entre las
líneas de vid. El viticultor puede optar por plantar veza o altramuces o
dejar que se desarrolle la vegetación natural. En determinados momentos
del año, ovejas o gallinas pueden campar a sus anchas entre las vides. Y
la sostenibilidad medioambiental sale rentable. Una investigación
realizada en España en 2007 puso frente a frente, desde una perspectiva
económica, a siete viñedos ecológicos y siete convencionales. El
beneficio de los primeros fue un 55 por ciento superior al de los
segundos, alcanzando los 657 euros por hectárea.
Sin embargo, el consumidor muchas veces se pierde en una maraña de
nombres diversos. Comencemos aclarando términos: orgánico, biológico y
ecológico son sinónimos. Son equiparables y están protegidos por la
legislación europea. Existe un sello oficial que certifica el vino ecológico o ‘bio’.
Pero hay otras categorías: vino natural, vegano, viticultura
biodinámica… Aquí sí nos encontramos con importantes matices. Veamos. El
concepto de vino natural hace referencia al modo de elaboración del
vino, no al cultivo de la vid. Se trata de vinos que no han sido
filtrados, clarificados ni estabilizados. La fermentación se hace de
modo espontáneo y se limita la cantidad de azufre que se puede añadir.
El vino vegano, por su parte, no utiliza ningún
producto de origen animal. Puede sorprender que exista tal categoría,
pero lo cierto es que en el proceso de clarificación del vino a menudo
se emplean productos como la albúmina del huevo; la caseína, una
proteína derivada de la leche; la gelatina obtenida a partir de los
cartílagos de animales… El vino vegano emplea clarificantes obtenidos
del trigo, la patata o los guisantes. Ferran Centelles no termina de ver
claro ni uno ni otro. «Hay grandes vinos naturales -explica-, pero la
gran mayoría tiene un problema, y es que se desvía al no añadir sulfitos
ni levaduras que sirven de conservante. Para un paladar ortodoxo y
clásico como el mío, estas desviaciones son defectos. Respecto al vino
vegano. bueno, puede haber ciertas trazas de coadyuvantes de origen
animal, pero su huella es inapreciable».
Mención aparte merece la
viticultura biodinámica, la más exigente. Y la más polémica, pues no
todos comparten sus principios, que beben de los conceptos establecidos
por el doctor Rudolf Steiner a comienzos del siglo XX. Resumiendo mucho,
trata el suelo como un ser vivo cuyas aportaciones repercuten en la
planta. Se rige por un calendario biodinámico astral y prescinde
completamente de la maquinaria industrial. Solo emplea fuerza animal.
«Hay bodegas maravillosas que han adoptado los principios de la
biodinámica -comenta Centelles-. Lleva implícita una sensibilidad por el
terreno. Hay cosas que creo que tienen mucha lógica, a la hora de podar
o de hacer ciertos trasvases. Me cuesta más entender los tratamientos
homeopáticos a las plantas o cuando se ponen a mirar al cielo».
Hablando
de sabor, una duda fundamental. ¿Está más rico el vino ecológico? David
Forer sostiene sin tapujos que sí. El modo de producción garantiza que
el vino sepa al terroir donde ha crecido la vid. Ferran
Centelles lo tiene menos claro. «Es muy difícil diferenciar el sabor del
vino orgánico o biodinámico del convencional. ¡Pero es una tendencia
muy importante!».
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