(Leído en un artículo
de F. Abad en el suplemento gastronómico del Heraldo de Aragón del 17 de
septiembre de 2016)
Aunque la temporada del higo es limitada y se reduce a agosto,
septiembre y algunas semanas de octubre, en unas condiciones adecuadas de
frescura y humedad puede conservarse durante mucho tiempo. Estos días, en la
frutería Cameo, de Zaragoza, se venden a 4,40 eruos el kilo. Se aplica a numerosos platos, especialmente a
postres, en los que se consume solo, con nata o en diferentes
recetas, incluso en helado. También se elabora confitura o
mermelada, con un punto agridulce muy interesante con productos
como el jamón, embutidos de caza o quesos.
Fraga ha sido desde hace muchos años la capital del higo aragonés. Allí, la empresa Kiosco Casanova comenzó a realizar el secado y la comercialización de los higos secos en los años 60. Hoy en día mantiene esta actividad, aunque la mayor parte del higo que allí se trabaja, por la demanda del mercado y la decantación de los agricultores fragatinos a vender sus higos frescos, procede de otras regiones. La tarea de recogida y secado era realizada antiguamente por las mujeres de la localidad, que después lo secaban al sol entre cañizos, para introducirlo en las cajas una vez seco.
Fraga ha sido desde hace muchos años la capital del higo aragonés. Allí, la empresa Kiosco Casanova comenzó a realizar el secado y la comercialización de los higos secos en los años 60. Hoy en día mantiene esta actividad, aunque la mayor parte del higo que allí se trabaja, por la demanda del mercado y la decantación de los agricultores fragatinos a vender sus higos frescos, procede de otras regiones. La tarea de recogida y secado era realizada antiguamente por las mujeres de la localidad, que después lo secaban al sol entre cañizos, para introducirlo en las cajas una vez seco.
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