(Leído en haycosasmuynuestras.com)
Hoy en día están de moda formas de cocinar complicadas usando las más
modernas tecnologías, pero hay métodos tradicionales que nunca fallan.
Las técnicas de toda la vida, esas que aprendemos a imitar de nuestras
madres, son imprescindibles incluso para los grandes chefs. Platos como
el asado, estofado y guisado son básicos en cualquier
cocina, pero, ¿sabes en qué consisten exactamente? ¿Cuáles son sus
diferencias? Aprende a distinguirlos y descubre algunas recetas de
cocina para principiantes.
Asar los alimentos, una técnica muy antigua
Sabemos que los primeros asados se remontan a varios miles de años
atrás, y es que es una de las técnicas más básicas que todavía hoy
usamos para cocinar muchas recetas. Aunque hoy solemos utilizar el
término para referirnos a cocinar al horno, su significado exacto es mucho más amplio. Hablando con propiedad, asar consiste en cocinar una pieza de carne, pescado o verduras con el mínimo de grasa, por eso es una técnica muy saludable.
El alimento se cocina por la acción directa de una fuente de calor,
normalmente a altas temperaturas, que puede ser sobre plancha, parrilla,
brasas o por la acción de aire caliente. La clave de un buen asado es
que la pieza quede dorada por fuera pero jugosa por dentro, como en el jamón asado a la gallega. Esto se debe a la caramelización de los azúcares naturales, que incluso pueden dejar una textura exterior crujiente.
En nuestra gastronomía tradicional hay recetas de asados al horno, a
la parrilla, a la plancha, a la sal o en espetos, pero todas se basan en
la misma técnica. Las claves para conseguir un asado perfecto
son: precalentar lo suficiente el utensilio donde se va a cocinar, no
pinchar ni perforar el alimento y no removerlo durante el asado. Por
regla general, pescados como el rodaballo o los filetes de caballa necesitan una temperatura mayor que las carnes, pero tardan menos tiempo.
Estofar, cocinar en los propios jugos
Aunque mucha gente los confunde, un estofado no es un guiso y tampoco
consiste simplemente en cocer los ingredientes. Estofar es una técnica
en la que todos los alimentos de la receta se cocinan al mismo tiempo,
en crudo, en el mismo recipiente. Además se diferencia porque apenas se
añade nada de líquido, los ingredientes se hacen en sus propios jugos, y
por eso hay que cerrar siempre la olla o cazuela para que no se escape
el vapor.
Se utiliza habitualmente para carnes muy sabrosas pero con fibras
duras, que necesitan más tiempo para quedar tiernas. Al cocinarse en su
propio jugo se consiguen platos muy sabrosos, de aromas concentrados,
con una ligera salsa pero sin llegar a ser propiamente un plato de
cuchara. Esos jugos naturales son los que cubren y rodean todos los
elementos del estofado, creando un plato lleno de sabor y aromas equilibrados. Nota: a veces conviene sellar primero la carne para que no se escapen los jugos y se quede muy seca. La carne se sala después de sellarla.
Aunque se pueden saltear brevemente en poco aceite algunos ingredientes, los elementos clave del estofado se cocinan juntos.
No se añade agua ni caldo, solo algo de tomate o de vino, y se cuece
tapado. Hasta las carnes más duras salen deliciosas con esta técnica,
pero también se pueden estofar pescados y mariscos como la sepia. Una de las recetas de estofados que podemos preparar más fácilmente es la de estofado de carne con champiñones.
Guisar, el chup-chup de toda la vida
Todo el mundo sabe lo que es un guiso, aunque a veces se confunde con
el estofado. Los guisos nos recuerdan a los platos familiares, a esas
comidas reconfortantes de madres y abuelas que se pasaban toda la mañana
haciendo chup-chup. Ahí está el secreto de un buen guiso: consiste en cocinar todos los ingredientes en una olla abierta, a fuego lento, en algún líquido. Lo habitual es partir de un sofrito con tomate o rehogando los ingredientes en aceite o mantequilla.
Además del típico chorrito de vino, hay que añadir agua o caldo para
la cocción, que debe ser sin tapa y a temperatua moderada. Un buen guiso
necesita que se vigile constantemente, removiendo de vez en cuando y
comprobando que el nivel de líquido no baja demasiado pronto. La clave
está en que la salsa se reduce por sí misma,
concentrando los sabores al espesar. Por eso los guisos suelen llevar
patata que ayuda a ligar el caldo, como en las típicas costillas guisadas o en el guisado de albóndigas.
Podemos preparar guisos de todo tipo, desde los más humildes hasta
platos de fiesta, con carne, verduras, pescado o legumbres. Son
tradicionales, por ejemplo las recetas de guisos de ave como el pollo al chilindrón o los marineros como el de patatas y sepia.
Un buen guisado se come con cuchara y gana en sabor si se deja reposar,
mejor si se prepara el día antes. Para hacerlos más completos se puede
añadir arroz o pasta, pero la textura debe ser espesa, o hablaríamos de
una sopa.
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