sábado, 26 de enero de 2013

Apicio y la complicación en la cocina

(Extraído de la columna de Carlos Herrera en el XLSemanal del 26 de diciembre de 2010)

Me advertía el hondísimo Gómez Marín de la natural tendencia de las sociedades decadentes a refinar y sofisticar su cocina, uno más de los gastos suntuarios característicos de una cierta descomposición social. Y me ponía en la pista de Marco Gavio Apicio, gastrónomo romano supuesto autor del primer tratado gastronómico más o menos conocido: De re coquinaria. El historiador gastronómico Carlos Azcoytia lo recrea muy bien en sus gastrocrónicas: Apicio era excéntrico y dado al desenfreno como sólo un romano decadente podía ser. Lo opuesto a un estoico, vamos. Alimentaba sus cerdos con higos secos y vino con miel, los mataba por sorpresa para que su hígado no sufriera y obtenía con ello, por lo visto, un extraordinario sabor de sus carnes. Sus recetas eran aún más complicadas que las de cualquiera de las estrellas de la gastronomía de estos tiempos. De bacanal en bacanal, se quitó la vida al comprobar que sólo le quedaban diez millones de sestercios con los que seguir golfeando, que vendrían a ser unos tres millones de euros de hoy en día. Para lo que me queda, mejor me bebo un vaso de veneno, debió de pensar. Y se lo tomó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Free counter and web stats