sábado, 8 de febrero de 2014

Cocineros



(La columna de Martín Ferrand en el XLSemanal del 12 de octubre de 2008)

El escaso conocimiento de la Historia le ha hecho creer a mucha gente, especialmente en España, que los diez siglos que median entre la caída del Imperio romano de Occidente y el descubrimiento de América fue un tiempo lúgubre y miserable. En absoluto y, menos todavía, en lo que respecta a las artes culinarias que, en esa época, sentaron las bases de las que arrancan algunos de los puntos máximos de la modernidad. Algunos reyes tuvieron que ver con ello. Carlos V de Francia, por ejemplo, el más notable de los Valois, encargó a los sabios más notables de su tiempo, el núcleo central del XIV - ¡un siglo antes de la invención de la imprenta! -, libros que estudiaran a fondo todos los conocimientos de la época.

No quedó fuera de esos encargos la gastronomía. A Guillaume Tirel, el gran cocinero que pasó a la inmortalidad como Taillevent, le tocó escribir Le Viander. El título completo de la obra -traducido- nos da idea de su pretensión Taillevent, maestro cocinero del rey de Francia, enseña a todo el mundo a preparar la comida de los reyes, duques, condes, marqueses, barones, prelados y todo tipo de señores burgueses, mercaderes y gentes de honor. El libro fue de los primeros en integrar la Biblioteca Real de Francia.

Los grandes cocineros de hoy, los que con muchas, pocas o ninguna estrella de Michelin buscan la renovación de los sabores y el placer y la salud de la buena mesa, continúan la labor didáctica que Carlos V de Francia le pidió a Taillevent. En esa línea, la Comisión de Cultura del Congreso ha aprobado una proposición no de ley del Grupo Socialista para instar al Gobierno a considerar la cocina como parte fundamental del Patrimonio cultural español.

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