(Leído en el suplemento
gastronómico del Heraldo de Aragón del 29 de junio de 2013)
La sardina se distribuye
por el Atlántico desde las costas de Senegal hasta Noruega, en los mares
Mediterráneo y Cantábrico, el Canal de La Mancha y el Mar del Norte. Es una
especie muy común a lo largo de todo el litoral español y de la zona occidental
africana, y menos abundante en las costas septentrionales. Se localizan, sobre
todo, en aguas cálidas y saladas, agrupadas en grandes bancos, Visibles a
distancia porque forman unas manchas características producidas por su movimiento.
Se distinguen dos subespecies
de sardina: la pilchardus pilchardus,
que se localiza en el Atlántico, y la pilchardus
sardina, que habita en el mar Mediterráneo. A su misma familia pertenecen el
arenque, la anchoa, el espadín y el sábalo.
La sardina es un pescado
azulo graso, muy rico en Omega-3. Por este motivo, es recomendable incorporar su
consumo y el de otros pescados azules al menú. Su contenido proteico también es
elevado. Entre las vitaminas, posee algunas del grupo B como la B12 o B1 que permiten
el aprovechamiento de los nutrientes energéticos (hidratos de carbono, grasas y
proteínas). También contiene vitaminas liposolubles como A, D y E y, en cuanto
a los minerales, hay que destacar la presencia significativa de fósforo,
magnesio, potasio, hierro, zinc y yodo. Las sardinas de lata presentan un contenido
de calcio muy importante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario