(Parte de un artículo de
Alejandro Toquero en el Heraldo del 5 de enero de 2013)
El canónigo es una planta anual
que se encuentra de forma natural y en abundancia en muchas zonas frías de
Europa. Las variedades seleccionadas para el cultivo son de sabor más suave que
la planta silvestre.
Fundamentalmente hay dos tipos:
las de hoja grande y las de hoja más estrecha y planta más compacta. Estas últimas
son las que se utilizan en Europa para su cultivo y consumo.
Al hablar de esta hierba no podemos
dejar de referirnos a alguna de las denominaciones que recibe, como la de
'maches'. Se trata de un término francés muy utilizado por los cocineros. También
se la conoce como lechuga de campo o hierba de gato entre quienes conocen de su
existencia silvestre.
Pero al margen de esos nombres,
lo cierto es que los canónigos son una buena fuente de betacaroteno, vitamina C
y ácido fólico, y que entre sus propiedades hay que destacar aquellas diuréticas,
depurativas y laxantes. Por último, también son buenos para la vista, en
general, además de ser recomendable su consumo en caso de anemia por su alto
contenido en hierro.
La última pregunta va a intentar dar
respuesta a una curiosidad relacionada con esta hierba: ¿por qué recibe el
nombre de canónigo? Lo cierto es que hace unos cuantos siglos se encontraba frecuentemente
en los monasterios, donde se cultivaba debido a su buena acción sobre el
sistema nervioso central, ya que es de la misma familia que la valeriana. Al
parecer, era una hierba que consumían bastante los clérigos para aplacar la
ansiedad sexual gracias a sus propiedades relajantes. Hoy, sus usos 'son muy
diferentes, ni estimulantes ni relajantes, sencillamente sugerentes.
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