En Aragón no hay mar y, sin embargo, sorprende que uno de los productos tradicionales de la tierra sea el congrio seco. La cocina aragonesa, y en especial la bilbilitana, incluyen en su carta especialidades como el congrio a la bilbilitana y los garbanzos con congrio. Pero, ¿de dónde procede la conexión entre este pescado fresco de la costa coruñesa que se sirve seco en Aragón?
La tradición se remonta al siglo XV la primera referencia histórica es de 1446, cuando la industria soguera de Calatayud producía cuerdas de cáñamo y cabos para distintos puertos del país. Uno de los lugares a los que se transportaban estas sogas era la localidad gallega de Muxía. Los bilbilitanos las cambiaban por congrio
y, para evitar que durante el trayecto de vuelta este se estropeara,
los gallegos decidieron secarlo. Fue así como el consumo de congrio seco
empezó a popularizarse en Aragón.
Más de 500 años después, este pescado seco ha dejado de ser un alimento del pueblo llano
para pasar a convertirse en un auténtico manjar y así lo corrobora su
precio en el mercado. Muxía se ha convertido hoy en un lugar único en
Europa por sus secaderos de congrio. Y la cocina aragonesa ha sabido mantener este producto con más de cinco siglos de tradición.
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