(Un artículo de Juan
Barbacil en el suplemento gastronómico del Heraldo de Aragón del 28 de
septiembre de 2013)
No existen reglas ni
explicaciones científicas. Tampoco razonamientos técnicos que expliquen por qué
muchas combinaciones son buenos puntos de encuentro entre los dos placeres
sensoriales: beber y comer.
En Zaragoza, el experto sumiller
Jesús Solanas dio los primeros cursos de cata de cerveza combinándolas con
pequeños bocados dando las explicaciones de cómo y por qué fusionan tan bien
algunos de ellos. Con el vino, algunas comidas como espárragos, alcachofas,
alcaparras, encurtidos y otros, resultan complicados de combinar.
Cerveceros de España,
que aglutina a la práctica totalidad de empresas del sector, invierte mucha energía
en mostrar las posibilidades de su bebida. […]
La cerveza combina bien
con la carne, pero cada una de ellas requiere una atención diferente. Con las
carnes de cerdo, ahumadas o no, la cerveza limpia la boca de la fina capa
grasienta que dejan, sin eliminar por ello sus sutiles aromas. Normalmente y
generalizando, las carnes de cerdo irán bien con cervezas claras estilo lager o
pilsen.
Con los embutidos y su
inmenso universo (longaniza, salchichón, butifarra, morcillas...) es imposible encontrar
la cerveza adecuada pero en general les va una cerveza de cierto cuerpo como
una ale, una lager extra o incluso una de abadía). Mención aparte merece el
caso del chorizo que casi siempre lo tomamos con vino cuando su pimentón y el
ajo pueden destrozarlo.
Con el cordero de sabor
intenso la combinación no resulta muy fácil; sin embargo, con el ternasco de Aragón
las posibilidades aumentan. Claro que siempre dependerá de la salsa que se
utilice o la forma de asarlo, freírlo o cocerlo. Un chilindrón, por ejemplo irá
muy bien con una de estilo dortmunder.
En el caso del pollo,
¿quién no ha hecho alguna vez el archiconocido pollo con cerveza? En este caso lo
mejor es tomar la misma cerveza con la que se ha guisado el pollo. Una de
cuerpo medio y equilibrada resultará ideal. Además suavizará el ave, espesará
la salsa y acelerará la cocción.
En el caso de las carnes
de vaca o de buey dependerá de su preparación. A la brasa, por ejemplo, una Ambar
especial de cuerpo medio y no muy amarga irá muy bien. Una de mayor cuerpo o
incluso algo tostada (Export) macerará bien la carne y la hará más tierna,
jugosa y con mejor textura. También espesará la salsa y cuando la tomemos no
deberá de estar demasiado fría.
Y donde la cerveza encuentra
su mejor comportamiento es con las hamburguesas y sus complementos, ya sea
mostaza o kétchup. Aquí el vino no lo lleva bien y muchas veces se opta por una
cola dulce o un refresco). Una cerveza algo más amarga o incluso de trigo con
levadura que la hace seguir fermentando dentro de la botella, será una experiencia
más que estimulante. La web de Cerveceros de España es buena fuente de
información -www.cerveceros.org- y el libro de Eva Celada 'Los secretos de la
cocina con cerveza' un texto recomendado.
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