(Leído en www.portalsolidario.net)
La llegada de Catalina di Medici a la corte francesa supuso el
enriquecimiento no sólo de las arcas francesas gracias a su enorme dote,
sino también el enriquecimiento de la cocina francesa. Cuentan las
crónicas que con Catalina viajaron al país galo cocineros y someliers
elegidos de entre los más famosos de Italia, ya que por su educación
Catalina era amante de la buena mesa. Cuentan que con su llegada se
introdujeron en Francia los famosos sorbetes italianos, y como no, sus
famosas pastas.
A lo largo de la historia han sido los mismos cocineros franceses,
por ejemplo Antonin Carême, los primeros en admitir la gran influencia
de la reina Catalina di Medici en la gastronomía francesa. Con su
llegada a Francia con motivo de su boda con Enrique de Valois llegaron
también un gran número de cocineros que, por sus elementos y los
condimentos que utilizaban enriquecieron grandemente la cocina francesa.
Curiosamente hay que agradecerle a los cocineros franceses el hecho de
que se hayan mantenido en uso, gracias a la introducción en su cocina
nacional, muchas recetas que en Italia desde hace tiempo han caído en
desuso.
Cuentan las crónicas que el cultivo de la alcachofa, introducido en
Italia a finales del siglo XV, fue reintroducido en Francia en el siglo
XVI gracias a la reina Catalina di Medici. Eso si, la elaboración fue
totalmente novedosa, resultando un plato al que los franceses llamaron
beatilles. Este planto, considerado un manjar, se componía de fondos de
alcachofa con mollejas de ternera, riñones y crestas de gallo que, unas
veces se servían conjuntamente y otras se presentaban con los fondos de
alcachofas aparte y las distintas carnes en forma de patés. Según un
cronista de la época este plato era considerado un afrodisíaco, y
cuentan además que Catalina era famosa por comer de este manjar hasta
casi reventar.
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