martes, 30 de julio de 2024

Cuscús, el cocido del Magreb

(La columna de Carlos Maribona en el XLSemanal del 24 de enero de 2021)

Declarándolo patrimonio Inmaterial de la Humanidad, la Unesco ha puesto en valor el cuscús, ese plato a base de sémola de trigo de origen bereber tan popular en el Norte de África. Elaborado con granos de sémola de trigo cocidos al vapor, verduras y carne de cordero o de pollo, aunque también hay algunos con pescado, viene a ser la versión magrebí de nuestro cocido. En muchos hogares aún se come con la mano, siguiendo la tradición.

Su peculiar nombre es la onomatopeya del ruido que hacen los granos de sémola al cocer. En torno a él hay un auténtico ritual, que es lo que ha llevado a la Unesco a incluirlo en una lista que reconoce tradiciones y conocimientos populares. El alcuzcuz, su nombre en español, fue habitual entre nosotros hasta el siglo XVII; de hecho, aparece citado en el Quijote y en importantes recetarios como el de Martínez Montiño.

Lógicamente los mejores sitios para probarlo son los restaurantes norteafricanos. Resulta curioso que una cocina tan próxima a nosotros apenas tenga una digna representación en España. Una de las escasas excepciones es el veterano Al Mounia, que abrió en 1966 en Madrid. Decorado con el lujo de los palacios árabes, con artesonados, azulejos y arabescos que hicieron en su momento artesanos llegados desde Marruecos, con sus mesas bajas con grandes bandejas de cobre, sus cuscús de cordero, pollo o verduras nos acercan a ese Magreb tan próximo y tan lejano a la vez.

martes, 23 de julio de 2024

La confitería Prast, hogar del Ratoncito Pérez

(Un texto de Ana Vega Pérez de Arlucea en el Heraldo de Aragón del 12 de enero de 2019)

Este famoso establecimiento madrileño de ultramarinos y pastelería fue elegido por Luis Coloma como domicilio del ratón que aún hoy recoge dientes de leche.

Entre la muerte del rey que rabió y el advenimiento al trono de la reina MariCastaña existe un largo y obscuro período en las crónicas, de que quedan pocas memorias. Consta, sin embargo, que floreció en aquella época un rey Buby I, grande amigo de los niños pobres y protector decidido de los ratones. Fundó una fábrica de muñecos y caballos de cartón para los primeros, y […] consta también que el rey Buby prohibió severamente el uso de ratoneras». Así comienza el cuento más famoso de la literatura española, Ratón Pérez, escrito por el jesuita jerezano Luis Coloma (18511915) para el rey niño Alfonso XIII.

Resulta entrañable pensar en Alfonsito, monarca infantil con tirabuzones rubios, metiendo sus dientes bajo la almohada como cualquier hijo de vecino y esperando el regalo a cambio. Quizás la dignidad real brillara por su ausencia y llorara, igual que casi todos los niños, al pensar en el trance de tirar del diente, ay. Pero aquí la regente María Cristina tuvo más suerte que el común de los padres y contó con la ayuda de Coloma quien, requerido por la soberana, escribió de mil amores un cuento para que el rey pataleara menos.

El padre Luis Coloma había escrito ya varios relatos infantiles cuando en 1894 recibió el encargo de palacio, así que no le costó nada pergeñar, con algo de imaginación y un poco de parábola moral, un cuento sobre el famoso ratón que cambiaba dientes por monedas.

La mayoría de la gente piensa que fue este mismo autor el inventor del personaje, pero en España ya existían numerosas referencias al ratoncito mágico desde 1849 (por ejemplo, en 'La Gaviota' de Fernán Caballero) e incluso en 1885 se representó en los teatros madrileños un juguete cómico que llevaba como título 'El ratoncito Pérez'. Así que Coloma realmente lo que hizo fue darle forma a un mito que no sólo estaba presente en España sino en muchos otros países bajo la antigua creencia de que dar los dientes de leche a los ratones para que se los comieran permitía que los nuevos crecieran tan duros y rectos como los de los roedores.

Lo del apellido Pérez sí que es de neta aportación española, mientras que el rey Buby salió de la imaginación del jesuita para halagar a Alfonsito, llamado cariñosamente 'Buby' por su madre en la intimidad.

Estarán a estas alturas preguntándose ustedes qué porras tiene que ver el ratoncito Pérez con la gastronomía, y ya verán que no es poco. En el cuento, publicado por primera vez en 1902 en la colección de cuentos 'Nuevas Lecturas', y después en 1911 como relato suelto, el ratón visita al rey para recoger su diente y acaba llevándole a su casa además de a visitar a un niño que, pese a ser pobre, comparte con Buby sus mismas ilusiones.

«Vivía Ratón Pérez en la calle del Arenal, núm. 8, en los sótanos de Carlos Prast, frente por frente de una gran pila de quesos de Gruyère, que ofrecían a la familia de Pérez próxima y abastada despensa». Allí estaba el hogar del ratón, donde vivía con su mujer y sus hijos Adelaida, Elvira y Alfonso. Concretamente dentro de una caja de galletas Huntley «bajo el pabellón de Carlos Prast, tan a sus anchas y con tanta holgura como pudo vivir la rata legendaria de la fábula, en el queso de Holanda». Aquella caja era de Huntley & Palmers, una empresa británica fundada en 1822 que fue una de las primeras exportadoras a España de una nueva exquisitez conocida como galletas finas inglesas, de las que surgirían las célebres Marías.

Este tipo de delicias gourmet se vendían entonces únicamente en ultramarinos elegantes y confiterías.

Y eso es lo que fue el establecimiento de Carlos Prast, (18301904), un emprendedor nacido en Vivel del Río (Teruel) que fue a ganarse la vida a Madrid con tan sólo trece años. Una década después de llegar a la capital abrió 'Las Colonias', un ultramarinos de lujo en la calle Arenal. Con tanto éxito que en poco tiempo expandió el negocio para convertirse también en fabricante de confitería y en 1863 consiguió ser proveedor de la casa real.

Sería Prast quien puso definitivamente de moda los roscones de Reyes entre la alta sociedad madrileña además de otros productos como pastas, bombones y galletas. Entre ellas las de Huntley, guardadas en ese sótano «perfumado de queso» en el que vivía la familia del Ratón Pérez y donde se tomaba el té en tazas de cáscaras de alubias.

La Confitería Prast ya era famosa cuando Coloma la eligió como hogar de su ratonil héroe, pero lo fue mucho más a partir de la publicación del cuento. Tanto que Carlos Prast incluyó juguetes en su oferta para satisfacer a los niños que iban en peregrinación a la tienda, esperando conocer al ratón mágico. Igual que ahora, tantos años después, siguen haciendo cola frente a la misma puerta para entrar en la CasaMuseo de Ratón Pérez, simpáticamente ubicada también en el número 8 de la calle Arenal.

Por cierto que el niño Alfonsito tuvo otros caprichos gastronómicos como el de las pastas del Consejo, que hacían en la pastelería El Riojano (Madrid) para que el pobre tuviera algo con lo que entretenerse durante las reuniones del Consejo de Estado. Pero de eso hablaremos otro día.

Ahora vayan, siéntanse niños de nuevo y busquen el cuento del ratoncito Pérez.

martes, 16 de julio de 2024

Paloma, un coctel con tequila

 (Leído en la revista Elle, en junio de 2024)

Estamos acostumbradas a beber el tequila solo, el típico chupito con sal y limón (pregunta a una mexicana, a ver qué le parece) o, si es combinado, como mucho en un Margarita. El cóctel Paloma es a la vez un secreto bien guardado y todo un emblema de la coctelería mexicana. Poco a poco, va a dejando, por suerte, de ser un cóctel oculto para hacerse un hueco en las mejores barras de España de la mano del boom de la cultura del país azteca que vivimos.

Este cóctel que te va a enamorar hasta tiene un día internacional señalado en el calendario, el 22 de mayo. Cómo de bueno tiene que estar para ser protagonista de un reconocimiento así. Si además el tequila con el que lo elaboramos es Don Julio, otro emblema mexicano, el resultado solo puede ser un éxito absoluto. 

Asomarse a un Paloma, quién lo probó lo sabe, es sumergirse en el sol, en el mar, en la arena y en la historia de México. Seguramente, a estas alturas ya estarás deseando que te contemos cuáles son los ingredientes de este sugerente cóctel. Te resolvemos la incógnita: tequila blanco Don Julio, un refresco y una rodaja de pomelo, tajín y un poco de hielo.  

Ojo con el tajín, que no es el recipiente árabe que estamos acostumbrados a ver por aquí. El tajín de esta receta es una mezcla en polvo de sal, chile seco y lima que sirve como condimento en muchos platos mexicanos. En esta ocasión, lo vamos a utilizar para cubrir el borde del vaso.

El tequila Don Julio es ideal para este cóctel por su sabor equilibrado y las notas de agave, especias, caramelo y frutas que ponen un toque extra en el Paloma. La calidad de todos los tequilas de Don Julio se asienta en el respeto por los métodos tradicionales de destilación y por el jugo extraído del corazón del mejor agave azul. 

[...]

Si en lugar de salir a tomarlo fuera, decides sorprender a tus amigas con una velada mexicana en casa y rematarla con un Paloma, también vais a triunfar. Si esta es tu opción, toma nota:

  • 6cl de tequila blanco Don Julio.
  • Un refresco de pomelo.
  • Una rodaja de pomelo fresco.
  • Tajín.
  • Hielo.

En un vaso alto, cubre el borde con el tajín, ponle hielo y sirve el tequila blanco. Añade el refresco de pomelo y decora con una rodaja de pomelo fresco. Te aseguramos un éxito rotundo con la satisfacción completa de tus invitados.

martes, 9 de julio de 2024

Café con hielo

(Leído en trendencias.com)

La lógica nos dice que hacer un café con hielo es tan fácil como añadirle unos cubitos a un café caliente normal. Pero la lógica no siempre es la solución correcta en gastronomía... De hecho, de esta forma solo conseguiremos un café aguado. Por suerte, @sanjorge_cafedelbueno nos ha explicado cómo conseguir uno café con hielo espectacular en casa de forma muy fácil.

Para empezar, vamos a necesitar un litros de agua y 1oo gramos de café molido grueso. Lo mezclamos en un recipiente, como una botella o una jarra, y dejamos 24 horas en el frigorífico. Transcurrido este tiempo, tendremos que filtrarlo con un filtro de papel o de tela. Y ya podríamos servirlo en unos vasos con hielos.

De este modo, el experto cafetero asegura que con este proceso obtendremos "una bebida con mucho más cuerpo, con más intensidad, más redonda y que va a conservar mucho mejor sus propiedades".

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