(Un texto leído en El Magazine de El Mundo del 11 de
julio de 2010)
Recomendaciones
1. CALIDAD y CANTIDAD. Use
una paella para el doble de comensales de los que va a tener, porque cuanto más
fina sea la capa de arroz, mejor será el resultado. Deben emplearse, y en
cantidad suficiente (porque no hay nada peor que una paella sin tropezones),
verduras de temporada, carnes o pescados frescos y, por supuesto, un aceite que
no se haya utilizado antes.
2. FUEGO. Gas o leña, es indiferente, pero lo que sí
es fundamental es que el calor se distribuya por todo el fondo de la paella para
que la ebullición sea homogénea. Si se hace con madera, los cánones mandan que
debe ser de naranjo u olivo (la de pino no vale por ser muy humosa). Así,
cogerá el sabor de la leña y quedará más sabrosa, pero hay que tener en cuenta
que es más difícil de preparar.
3. CUIDAR EL TIEMPO. Mínimo se requieren 35-40
minutos si se hace con gas y casi una hora y media
si es con leña. Primero hay que sofreír a fuego lento y, sólo cuando se añade
el caldo, dar un golpe de fuego. Con gas, desde que se inicia la ebullición, la
cocción tarda unos 18 minutos: los 10 primeros debe cocer a fuego fuerte y los ocho
últimos a un ritmo más suave.
4. PROPORCIONES. Aceite, arroz y agua. Si encuentra
la proporción ideal entre estos elementos es difícil que la paella le salga
mal. Pero no es tarea sencilla. Si falta aceite, el arroz puede quemarse; sí
sobra, quedará muy pesada. Si se pasa de agua, el arroz se deshará y si no
llega, estará duro. ¿Y cuál es la medida? No hay respuesta porque depende de la
intensidad del fuego, del diámetro de la paella (a mayor superficie, mayor
evaporación), la dureza del agua... A modo orientativo: un kilo de arroz
requiere unos cinco litros de agua.
5. LIMPIEZA. La tradición
manda comer de la paella con cuchara o tenedor paellero para potenciar el
sabor. Concluido el festín, la paella se limpiará por ambas caras: primero con
arena y limón y, después, con jabón. Por último, se impregna con un poco de
aceite.
Prohibiciones
l. NO TODO VALE. Existen multitud de
arroces secos, que admiten casi cualquier alimento. Pero hay cosas que no se
pueden añadir a una auténtica paella: chorizo, salchichas, huevos y
aberraciones similares están vetadas por mucho que haya quien las utiliza con
el pretexto de que el arroz casa con todo. Y nada de pan, al menos en Valencia,
donde no se permite ni para rebañar...
2. NI VITRO NI HORNO. Si un secreto tiene este plato
es el arte que debe tener el paellero para regular el calor en función de la
velocidad a la que se vaya consumiendo el caldo, algo que es muy difícil en una
vitrocerámica. Otro pecado es meter la paella en el horno antes de que se haya
terminado la cocción para que el arroz se haga más rápido. El sabor no es el
mismo y la textura, tampoco.
3. EN SU PUNTO. Una vez que el caldo rompa a hervir,
no se debe remover el arroz, tampoco añadir caldo frío si la evaporación ha sido
demasiado rápida (en todo caso, caliente). Además, es vital ir probando: el
arroz estará listo para reposar cuando haya perdido su dureza central, pero aún
ofrezca cierta resistencia. Y una vez retirado del fuego, nunca se debe tapar
porque se pasaría.
4. DE GRANO CORTO. Aunque el grano largo no se pasa,
tampoco absorbe el sabor del resto de los ingredientes. En cuanto al caldo,
para la paella valenciana, puede ser de carne (con espinazos, trozos de
pollo...), pero si el pollo y el conejo utilizados son de calidad puede
añadirse simplemente agua. Por último, hacer este plato usando sólo colorante
es casi pecado. Los expertos recomiendan el azafrán (sin pasarse, porque en
cantidad genera un regusto a cloro) y, en todo caso, añadir una pizca de
colorante para mejorar el aspecto.
5. MIXTA Y SANGRÍA. Los expertos paelleros
respetan, pero no recomiendan en ningún caso esta combinación tan a gusto del
paladar extranjero. Es preferible tomar de primero una paella de pescado o
marisco, de segundo una de carne, y maridar con vino.
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