(Leído en el Heraldo de Aragón digital del 13 de febrero de 2017)
Huevos - Cuando se congelan, su interior queda duro y aumenta, con lo que la cáscara puede estallar dentro del congelador.
Frutas y verduras - Tienen mucha agua, así que si se congelan y descongelan sin cocinar, quedan blandas y pastosas.
Pasta - Si congelas pasta y no quieres que se quede demasiado blanda al descongelarla, debes de cocinarla muy poco.
Productos lácteos - Los productos a base de leche cambian su textura cuando se congelan. La leche se corta y se llena de grumos.
Patatas - Al congelarlas se crean una especie de cristales de agua en su interior y al descongelarlas se quedan blandas.
Queso - Si se trata de un queso blando perderá la textura ligera; y si es un queso duro, se deshará y se volverá harinoso.
Salsas a base de harina o maíz - En el congelador, estos ingredientes se separan y se pierde la textura.
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