(Un artículo de Marta Fernández Guadaña en el suplemento dominical de
El Mundo del 21 de julio de 2013)
Si no puede con ellas, cómaselas. Es la recomendación de la FAO para controlar el aumento de población
de estos animales. En Asia es habitual y numerosos chefs occidentales las
ofrecen.
Se multiplican con la llegada del verano, viven en comunidad
y forman literalmente enjambres marinos, similares a los de las abejas, para
reproducirse y protegerse. Son las medusas, unos organismos planctónicos que parecen
compañeros inseparables de los veraneantes de la zona del Mediterráneo y que
ahora han destapado su atractivo gastronómico a raíz de un informe de la
Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por
sus siglas en inglés).
La Comisión General de Pesca para el Mediterráneo,
dependiente de la agencia agroalimentaria de la ONU, ha encontrado en la cocina
una vía para luchar contra un ser vivo cuya proliferación pone en peligro la
vida de muchas especies marinas que habitualmente se pescan, aparte de ser el
enemigo de los bañistas en la temporada estival. "Un océano de medusas
podría llegar a suplantar un océano de peces", advierte el organismo.
¿Solución? Comérselas. "Si no podemos luchar contra ellas, debemos
planteamos comérnoslas", sostienen los analistas. Su informe, dado a
conocer a finales del pasado mes de mayo, se centra en el Mediterráneo y el Mar
Negro y tiene su antecedente en una reunión celebrada en Estambul en octubre de
2010 en la que se alertó de la multiplicación de estos animales marinos.
En los últimos años, impulsada por el calentamiento global y
el aumento de nutrientes en los mares, su presencia se ha incrementado un 82%
en los océanos de todo el planeta. Se calcula que existen entre 14.000 y 20.000
millones de medusas en el mundo, con entre 1.000 y 1.500 variedades diferentes
catalogadas. Solo unas cuantas son comestibles. ''La recomendación de la FAO
puede tener su lógica, pero hay que tener en cuenta que muchas medusas no son
comestibles y que, en cualquier caso, deben estar sometidas a controles
sanitarios y toxicológicos", apuntan fuentes del Instituto de Ciencias del
Mar del CSIC.
Pertenecientes al grupo zoológico de los cnidarios -son una
especie animal, no vegetal-, las medusas están integradas por células
urticantes, causantes de sus picaduras, que pueden resultar venenosas. Con una
característica morfología en forma de campana, de su gorro o umbela -la zona en
la que se encuentran su estómago y gónadas- cuelga una fila de tentáculos, a
veces de hasta dos y tres metros de longitud, como la Pelagia noctiluca, que contiene hasta 100.000 células urticantes
por centímetro, lo que eleva su peligrosidad.
Estos animales pasan su vida suspendidas en el agua -casi
siempre en el mar, aunque hay de agua dulce- y, aunque acostumbran a vivir a
entre 15 y 30 kilómetros de la costa, las corrientes, los vientos y el calor
las animan a acercarse a las playas en verano. Además, lo hacen en comandita.
En España, pueden encontrarse en cualquier costa, aunque es el Mediterráneo su
principal hogar. Esta región, donde la variedad más peligrosa es la denominada
carabela portuguesa (Physalia physalis),
constituye la mayor preocupación para la FAO.
INSÍPIDA PERO CRUJIENTE. Consistentes en un 95% en agua y
sales, también tienen cierto poder proteico. Pero, ¿cuál puede ser el interés
gastronómico de un animal que, en realidad, es insípido? Principalmente, su
textura, que es gelatinosa, cartilaginosa y, sobre todo, aunque pueda
sorprender, crujiente. Ese refrescante crunchy
las convierte en un buen ingrediente de ensaladas. Las medusas forman parte de
la despensa de países como China, Corea o Japón, por lo que en España lo
habitual es encontrarla en restaurantes asiáticos. Zen Market, El Buen Gusto o
Hang Gang, los tres en Madrid, son buen ejemplo.
Pero también hay chefs españoles que se aventuran. En la
sierra de Madrid, Femando Limón ya llevaba tiempo cocinando con esta especie
cuando la FAO apareció con su prescripción de consumo. ¿Se imaginan un
gin&tonic de medusa? En La Sopa Boba, su local en Alpedrete, es posible. Y
no es su única elaboración […]: desde rabo de toro estofado con medusas hasta
ensalada de algas wakame, ramallo de mar, coco y medusas.
Otros han experimentado. Ángel León, dueño de Aponiente (en
El Puerto de Santa María, Cádiz), conocido como el chef del mar y reciente Premio Nacional de Gastronomía, comenta que
hace años realizó pruebas con este organismo para explorar sus posibilidades
gastronómicas, pero descartó incorporar algún plato con medusa en su carta
"No vimos claro que nos aportara algo más allá de su textura",
comenta León. Una curiosidad: el plancton, ingrediente clave en Aponiente, es
uno de los alimentos favoritos de las medusas, que, a su vez, son el manjar
predilecto de tortugas y peces migratorios como el bonito, el pez espada y el
atún, que, conscientes del poder venenoso de sus tentáculos, se comen solo su
umbela.
ADRIA Y LAS MEDUSAS. Otros cocineros han ensayado su uso sin
llegar a concretarlas en una receta. Aunque en muchos grandes templos
culinarios españoles nunca ha entrado este producto -es el caso de El Celler de
Can Roca (Girona), DiverXO (Madrid), 41º (Barcelona), Quique Dacosta
Restaurante (Denia) o Ricard Camarena (Valencia), entre otros-, tampoco es que
la alta cocina lo haya ignorado. En el Bulli, el espacio de Cala Montjoi que
cerró como restaurante el 30 de julio de 2011 y que está en proceso de
convertirse en fundación, Ferran Adria y sus chicos probaron esta especie
marina, pero nunca se tradujo en un plato. Uno de sus ex-jefes de cocina,
Albert Raurich, sin embargo, prepara en Dospalillos, su restaurante con una
estrella Michelin en Barcelona, la medusa estilo Sechuan, servida en láminas
con salsa picante.
Mugaritz, elegido cuarto mejor restaurante del mundo, ha
incluido este año un plato titulado Medusa
en su menú, pero, en realidad, es un juego más del equipo de Andoni Luis
Aduriz en su espacio de Rentería (Guipúzcoa): la receta no contiene esta
especie, aunque la emula en apariencia. Está elaborado con algas, salicornia y concentrado
de bonito ahumado.
Por su parte, Carme Ruscalleda conoció gastronómicamente las
medusas en Tokio, donde tiene un local gemelo al Sant Pau de San PoI de Mar
(Barcelona). En su sede japonesa empezó a utilizar medusa antes de emplearla
hace varios veranos en la casa madre de la población del Maresme para firmar
ensaladas, pil-pil, escalibada, fideuá o pipirrana con variedades como la Rhopilemn esculenta o la Cotylorhyza tuberculata, conocida como
medusa huevo frito. Son de las escasas medusas comestibles. Otras son: Rhizostomn pulmo, capturada en Pakistán;
Aurelia crurita; Rhopilema nomadica, que ha llegado al Mediterráneo, y Nemopilema nomurai, procedente de Asia.
La medusa huevo frito también ha formado parte de la oferta
de Paco Pérez, cocinero de Miramar, en Llansá (Gerona). Entre la casi treintena
de bocados de su menú degustación, se incluía hace unos años un plato llamado Huevo frito, compuesto de medusas con agua
de coco, soja y wasabi. Entre la alta gastronomía asiática fusionada con la
cultura mediterránea, Hideki Matsubisa también cuenta con medusa en su despensa
de Koy Shunka, restaurante con una estrella Michelin en Barcelona. Se da, pues,
la paradoja de que esta dama marina, rehuida por los bañistas por esas picaduras
que dejan la sensación de una quemadura de cigarro y provocan dolor intenso e
irritación, es perseguida como fuente de inspiración por importantes cocineros.
Si usted se anima a cocinar medusa en su casa, sepa que no
es sencillo encontrarlas en España. Apenas se venden frescas, salvo
puntualmente en alguna lonja o mercado del Mediterráneo. Es más frecuente
hacerse con ellas deshidratadas, refrigeradas y en salmuera, en paquetes que se
suelen vender en comercios de comida oriental, comúnmente de la variedad Rhopilema esculenta kishinouye. Para
prepararlas, "deben desalarse o rehidratarse. Hay que ponerlas en agua
unas 72 horas e ir cambiándola cada seis u ocho horas", detalla Fernando
Limón. "Una vez hayamos realizado esta preparación previa, podremos
proceder a la elaboración de las recetas"[…]
Resultan un plato fácil para el verano. Cortadas en tiras,
se pueden preparar en ensalada con algas, pepino y vinagre de arroz, como
aconseja Estanis Carenzo, que, si bien no se anima a incluirla en la carta de
Sudestada, su establecimiento de cocina asiática en Madrid, se declara fan de
esta especie marina.
El plato puede ser, por tanto, un sabroso final para un
animal que se encuentra entre los organismos más antiguos del planeta (hay
evidencias de medusas de más de 500 millones de años). Y al que no ha faltado
protagonismo literario y cinematográfico. El capitán Nemo, encamado por James
Mason, agasajaba con un plato de carne de medusa y percebe con salsa marina a
sus invitados a bordo del Nautilus, en la película Veinte mil leguas de viaje
submarino (1954), basada en la novela de Julio Veme. Y el baile de unas
transparentes y rosáceas medusas es una de las escenas estrella de Buscando a
Nemo, el filme de animación de Disney-Pixar.
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