(Un texto de A.R. en el
suplemento dominical de El Mundo del 17 de octubre de 2010)
Cocer un huevo tiene su
técnica, tal como se confirma en el Gran
libro del huevo, editado por el Instituto de Estudios del huevo (www.institutohuevo.com):
Pasado por agua
Meterlo en un cazo
cubierto de agua; cuando empieza la ebullición, bajar el fuego para que la
cocción sea muy suave durante tres minutos. Servirlo en una huevera especial y abrirlo
suavemente con una cucharilla. Se puede tomar sin añadir nada de sal o
añadiéndole una pizca, pues tiene bastante sabor.
En el microondas
Cascar el huevo en un
plato. Pinchar la yema (sin que se rompa), tapar e introducir en el microondas
40 segundos a una potencia de 300 W. Esperar dos minutos y programar otros 40 segundos
a la misma potencia. Volver a esperar otros dos minutos y comprobar su estado. Si
se cuece en exceso, puede salir acartonado.
Por ello, hay que respetar los periodos de reposo para que la yema no estalle.
Cocido
Volcarlo recién sacado
de la nevera en un cazo con agua hasta la mitad. Añadir sal, tapar y cuando
hierva, bajar el fuego y cocer cuatro minutos. Si, pese a la sal, el huevo se
rompiera, añadir rápidamente unas gotas de vinagre o de limón para que la clara
que empieza a salir se coagule.
Si se echa en agua ya
hirviendo, pinchar el extremo redondeado con una aguja y depositar con una
cuchara. Bajar el fuego, tapar y cocer 11 minutos. Si el huevo se cuece
demasiado tiempo, aparece un halo grisáceo en la parte exterior de la yema. Es
comestible, pero el aspecto es menos agradable.
Para poder pelarlos con mayor
facilidad, hay que refrescarlo rápidamente en agua fría.
Mollets: Se hacen igual
que los duros, pero dejándolos cocer cinco minutos. Son más difíciles de pelar
y conservan la yema blanda, pero la clara firme.
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