(Un texto de Francisco Abad Alegría en el suplemento
gastronómico del Heraldo de Aragón del 20 de mayo de 2017)
Descartadas por inverosímiles las versiones populares del
origen de la tortilla en las tropas carlistas de Zumalacárregui o su hospedadora,
y el antecedente del origen navarro de la Cuenca de Pamplona […] parece
irrefutable el testimonio del Dr. López Linage, que cita la referencia de cómo el
párroco Joseph de Tena Godoy, de la localidad de Villanueva de la Serena
(Badajoz), instruye, con el apoyo del marqués de Robledo, a la población para elaborar la
tortilla de patatas para mitigar la ubicua necesidad. Este es el primer
testimonio explícito conocido sobre la preparación de nuestra protagonista
('Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los Párrocos', 1798, volumen IY, páginas lll-112). En tiempos
recientes, en el movimiento reivindicativo localista que vivimos, el ayuntamiento
de la precitada localidad promueve la Feria de la Tortilla de Patatas en el mes
de abril desde 2013 y ya toma la iniciativa para inmortalizar con un monumento
el gran invento.
Tengo pocos amigos, por mi parte inmerecidamente buenos, algunos
además sabios. Me dice mi inmerecido y sabio amigo José María Pisa que me fije
bien en lo que dice sobre la patata Joseph Antonio Valcárcel, en su ‘Agricultura
general y gobierno de la casa
de campo' (original en 10 tomos, digitalizado por la Biblioteca Nacional, tomo 3,
página 364, edición de J. Estevan y Cervera. Valencia, 1767), donde se lee,
refiriéndose a las patatas manchegas (ojo, no extremeñas): «…en España su regular empleo es en
guisados y tortillas, y son de mejor sabor que las de Irlanda;
pues de unas, y otras he probado…». A mayor abundamiento, unas líneas
antes se lee que la patata «…acostumbrado
a este alimento agrada al paladar, en especial si se adereza con un poco de
manteca…» y que además se puede «… sacar de la patata una
harina mui blanca; la que mezclada con la de trigo forma bastante buen pan».
De modo que nos plantarnos con la constatación escrita de
que existen tortillas de patata nada menos que un tercio de siglo antes de la
famosa referencia a José de Tena y el marqués de Robledo de Villanueva de la
Serena. De lo que no tenemos noticia es de cómo se confeccionaban tales
tortillas, pero el tenor de la expresión de Valcárcel indica claramente que no
se trata de ninguna cosa excepcional («Su regular empleo es en guisados y tortillas»).
Para más complicar la cosa, hay referencias (Juan Piqueras
Haba, 'Revista Cuatrimestral de Geografía', 1992, número 27, páginas 80-89) a
la promoción del cultivo de la patata en la asturiana zona de Navia, en 1753;
en Galicia, en 1770; en Valladolid, en el año 1786; en 1795 en la aragonesa
Maella; en la Mancha, en 1797; y en 1798, en la zona de Zaragoza, por poner
algunos ejemplos de cultivo temprano, para utilización en alimentación humana,
no como forrajeras o para la pastura del ganado. A tenor de lo explicado por el
precitado Valcárcel, está bastante claro que las dichosas patatas se
consumirían en guisados, no pequeña parte como ingrediente de panificación
según las comarcas, verosímilmente aderezadas con manteca. es decir, fritas,
aunque no fuesen en bastoncitos a la francesa (probablemente lo que ahora
llamamos 'a lo pobre', con su inevitable ajo) y también en tortilla. Anónima tortilla, popular tortilla,
sin fórmula canónica, sin acta de nacimiento, pero que se adelanta al menos
seis lustros al acta de nacimiento actualmente aceptada.
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