(Creo que es un texto de
Tareixa Enríquez en El País Semanal de hace unos años)
Blanco
El más antioxidante. Es la bebida antiedad por excelencia.
Por eso se conoce como «el té de la belleza», ya que además de un sabor y aroma
delicados, es capaz de neutralizar el efecto oxidante de los radicales libres. Es
el más caro y apreciado de todos los tés porque se cosecha a mano, cortando
solo las yemas más tiernas de la planta, justo antes de abrirse y de que
clorofila les haya dado el color verde (de ahí el nombre de té blanco). Pobre
en teína (solo 1 mg por taza) es el más rico en antioxidantes, triplicando el
contenido que tiene el té verde de estos nutrientes antienvejecimiento. Al
igual que el verde, es un té tostado sin fermentar. Existen diferentes variedades,
entre las que destacan el shou mei, el pai hao yin chin y el pai mu tan.
Verde
El más terapéutico. Uno
de los tés más estudiados debido a sus beneficios para la salud, y con la ventaja
de que tiene muy poca teína (de 6 a 16 gramos por taza), por lo que puede tomarse
incluso por la noche. Sigue un proceso que consiste en lavar al vapor las hojas
recién recolectadas para ponerlas a secar de inmediato e impedir que fermenten.
Tiene un sabor suave y un aroma herbal y es de los mis consumidos en Japón y
China. Degústalo en sus apreciadas variedades: lung ching, gunpowder China (el
té a la menta de los países árabes), sencha, bancha, gyokuro, matcha y genmaicha.
Rojo o Pu-erh
El más adelgazante. Debido a sus propiedades depurativas y ‘quemagrasas’,
es el que más se utiliza en las dietas de control de peso. Como ocurre con los
buenos vinos, a más años de fermentación, mejor calidad y más propiedades. Se
conoce como el té de los emperadores, y su procedimiento de elaboración se
guarda celosamente como un secreto de estado. Su gran cantidad de teína es lo
que hace que aumente la termogénesis (combustión de grasas).
Azul u Oolong
El más desconocido. Permite descubrir aromas insospechados.
Conocido también como té azul, el oolong es un té semifermentado, cuya
fermentación no suele sobrepasar las 2 horas. Una taza puede contener entre 10
mg de teína por taza. Los más famosos son el Formosa, que se cultiva en esa
isla y tiene un sabor equilibrado, con aroma a melocotón, y el ti kuan yin, de
la provincia china de Fukien, cuyo sabor delicado recuerda al de las nueces.
Negro.
Es el que contiene más
teína (la sustancia equivalente a la cafeína del café): entre 25 y 100 mg por
taza, dependiendo del grado de fermentación. Es el más consumido en Occidente y
destaca por su sabor intenso o ahumado. En su proceso de elaboración se pierde
una gran parte de los principios activos de la planta. Hay distintos tipos de
té negro, dependiendo de la región en que se cultiva. Los más famosos son:
darjeeling, assam, Ceilán, lapsang, souchong, samovar, Sumatra y keemun.
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