(Un texto de Laura Conde en elconfidencial.com del 28 de junio de 2021)
Los arándanos, la cúrcuma o la cebolla tienen un gran poder
antiinflamatorio, antibiótico y antioxidante
No hay duda de que existe un antes y un después de la
Covid-19 a la hora de hablar de enfermedades infecciosas, que en la actualidad
representan un importante problema de salud pese a que en algún momento de las
últimas décadas se creyó que se iban a poder controlar.
"Con el desarrollo de los antimicrobianos
y la inmunoterapia, se insinuó en algún momento que se alcanzaría el control de
estas enfermedades, pero en la actualidad continúan afectando a millones de
personas, sobre todo en países con recursos limitados", señala un artículo
elaborado por científicos del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, en
Santander
Este mismo trabajo indica que si bien la fiebre
"se considera síntoma cardenal de la infección, no siempre puede
encontrarse en una enfermedad infecciosa y no toda fiebre implica una
infección" y pone de manifiesto los principales factores de riesgo para
padecerlas.
Entre los epidemiológicos, encontramos desde la ingesta de
agua o alimentos sospechosos al uso de tóxicos, el contacto con animales, las
transfusiones, el contacto con pacientes con enfermedades transmisibles o los
viajes a zonas tropicales con determinadas enfermedades endémicas, entre otros.
Entre los factores de riesgo generales, hallamos enfermedades crónicas
subyacentes, edades extremas, alcoholismo, el consumo de
determinados medicamentos (como inmunosupresores y antibióticos) o los
procedimientos invasivos.
Practicar ejercicio físico con regularidad es fundamental si
queremos prevenir infecciones, según un estudio realizado recientemente por la
Universidad de Texas. La investigación, publicada en la revista Nature,
señala que el ejercicio estimula la producción de células inmunitarias en los
huesos, que luchan contra las infecciones.
Ocurre lo mismo con el sueño, otro factor que influye en el
estado de nuestro sistema inmune. Según desvela un estudio publicado en el Journal
of Experimental Medicine, bastan tres noches sin dormir para que se vean
afectados los llamados linfocitos T que produce la médula ósea, cuya función es
fundamental para el correcto funcionamiento de nuestras defensas
En cuanto a la dieta, es cierto que una alimentación variada
y equilibrada puede ayudarnos a mejorar nuestro estado de
salud y, por tanto, a prevenir infecciones, pero es importante recordar que en
ningún caso va a ser la panacea o nos va a blindar contra la
enfermedad. "Ningún alimento puede garantizar por sí solo que no nos
vayamos a infectar o que vayamos a tener infecciones más leves", explica
la nutricionista Fátima Branco, una afirmación que se puede aplicar a la
Covid-19, pero también a otro tipo de infecciones.
La experta señala que la alimentación sí que es clave para
prevenir algunos factores de riesgo para determinadas infecciones, como son la
obesidad y la diabetes, e insta a adoptar una dieta mediterránea rica en
frutas, verduras y hortalizas, legumbres, frutos secos y aceite de oliva como
grasa de elección
Por su parte, el nutricionista de Alimentoría, en Tenerife,
Santiago Díaz, anima a incorporar a la dieta algunos alimentos y plantas con un
gran poder antiinflamatorio, antibiótico y antioxidante, muchos de los cuales
se han empleado tradicionalmente como remedios curativos y que pueden
aportar un plus de prevención contra las infecciones. Estos son algunos de
ellos:
Cúrcuma
"La cúrcuma, el orégano, el tomillo,
el cilantro, el clavo, el perejil o la pimienta negra son solo algunos ejemplos
de especias que actúan como antibióticos naturales y que, además, tienen gran
cantidad de antioxidantes que ayudan a mejorar el sistema inmunitario",
explica Díaz.
Cebolla y ajo
Ambos contienen quercetina, un antioxidante
natural presente en algunas frutas y verduras con propiedades antifúngicas y
antibacterianas. "También son ricos en azufre, que es un mineral
responsable de reforzar nuestro sistema inmune y protegernos de enfermedades
como la gripe, entre otras", señala Díaz
Arándanos
Ricos en polifenoles, los arándanos son
adecuados, según el nutricionista, "para prevenir infecciones relacionadas
con los riñones, como las infecciones de orina". Los frutos rojos en
general y los arándanos en particular son muy ricos en antioxidantes, que
previenen el envejecimiento celular, y muy versátiles cuando llega el buen
tiempo, ya que encajan en numerosas recetas.
Huevos
Los huevos enteros -"y más si son camperos",
señala Díaz- son ricos en minerales como el zinc y el selenio, que ayudan a
fortalecer las defensas y a prevenir infecciones. Pese a que durante un tiempo
el consumo de huevos se asoció a un aumento del riesgo cardiovascular, diversas
investigaciones científicas recientes han demostrado que esta creencia es
infundada.
Una de ellas, realizada por el Instituto EpidStat de
Estados Unidos y publicada en el European Journal of Nutrition, concluía
que no existe ninguna relación entre la ingesta de huevos
y el aumento o disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular. Para
Branco, "el huevo es el alimento perfecto, que contiene un tipo de
proteína patrón a partir de la cual se estudia el resto, además de que cuenta
con lípidos de buena calidad en la yema".
Algas
"Es recomendable incluir algas en la
dieta al menos un par de veces a la semana, desde la nori a la kombu o
cualquiera que nos guste, ya que son muy versátiles y podemos incorporarlas a
numerosos platos", explica Díaz, que recomienda triturarlas y añadirlas a
yogures, ensaladas y otras recetas.
Espinacas
Tanto las espinacas como las verduras de
hoja verde, desde la rúcula a las acelgas, son fuente de numerosos nutrientes.
Uno de ellos es la coenzima Q10, un antioxidante que el cuerpo produce de forma
natural y que las células emplean para su mantenimiento y crecimiento. Además
de las verduras de hoja verde, hay otros muchos alimentos que son buenas
fuentes de este nutriente, desde las carnes a los pescados o los frutos secos.
Tomates
Díaz señala que, pese a que no a todas las personas les
sientan bien, los tomates son ricos en licopenos, un
carotenoide responsable del color rojo de algunas frutas y verduras. Tiene
efectos antioxidantes y antiinflamatorios, lo mismo que otras frutas y
hortalizas que también los contienen, como la sandía o el pomelo rosa. Es
efectivo para los problemas dermatológicos, como manchas, acné o psoriasis
Semillas
Branco señala, por su parte, que "la semilla es el
germen del alimento, donde se concentran todos los nutrientes, ya que a partir
de ella crece el fruto", de modo que es interesante incluir semillas en la
dieta, siempre en cantidades moderadas. Díaz recomienda incorporar también a la
dieta alimentos como las pipas de calabaza o de girasol,
"que contienen, entre otros nutrientes, grandes cantidades de vitamina E y
zinc
Polen de abeja
"Es muy rico en nutrientes que fortalecen el sistema
inmunitario", señala Díaz. Si bien, como en el caso de cualquier
alimento, no podemos esperar beneficios milagrosos, es cierto que el polen de
abeja es un producto nutricionalmente muy completo: es fuente de ácido fólico,
riboflavina, tiamina, niacina, vitaminas D, E, K y A y minerales como fósforo,
calcio, potasio, yodo, zinc, magnesio y selenio, entre otros
Sardina
Diversos estudios científicos avalan la relación directa
entre el consumo de vitamina D y el sistema inmune, de manera que debemos ser
especialmente rigurosos con su obtención. "La vitamina D se consigue sobre
todo a través de los rayos solares y aproximadamente un 90% de la población
presenta un déficit", explica Branco.
Pese a que no son la fuente principal de vitamina D
existen alimentos, como los pescados azules, que la contienen.
"La sardina y otros pescados grasos como la caballa, el bonito, el atún,
la anguila, los arenques, los salmonetes y el pez espada son buenas fuentes de
vitamina D, ya que esta vitamina, al ser liposoluble -lo que significa que se
disuelve en grasa- tiene más impacto cuando la encontramos en estos
pescados", concluye Branco.