(Un texto de Alejandro Toquero en el suplemento gastronómico
del Heraldo de Aragón del 25 de octubre de 2014)
Su sombrero pardo, de color calabaza y con el borde claro, junto
a su pie robusto y ventrudo - especialmente los ejemplares más jóvenes- son las
características que hacen más reconocible a esta seta. Entre las de su misma familia,
además, casi podría decirse que ostenta la representatividad de la mayoría de
sus parientes, de forma que cuando se habla de boletus, casi siempre se piensa
en edulis y no en pinícola o reticulatus.
Pero no solo su apariencia inconfundible ha hecho que este hongo
sea tan popular. Su aroma y sabor son perfectamente identificables: ese punto
dulzón que evoca la presencia de frutos secos como la avellana. Tal vez por estas
razones el término boletus protagoniza, hoy en día, innumerables bocados en las
barras de todo tipo de bares y tabernas, o en menús y cartas de decenas de
restaurantes: carpaccios, cremas, pizzas,
brochetas, croquetas, risottos,
guarniciones de carnes y pescados, foie y alcachofas, alubias... En fin, la
lista de preparaciones e ingredientes con los que combina es grande, muy
grande, lo que quiere decir que estamos ante una seta con tirón capaz de llegar
a un público amplio.
«Creo que después del robellón es una de las más buscadas
por lo reconocible que resulta, ya que no hace falta ser un gran experto micólogo
para acertar con ella». El que así opina es Carlos Pelegri, propietario del
espacio gastronómico La Olivada. […]
LAS TEMPERATURAS.
[…] Sin duda, dos de los principales enemigos del boletus edulis y de casi
todas las setas: el viento y el frío. Pero no solo. Las tormentas tampoco
ayudan, ya que influyen mucho en la presencia de gusanos. De hecho, el gusano
es su gran enemigo. […] aunque su presencia no quiere decir que ese hongo no se
pueda utilizar; simplemente hay que limpiarlo y consumirlo pronto. Para Julio
Artigas, la mejor forma de comprobar si la seta lleva inquilino la ofrece la
textura del pie, que tiene que ser dura. "Si la coges y blandea, mala
señal». Por eso es tan importante, a su juicio, que "la gente se deje
guiar por el profesional y no compre solo con la vista».
TRATAMIENTO. A la
hora de trabajar el boletus edulis, el cocinero de La Olivada tiene claro que
«hay una tendencia a ir a lo fácil. Y qué es lo fácil: pues coger una seta como
esta, que no hace falta venderla, y darle todos los usos posibles». Algunos,
tan sencillos como laminarla y hacerla a la plancha, vuelta y vuelta, o preparar
con ella unas croquetas.
Pero no es su caso. Lo primero que aconseja este cocinero es
trabajar de distinta forma el pie y el sombrero. «Tienen texturas diferentes: la
cabeza, una vez cocinada, queda suave y gelatinosa; la podríamos comparar con
unas manitas de cerdo, mientras que el tronco es más duro y no tiene tanto aroma».
[…]
Carlos Pelegrí no tiene en su cocina ni freidora ni plancha,
y a la hora de trabajar productos como este no solo piensa en el calor y el vapor,
sino en el uso, por ejemplo, de vinagres y cítricos. «Si hacemos el boletus en
carpaccio -explica-, aconsejo regarlo con zumo de limón 10 o 12 minutos. A
continuación, tirar ese zumo, poner un buen aceite de oliva virgen extra y ya
puedes hacer con él lo que quieras sin haber perdido aromas ni textura». Por
ejemplo, acompañando una ensalada de cítricos; formando parte de una brocheta de
pulpo con patatas al pimentón o de un tataki de solomillo.
Desde su frutería del Mercado Central, Julio Artigas no solo
vende boletus edulis y otras setas de temporada, sino que para nuestra protagonista
tiene una receta favorita que quiere compartir: «Los ingredientes que utilizo
son aceite, ajos, jamón serrano, los boletus y un poco de brandy o coñac del
bueno. Los ajos los lamino y hago un refrito con el jamón cortado a trozos o
tacos pequeños; lamino los boletus y cuando está medio hecho el refrito los
añado a la sartén para que se vayan haciendo a fuego lento. Por último, cuando
el plato está casi terminado, pongo un poco de coñac y flambeo para que pierda
el alcohol».
TARTAR DE BOLETUS CON
ALUBIAS BLANCAS Y AJOBLANCO
Ingredientes para el tartar (4 personas): 200 gramos de
boletus edulis, 2 tomates maduros, media cebolla de Fuentes, 1 pimiento verde, 150
gramos de alcaparras de Ballobar, 6 pepinillos medianos en vinagre, 1 cucharada
sopera de mostaza de Dijon, 150 gramos de alubias de Santa Pau, cebolla crujiente
y limón, sal, pimienta negra, aceite virgen extra y crema de vinagre balsámico.
Ingredientes del ajo blanco: 100 gramos de almendras peladas,
2 dientes de ajo pelados, 300 cc. de agua muy fría, 50 gramos de pan duro
remojado sin corteza, 100 cc. de aceite de oliva virgen, 25-40 cc. de vinagre
de vino blanco o de manzana, media cucharadita de sal.
Preparación:
1 - Picar en juliana el pimiento verde, la cebolla y los
pepinillos. Mezclar con la mostaza de Dijon, media cucharada de aceite y las
alcaparras. Pelar los tomates y hacerlos a taquitos. Reservar en la nevera.
2 - Quitar con un cuchillo las raíces del pie de los boletus
y con un paño húmedo limpiar el resto del tronco y la cabeza. Cortar cuatro
láminas del centro de una de las piezas. Ponerlas en un recipiente y marinar
con zumo de limón durante 10 minutos.
3 - Escurrir el limón y cubrir con aceite. El resto de los
boletus, picarlos finamente y en un recipiente añadir un poco de sal y aceite
para realzar el sabor y el aroma. Limpiar de gelatina las alubias en conserva y
dejar escurrir. 4 - Mezclar todos los ingredientes en un recipiente, una vez
fríos y momentos antes del emplatado, para evitar que el Vinagrillo se apodere
del sabor del boletus.
5 - Preparación del ajoblanco: introducir en la batidora de
vaso todos los ingredientes y triturar hasta que quede una crema muy fina. Guardar
en la nevera hasta que esté muy frío. Ajustar de vinagre y sal al gusto antes
de servir. Debe tener un punto ácido que compense el dulzor de las almendras y el
toque picante del ajo.
6 - Presentación: en un plato sopero y con la ayuda de un
aro hacer un timbal con la mezcla de todos los ingredientes. Alrededor verter
ajoblanco hasta la mitad de la altura del timbal. En la media luna del
ajoblanco poner unas gotas de crema de vinagre balsámico y en la otra mitad la cebolla
crujiente. Para terminar, colocar una lámina de boletus encima del timbal.
Para conservar, mejor
la congelación
El boletus edulis es muy versátil en la cocina. Con él se elaboran
carpaccios que se marinan y se sirven
crudos, se confitan, se saltean, se cuecen, se fríen... Además, es una seta que
aguanta bien. «La puedes tener una semana en la nevera y no pierde más que un
poco de aroma», comenta Carlos Pelegrí, aunque lo recomendable es consumirla lo
más fresca posible. A la hora de conservarla para una degustación posterior,
este cocinero aconseja recurrir a la congelación. «Si se hace bien, pierdes
algo de textura, pero sigue manteniendo casi todas sus características»,
prosigue. Por otra parte, Julio Artigas explica que hay «quien la limpia, la
lamina y posteriormente la congela, pero también se puede hacer directamente,
incluso con la tierra que tiene».
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