(Extraído de un texto de
Alfredo Toquero en el suplemento gastronómico del Heraldo de Aragón del 18 de
mayo de 2013)
Llega
el buen tiempo, una época para pensar en el ternasco de Aragón de una forma
diferente, que no sea asado al horno o en guisos contundentes. Brasa, barbacoa,
ranchos, calderetas... son opciones que pueden dar mucho juego a las que nos
vamos a referir haciendo un minucioso despiece del cordero para conocer un poco
mejor todas sus posibilidades.
Para
realizar este recorrido, acudimos a tres cocineros que se desenvuelven en ámbitos
muy diferentes: Javier Rabies trabaja en el Grupo Pastores, la cooperativa de ovino
más grande de España, desarrollando nuevos productos y referencias de ternasco;
Antonio Lahoz es profesor de cocina de la escuela de hostelería TOPI y Diego Barbero,
chef del restaurante Celebris, es una de las grandes promesas de la restauración
aragonesa. […] Y es que hay mucho ternasco para elegir y trabajar más allá de
las 'bbc' (bodas, bautizos y comuniones) en las que mayoritariamente se
consumen paletillas asadas con patatas panadera, y de las 'bbq' (barbacoas),
con un claro protagonismo de las costillas y, en menor medida, de la pierna.
Este
recorrido lo iniciarnos, precisamente, en el costillar, que aproximadamente
representa el 30% de la canal (entre 2,5 y 3 kilos). Generalmente se comercializa
en un tajo único, aunque puestos a hilar fino se podrían diferenciar entre las
costillas de badal, de riñonada y del centro. Las primeras son más pequeñas, están
un poco más engrasadas y a la parrilla resultan muy jugosas. Las del centro tienen
más presencia, con su medallón de solomillo junto al palo. Unas y otras son el
producto más noble, al que en la restauración se le suele dar alguna vuelta quitando
la grasa o dejando el hueso limpio para hacer un carré e, incluso, preparar un
relleno, pero que quieren que les diga, los tres cocineros coinciden en que una
buena brasa es la mejor aliada.
Eso
sí, con el fuego conviene estar vigilante. Antonio Lahoz comenta que «corremos
el riesgo de que si está muy fuerte se quemen por fuera y queden medio crudas por
dentro, además de ahumarse y llegar a amargar». Y, al contrario, si ha perdido
mucha fuerza, «lo que puede suceder es que se cueza la carne y pierda
propiedades». El mejor momento es cuando la brasa está viva pero ya un poco atemperado,
de forma que la carne vaya adquiriendo el tono dorado que indica que hay que
darle la vuelta. Y eso sí, comer inmediatamente, nada de tapar y esperar a que
se haga la siguiente parrillada.
Y de
la parte más noble a la que, en teoría, tiene menos salida como el cuello y la
falda o tajo bajo. Y digo en teoría porque tal y como apunta Javier Robles,
«seguramente, debido a la difícil situación económica, está habiendo mucha demanda
de estos productos más baratos». A su juicio, la falda cortada a tiras a la
brasa «está muy jugosa» y con ella, en Pastores, han desarrollado un producto
como los churrasquitos, adobados como un pincho moruno y fritos. Una buena
alternativa para rosigar, como se dice en Teruel, rader o dejar el hueso
limpio.
Rancho tradicional. Antonio Lahoz
tampoco duda al referirse a estas partes como las mas finas del ternasco, ya
que «cuanto más hueso hay, la carne resulta más delicada». Él, con la falda,
ofrece en cuatro pinceladas la típica receta de rancho aragonés: se corta el
tajo bajo y se fríe en una sartén grande. Se añaden ajos, pimiento, cebolla y
laurel, y cuando está bien dorado se incorpora el agua y un poco de tomillo. Se
deja cocer de 25 a 30 minutos y se va desgrasando para que el sabor del cordero
no se apodere demasiado. Se añaden las patatas y se deja un rato más. A continuación,
se echa el arroz dejando cocer alrededor de 17 minutos. Las cantidades ya van a
depender de los comensales, «pero tiene que quedar bastante caldoso, ya que el
rancho se come con cuchara», explica Antonio. Javier Robles también comenta que
estas calderetas aceptan la presencia del jarrete y recomienda la falda a tiras
para elaborar arroces con ternasco o una fideuá.
La
paletilla también se puede trocear en tiras para hacer a la brasa, pero al horno,
en su versión más tradicional o deshuesada, es como más posibilidades ofrece. […]
Por otra parte, los jarretes de la pierna y de la paletilla tradicionalmente se
utilizan para guisos, pero Javier Robles comenta que otra posibilidad es
«deshuesarlos y abrirlos como si fueran un muslo de pollo; a la barbacoa o a la
plancha están muy jugosos». Llegados a este punto es importante contar con la complicidad
de nuestro carnicero de confianza, que si tiene visión de negocio seguro que no
tendrá problemas en quitar el hueso.
Por último,
la pierna es la pieza más estacional, que hasta hace poco tiempo tan solo tenía
salida hecha chuletas, con el hueso, para acompañar a las costillas a la brasa,
o entera para hacer al homo. Sin embargo, deshuesada, las posibilidades crecen
y de qué manera. Por ejemplo, fileteada muy fina se ha convertido en la
referencia estrella de los bocadillos de ternasco, vuelta y vuelta a la
plancha. Y así cortada, sin duda, es una de las mejores formas de introducir el
cordero en el menú de los más pequeños. De ahí también salen los trozos de
carne mas magra para elaborar unos estupendos pinchos morunos e igualmente se puede
hacer un corte relativamente novedoso que consiste en preparar un tournedó de
ternasco, es decir, la carne cortada en medallones coma si fuera un solomillo de
ternera.
Pero
la pierna todavía da más de sí. El Grupo Pastores, por ejemplo, trabaja desde
hace tiempo en la elaboración de dos referencias como son la longaniza y la hamburguesa
de ternasco de Aragón. De alguna forma, han sido los que han tirado del carro
para que muchos carniceros se hayan animado a preparar este tipo de productos que
cada vez se ven más en las vitrinas. En estos dos casos, de nuevo, la parrilla
y la plancha son los mejores aliados para disfrutar de ellos.
Y esta
visión del ternasco de Aragón mas veraniega, pensando en un producto para
compartir alrededor de un encuentro de amigos, de familia o cuando nos apetezca
(para disfrutar de esta carne no hace falta que medie celebración alguna), se
va a cerrar con una breve referencia al despiece con menos salida: cabeza, riñones,
papada... Tienen poca venta, pero al que le gustan le parecen manjares difíciles
de superar.
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