sábado, 28 de diciembre de 2013

Maridaje entre pescado y cerveza: momentos sublimes



(Un texto de Juan Barbacil en el suplemento gastronómico del Heraldo de Aragón del 5 de octubre de 2013)

Al horno, al vapor o la cazuela, al pescado que no consigue por sí mismo un caldo o salsa consistente la cerveza le aporta cuerpo. Sobre todo a los elaborados al horno, les proporciona una delicada fragancia.

Los pescados y las cervezas tienen muchos puntos en común y abundantes lugares de encuentro con afinidades de alto valor gastronómico. Dice José Carlos Capel en su libro 'La cerveza y los tesoros gastronómicos españoles', editado por Cerveceros de España: «Hay que destacar que la cerveza encuentra con los ácidos maridajes de gran interés gastronómico», y pone algunos ejemplos. ¿Qué vino resiste la acidez de los salpicones de marisco, de los pescados en vinagreta, los escabeches o los encurtidos? Por elegante y sutil que sea el vinagre utilizado, su punzante acidez altera el sabor de casi todos los vinos.

Los pescados azules con alto contenido en grasa, de gustos más marcados que los pescados blancos, armonizan muy bien con las cervezas que limpian el paladar y las que encuentra el contrapunto refrescante. Así pues la cerveza puede acompañar con éxito los atunes, bonitos, sardinas, boquerones, salmones, lampreas, pez espada, jureles, caballas y anchoas. Por el contrario el toque amargo de la cerveza puede anular el sabor suave de algunos pescados blancos. Son precisamente los pescados azules, por su alto contenido en grasa, los que se ahúman, se marinan, se escabechan, se preparan en conserva o se someten a salazón en todas sus variantes. En todos estos casos la cerveza en una buena compañera.

En el caso de los ahumados, son las cervezas claras de tipo ale, y las Pilsen las que mejor van por su toque amargo. Es común que estos pescados se sirvan con mostazas o salsas especiadas por lo que la cerveza va muy bien con ellas y es recomendable su combinación.

En cuanto a los pescados en salazón, como las huevas o las anchoas tan comunes en nuestros platos, especialmente estas últimas, se fusionan bien con la cerveza, las de trigo claras y con levadura dentro son excelentes compañeras de viaje. Hagan la siguiente prueba: pan untado con tomate, una anchoa encima, un chorrito de aceite de oliva virgen extra intenso y una cerveza fresquita.

Con los carpaccios, con los pescados crudos, la cerveza realza su sabor. Salmón, atún con sabores yodados y grasos ligan muy bien con la cerveza, pues necesitan su contrapunto algunos de los aderezos que los suelen acompañar: pimienta molida, limón y el propio aceite de oliva. En ese sentido, mención aparte merece la cocina japonesa. Los sushi, sashimi con el pescado crudo como protagonista una cerveza ligera y con carbónico como las munchen clásicas pueden ser una buena opción por el tono refrescante que aportan, especialmente si se toma bien fría. Pocos vinos pueden soportar el wasabi picante, la salsa de soja o algunas de las salsas agridulces de la cocina oriental. Es aquí donde la cerveza resulta muy recomendable. Y en el caso de los pescados en adobo que han sido mezclados con ajo, orégano o comino tampoco el vino se muestra muy cómodo y es la cerveza a la que hay que visitar.

Los pescados en conserva, especialmente los azules nuevamente, se van transformando en el interior de su recipiente y sus aromas se toman metálicos, algo dulzones, más concentrados lógicamente y que se superponen a su natural gusto marino. En esta amalgama de sensaciones variopintas, intensas pero finas, tanto las cervezas suaves y las de gusto intenso actúan como magníficas compañeras de viaje.

Y en lo que se refiere a los mariscos, la ligera suavidad de la cerveza respeta los intensos sabores de los crustáceos en muchas de sus preparaciones. Son alimentos con sabores fuertes de aromas penetrantes y delicados al mismo tiempo. Todos ellos dejan en boca gustos persistentes que casan perfectamente con las cervezas claras.

Cuando los mariscos se preparan con salsas muy condimentadas las cervezas deberán de ser de más cuerpo y contenido alcohólico, aunque no demasiado amagas. Y si el marisco está preparado en salpicón, una elaboración muy veraniega, la cerveza equilibrará el vinagre y su acidez elevada.

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