viernes, 14 de noviembre de 2025

Ocho alimentos congelados que no pierden ninguna de sus propiedades

(Un texto de Laura Conde en La Vanguardia del 

El consumo de productos congelados asciende al 12,12% del total de la alimentación en los hogares españoles, según datos de la consultora IRI correspondientes a agosto de 2020, una cifra que crece progresivamente y que alcanzó una subida del 39% durante el confinamiento. La consultora Nielsen, por su parte, señala que en la actualidad el 99% de los hogares compra alimentos congelados a lo largo del año, con un gasto de unos 155 euros anuales de media por unidad familiar.

Si hablamos de alimentos congelados, es importante diferenciar entre aquellos que congelamos en casa o los que compramos directamente congelados. "Siempre es mejor y más fácil comprar un producto que ha sido previamente congelado de forma industrial, con todos los sistemas necesarios para que no haya filtraciones y la congelación sea rápida, que congelarlo directamente en casa", explica la médico y nutricionista del centro Loveyourself, en Barcelona, Núria Monfulleda. Los productos que adquirimos ya congelados se someten a un proceso de ultracongelación, que consiste en una congelación a una velocidad muy rápida (menos de 120 minutos), una técnica que no solo evita el desarrollo de microorganismos y la pérdida de nutrientes, sino que también garantiza la conservación de sus propiedades organolépticas y sensoriales.

Monfulleda recuerda que "pese a que los alimentos no suelen perder sus propiedades nutricionales al someterse a un proceso de congelación, tampoco si se hace en casa, sí pueden resentirse sus características organolépticas en determinados casos". Así, si congelamos quesos u otros productos grasos y estos entran en contacto con el agua, cosa que puede ocurrir fácilmente si no cerramos bien el táper o la bolsa de congelación que empleemos, el resultado será un producto estropeado que no podremos degustar. En el caso de la carne, por poner otro ejemplo, "es posible que se ennegrezca, cosa que ocurre porque cuando la proteína entra en contacto con agua esta se quema", continúa la especialista.

Así pues, tanto incluir alimentos congelados en la lista de la compra como recurrir a la congelación casera en algunos casos puede ser una buena manera de comer sano y equilibrado si no disponemos de tiempo suficiente para adquirir productos frescos. Si los descongelamos correctamente (siempre en la nevera y evitando descongelar a temperatura ambiente), dispondremos de carnes, pescados, frutas, verduras y otros productos frescos, además de numerosos platos ya cocinados saludables, al alcance de nuestra mano. Es fundamental, en este sentido, evitar el consumo de todos aquellos congelados ultraprocesados, que suelen incluir una gran cantidad de grasas añadidas y aditivos.

Estos son algunos de los congelados que sí podemos incluir sin problemas en nuestra lista de la compra.

Brócoli

Según un estudio realizado por la Universidad de Georgia y publicado en el Journal of Food Composition and Analysis, las frutas y verduras congeladas tienen los mismos nutrientes que sus equivalentes frescas. El estudio analiza los niveles de vitamina C, betacarotenos y folatos en tres estadios distintos de cada alimento: recién comprados, congelados y cuando llevan cinco días en la nevera. Aunque no había diferencias significativas, el estudio concluía que los alimentos congelados conservaban mejor sus propiedades que aquellos que llevaban unos cuantos días refrigerados. El brócoli fue una de las verduras analizadas, junto con otras como la coliflor, el maíz, los guisantes, las espinacas, los arándanos o las judías verdes. La nutricionista Pilar Esquer recomienda, en este caso, cocinar las verduras ya congeladas, y "si somos nosotros los que vamos a congelarlas en casa, lo mejor es escaldarlas previamente".

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Free counter and web stats