(Un texto de Antonio Orti en el suplemento dominical de El Periódico
del 5 de agosto de 2018)
Beber agua fresca de una fuente es una experiencia única con
la que ninguna otra bebida puede competir. Y el consumo diario de agua es la
principal recomendación de los expertos para mantener la salud. Sin embargo, y
pese al dicho "más claro que el agua", con el calor se reavivan
algunos mitos que los expertos intentan sofocar.
Un ejemplo es la creencia de que empantanarse con ingentes
cantidades de agua sirve para depurar el organismo, desintoxicarlo. Pero no
existen pruebas científicas que sostengan que beber más agua de la necesaria
suponga un beneficio extra para la salud. Es decir, no contribuye a mantener la
piel más hidratada, no retrasa la aparición de las arrugas ni tampoco beneficia
la función renal (salvo para prevenir la reaparición de piedras en el riñón).
Eso sí, beber menos agua de la necesaria puede provocar
fatiga y dificultad para concentrarse, aunque estos síntomas sean muy poco
frecuentes entre personas sanas que habitan en lugares donde resulta fácil acceder
al agua. Entonces, ¿cuánta agua hay que beber? La respuesta es
"depende". En realidad, no existe una recomendación formal respecto a
la cantidad, pues varía en función de la persona, las características de la
alimentación y el tipo de actividad llevada a cabo.
No obstante, si hay un mito que se niega a desaparecer es
que hay que beber ocho vasos de agua al día, es decir, unos dos litros.
"La inmensa mayoría de las personas sanas cubren de manera adecuada sus
necesidades de hidratación diaria, guiándose únicamente por su sensación de
sed", que debe apaciguarse con agua, afirma el dietista y nutricionista
Julio Basulto. Recuerda que ninguna entidad científica reputada suscribe que
haya que beber ocho vasos de agua al día.
Abel Mariné, catedrático emérito de Nutrición y Bromatología
de la Universidad de Barcelona, señala que aunque se recomiende tomar dos
litros de agua al día, esto no significa que haya que vivir pegado a un vaso,
pues también los alimentos proporcionan agua: el contenido de agua varía entre
el 85 y el 95% en las hortalizas frescas (como el tomate), el 80-86% de las
frutas, el 80% de los pescados magros o el 75% de los huevos. También hay agua
en el café, la leche, la horchata y el gazpacho, por ejemplo. O un arroz cocido
puede contener entre un 70-80% de agua (las pastas tienen un 60-70%), por lo
que si una persona lleva una alimentación saludable (es decir, rica en verduras
y frutas y pobre en productos procesados), más de un litro de agua lo aportan
los alimentos que ingiere.
"El agua posibilita el transporte de nutrientes,
contribuye a la regulación de la temperatura corporal y colabora en el proceso
digestivo", recalca Mariné, para remarcar su importancia. Este experto recuerda
que el agua es el componente mayoritario del cuerpo humano, hasta el punto de
que al nacer somos un 75% agua, mientras que a partir de los 50 años el
porcentaje disminuye al 56%, en el caso de los hombres, y al 47%, en las
mujeres, diferencia atribuible a que nutrir y amamantar un bebé exige más grasa
corporal.
LA PELIGROSA AGUA 'CRUDA'
En EE.UU. está de moda el agua cruda (raw water), la
que brota de algunos manantiales privados y no es tratada químicamente ni
filtrada. "El agua sin tratar puede contener bacterias, virus y
parásitos", advierte Abel Mariné. Y purines y metales pesados. Los
promotores del agua viva justifican su elevado precio (unos 15 € el
litro) aduciendo que no esterilizarla mantiene "los microbios
saludables" del líquido, aunque ningún estudio serio respalde tal supuesta
ventaja. E incluso sus defensores admiten que si no se bebe rápido, la luz
solar y el calor pueden provocar que esta agua se vuelva "como la de una
pecera", apuntaba The New York Post. Julio Basulto califica de
"ridículo" que el agua cruda hidrate más que la del grifo o que
retrase el envejecimiento, como prometen algunas empresas que la comercializan.
PARA DEPORTISTAS
Nieves Palacios, responsable del servicio de Medicina,
Endocrinología y Nutrición del Consejo Superior de Deportes, señala que un
fallo frecuente de los deportistas es no hidratarse de manera adecuada.
"Una forma de saber cuánta cantidad de líquido hay que beber, es pesarse
antes y después de entrenar. La diferencia se aproxima al líquido perdido a
través del sudor que hay que reponer", señala. Y precisa que todos los
deportistas tienen que comenzar la actividad física bien hidratados. La recomendación
para las personas que entrenan de forma intensa durante más de una hora es
beber cada 15-20 minutos unos 200 centilitros.
¿'DETOX'?
¿Un vaso de agua con una rodaja de pepino, un chorrito de
limón y menta elimina las toxinas causadas por las comidas pesadas, el exceso
de alcohol...? la idea la puso de moda en EE.UU. el doctor televisivo Mehmet Oz
y la pregonan algunos famosos. El error de partida es creer que estamos
intoxicados: hamburguesas o refrescos no dejan un residuo específico que pueda
ser secretado. "El agua no purifica, sino que hidrata", recuerda
Basulto.
3 FALSOS MITOS
Beber agua en las comidas engorda. El agua tiene 0
calorías, se tome antes, durante o al final de la comida. Un ensayo de la American
Chemical Society del año 2010 concluyó que quienes bebieron dos vasos de
agua de 230 mililitros justo antes de que llegara el primer plato consumieron
luego entre 75 y 90 calorías menos en esa comida.
Beber agua contribuye a retener líquidos. Algunas
personas con sobrepeso achacan su problema a que retienen líquidos, cuando en
realidad acumulan lípidos, escrito con "p", grasas. Salvo que exista
un problema renal, coronario o circulatorio, el sobrepeso y la obesidad se
caracterizan por la acumulación de sólidos (tejido adiposo).
Las mujeres que amamantan deben beber más agua para
producir más leche. A juicio de Basulto, "no hay pruebas suficientes
para sostener esta afirmación". Para el autor de Se me hace bola o
Mamá come sano (DeBolsillo), los bebes de hasta seis meses no necesitan
beber agua porque la toman de la teta de sus madres o de los biberones. "A
partir del sexto mes, el consejo es ofrecer agua al bebé, pero sin
obligarle", dice.