(Un texto de Marisol Guilasola en la revista Mujer
de Hoy del 31 de marzo de 2007)
¿No te gustan las verduras pero quieres asegurarte
una
buena dosis de antioxidantes? Pon miel en las tostadas, las infusiones, el
aliño de las ensaladas, el queso fresco... Nuevas investigaciones indican que
es tan eficaz para neutralizar los radicales libres, implicados en el deterioro
celular asociado al envejecimiento, el cáncer, el Alzheimer, la enfermedad
cardiovascular..., como las espinacas. Según la American Chemical Society (la
mayor sociedad científica del mundo), los niveles de antioxidantes en la miel
son equivalentes a los que contienen las manzanas,
las
naranjas,
las fresas...
Existen cada vez más pruebas de los efectos
protectores de la miel en el organismo. Desde hace años, sabemos por ejemplo
que algunos tipos -sobre todo las más oscuras, más ricas en antioxidantes-
combaten los microbios causantes de la enfermedad periodontal (que provoca la
pérdida de piezas dentales) y las aftas (úlceras bucales). Otras
investigaciones corroboran lo que ya sabían los egipcios: su efecto sanador en
heridas infectadas. Incluso, hay estudios clínicos que indican que estimula el
crecimiento de células reparadoras de tejidos dañados por ciertas infecciones y
que puede estimular la curación de las heridas quirúrgicas... Pero, no todas
las mieles tienen el mismo dulzor preventivo. Un estudio del IMIDRA (Instituto
Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural Agrario y Alimentario),
publicado en la prestigiosa revista
Journal of the Science of Food and Agriculture, y realizado con 36 tipos de
miel de España, ha llegado a la siguiente conclusión: la que ha sido producida
por abejas que se alimentan de mielato -secreciones melosas que se observan en
las plantas tras la visita de otros insectos,
como los pulgones-, conocida como "miel de mielada", tiene mayor
capacidad antioxidante que la producida por las abejas que se alimentan sólo de
néctar. "La miel es una fuente natural de antioxidantes y, de entre todas
las mieles, la miel de mielada es la más rica en ellos", declara Rosa Ana
Pérez, autora del estudio.
¿Deberíamos entonces dar luz verde a la miel? En
esto, como en todo, la sensatez es la norma, es la respuesta de los expertos.
La miel es azúcar (glucosa, fructosa...) en un 80%, por lo que debe ser
consumida de forma sensata, por ejemplo en sustitución del azúcar común (que
aporta calorías vacías de nutrientes), y siempre como parte de una dieta
equilibrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario